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viernes, 25 de agosto de 2017

El viaje a ninguna parte, Por Noemí Montañés

Enhorabuena, Noemí, por este relato, cuyo título nos hace hace pensar inevitablemente en la película del maestro Fernán-Gómez, aunque nada tenga que ver con la misma, sino con otro maestro del relato breve como es el mexicano Juan José Arreola. 
Publicado el pasado domingo 20 de agosto en la Nueva Crónica, corresponde a los cursos de escritura que imparto en la ULE. 


Con la inspiración de ‘El guardagujas’, del maestro Arreola, Noemí Montañés compone este singular relato, cuyo título también resulta cinematográfico, que nos invita a reflexionar acerca de cuál es nuestro auténtico viaje, incluso nuestro destino preferido, aquel que uno elige, ese “paraíso nómada”, en el que lo único realmente importante son los afectos.
(Manuel Cuenya)

         El viajante se acercaba a su jubilación, en dos meses se acabaría  la actividad  laboral y le pesaban   en exceso  todos los kilómetros recorridos, con sus enormes maletas  de demostración. Había empezado  su oficio con  apenas  dieciséis años, entonces iba en el coche de línea o en el tren, ya que sólo trabajaba en su provincia.

         Aquel día se había levantado gris y gélido; sus huesos tan trabajados se resentían, lo cual le provocaba una amargura anti ventas, así que, tras las dos primeras visitas, decidió acercarse a la cafetería de la estación, que servía el mejor chocolate con churros de la ciudad. Disfrutando del exquisito almuerzo, y sintiéndose mucho mejor, se acercó a la zona de las taquillas  y se sentó en los únicos bancos antiguos que quedaban en la sala de espera,  que tenían vistas a los andenes y al  muy tecnológico y nuevo panel de horarios, destinos y salidas.
         Luego observó las taquillas, había  varias:  en la número uno se podía leer: “salida inmediata”, en la dos: “venta anticipada”, en la tres:  “Destino de los indecisos” y  en la cuatro:  “Destinos sorpresa”. Releyó los carteles con asombro y se dirigió a “Destino de los indecisos” porque si tuviera que viajar en ese momento le costaría decidir un destino.
-Buenos días, quería un billete.
El dependiente, un tanto seco y desganado, retiró la vista del ordenador y le preguntó:
-¿Tiene usted alguna preferencia?
-¿Qué destino me sugiere?
-Pues tenemos en la oferta de hoy tenemos  dos únicos  posibles  destinos: “Viaje al paraíso elegido” y  “Viaje a ninguna parte”.
-¿A ninguna parte? Y para eso, ¿hay que sacar billete? -dijo curioso el viajante.
-Pues sí, caballero, porque esa opción, que es un viaje no geográfico, sino temporal, usted puede viajar a su pasado.
El viajante se quedó pensativo y fantaseó con lo que sería un recorrido nostálgico por sus sesenta y cuatro años y diez meses. A sabiendas de que esa mañana no haría venta alguna, porque era uno de esos días de trámite, se decidió a hacer ese viaje. No obstante, para que su mujer Manuela no se preocupase por su tardanza, le preguntó al vendedor:
-¿Podré estar de vuelta a la hora de comer?
-Por supuesto, dura lo que usted quiera, recuerde que es su pasado.
Le sedujo la idea de perderse durante  una mañana, así que sacó un billete y se encaminó al andén infinito, siguiendo las indicaciones del vendedor.
En unos minutos apareció un tren, que tenía una curiosa forma de reloj, y el revisor lo invitó a subir. Desde ese momento perdió la noción del tiempo y el espacio,  cuando se dio cuenta se convirtió en divertido espectador de su infancia y adolescencia, de  sus primeros amores, de sus primeras ventas, de su mujer Manuela embarazada de los gemelos … Todo rezumaba la placidez de los buenos recuerdos. Por fortuna, su memoria, en efecto generosa, no hizo presentes ninguno de los malos momentos de entonces, como la temprana muerte de su padre, la venta de la casa y algunas otras vivencias relevantes.
Con cierta inquietud revivió los años duros de crisis en el trabajo, la merma de ventas, las horas extras para los estudios de sus hijos, el cambio de coche... Pero a pesar de esos momentos menos propicios , su percepción era que su vida había sido buena y completa, que ahora, ya terminado su periplo laboral, se iniciaba una etapa de generosidad temporal no sujeta a horarios, y eso le causó aún más regocijo.
Acercándose  a su edad actual, y dado que  en su casa se comía a las dos en punto siempre, decidió concluir la excursión, se sintió pleno y se prometió repetir ese viaje con más  tranquilidad cuando el tiempo, en modo jubilado, diera más de sí.
Se bajó del tren y se dispuso a reservar un viaje al paraíso elegido, este sería  para hacerlo junto a su mujer Manuela y así poder celebrar la nueva vida, pero la taquilla estaba ya cerrada.
Pensó entonces en volver por la tarde, al terminar la visita  al ultimo cliente y así lo hizo cuando se acercó a la taquilla, y  ante su petición la amable dependiente le dijo: “Lo siento caballero pero no hay plazas disponibles, cuando se  ha viajado previamente a ninguna  parte, como hizo esta mañana, los paraísos dejan de ser destinos y pasan a ser formas de vida, así que desde hoy es usted el titular del tiempo y el destino, puede  organizarlo como  desee.”
El viajante,  atónito por sus palabras, cogió sus bultos  y se dirigió a su casa, donde Manuela lo esperaba para cenar. Caminando hacia casa, absorto   en  las palabras de la  vendedora de billetes, se percató  de que los destinos paradisiacos se llevan en la maleta, que los eliges tú: destino, tiempo, compañía…, y que sólo eres tú,  el titular de la decisión de vivir en un paraíso eterno;  se imaginó un viaje iniciático de su vida jubilar, y se encaminó   a  comprar los billetes a  ese destino, siempre  soñado por  Manuela,  que  sentía una gran fascinación por África. 
Desde entonces, cada año, por estas fechas del estío, él y su mujer Manuela se marcan un periplo fantástico. Siempre recordará aquella mañana,  en la que el destino se conjuró para que su desgana por trabajar y  la diosa fortuna le regalaran una  oportunidad  de  oro  de  ser feliz de un modo permanente. Y empezar así a hacer  de  su vida un paraíso  nómada, con la única referencia de los afectos.

        
         

         

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