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martes, 30 de junio de 2015

La fragua literaria leonesa: Pablo L. Ferreiro

La Fragua Literaria Leonesa

Pablo L. Ferreiro: "Berlín es la ciudad con más vida de Europa"

Manuel Cuenya | 30/06/2015

El narrador ponferradino Pablo L. Ferreiro, autor de '67 delirios de un hombre ignorante', ha comenzado a trabajar en su siguiente proyecto: una novela que tendrá mucho que ver con el Bierzo y con Berlín.

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El ponferradino Pablo L. Ferreiro es uno de tantos jóvenes que, en esta época de crisis que ya va para largo, decidiera salir fuera de su tierra, en un principio de vacaciones para visitar precisamente a una amiga berciana, y luego para mudarse hace aproximadamente año y medio a Berlín, "la ciudad con más vida de Europa... en la que el arte y la cultura se respiran en cada rincón y en la que el artista encuentra los medios, apoyos y los espacios adecuados para realizar sus proyectos", aclara el autor de '67 delirios de un hombre ignorante', un curioso título para un libro de microrrelatos escrito con sangre autobiográfica, y por supuesto con pasión e ilusión, las que espera contagiar a sus lectores y lectoras para que disfruten con esta obra hecha con esfuerzo, que él logró sacar adelante a través del 'crowdfunding', una excelente manera de  publicar, que aconseja a quienes deseen emprender una aventura literaria.
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Asimismo, Herr Ferreiro (léase su blog La Buhardilla) recomienda paciencia, trabajo y determinación: premisas que, acompañadas de talento, pueden dar buenos resultados. "Antes la única opción era intentar enviar los escritos a concursos y editoriales con la suerte de que a alguien le gustase. En los últimos años se han abierto nuevas vías como sitios web en los que puedes publicar y promocionar tu trabajo. Vías que incluso aclamados escritores han comenzado a usar. Estos sitios web te ayudan a publicar tu libro, pudiendo elegir formato físico o digital, y venderlo a través de diferentes puntos de venta", recuerda este joven creador, orgulloso de su matria chica, "una tierra tan rica en recursos como hermosa... Ponferrada y el Bierzo significan familia, amigos, gastronomía, naturaleza, reencuentro", reconoce Pablo, convencido de que la forma en la que se está produciendo ahora la emigración es un drama, porque podría ser muy enriquecedor para la juventud española salir del país y conocer nuevas culturas pero siempre que fuera "por voluntad propia y no por la falta de oportunidades o de la caótica situación que atraviesa España, y el Bierzo con más virulencia, a causa de la ineptitud de unos pocos privilegiados que trabajan para los poderes económicos en lugar de hacerlo para la ciudadanía".
"Lo principal es intentar contar con agudeza e ingenio toda una historia, pero de la manera más breve posible"
Y esto es lo que produce malestar, que jóvenes con talento tengan que irse a otros países en busca de posibilidades y futuro, que en su país no encuentran. Algo que ocurre, desde hace tiempo, quizá desde siempre, con los escritores y escritoras de León, que, aunque buenos y numerosos, han tenido que salir de la provincia -en opinión de Pablo-, para revindicar con su presencia que no sólo se hace buena literatura en las grandes ciudades. "Desde nuestro ilustre Gil y Carrasco, pasando por las múltiples veces premiados Ramón Carnicer, Antonio Pereira, Juan Pedro Aparicio, Elena Santiago, Julio Llamazares, etc., hasta las plumas más jóvenes de la provincia como David Calzado o la ponferradina Sara R. Gallardo hacen ver que la literatura leonesa ha gozado, goza y gozará de muy buena salud", manifiesta optimista Pablo, que contribuirá, a buen seguro,  a que así sea con su escritura en general, y sobre todo con sus microrrelatos, porque "lo principal es intentar contar con agudeza e ingenio toda una historia, pero de la manera más breve posible".
En este sentido, cree que los ingredientes principales de la narrativa breve son la ironía, agilidad, precisión, melancolía, capacidad paródica y sentido de la paradoja, "además hay que mezclarlos muy bien para lograr como resultado platos literarios sabrosos, que no repitan e inviten a la reflexión", precisa este berciano, cuya pasión por la literatura se la inculcaron sus padres desde muy pequeño, lo que le llevaría, en un inicio, a plasmar en un papel todo tipo de ocurrencias y vivencias. Buen lector, está convencido de que la lectura y la escritura son procesos que tienen que ir de la mano; la lectura como una manera imprescindible "para conseguir ideas, palabras y vocabulario que te puedan ayudar en el momento de escribir... Antes de ser escritor se debe ser un excelente lector", sintetiza este apasionado de autores como Poe ("el precursor del surrealismo", y uno de los escritores que más le han influido), además de Bukowski y "su literatura gamberra plagada de falta de valores", puntualiza el autor berciano, que también siente predilección por  Dickens, Lovecraft, Julio Cortázar, Borges, Boris Vian, Burroughs, Kafka, Raymond Carver o Eduardo Mendoza.

Puedes seguir leyendo esta fragua en este enlace de ileon.com

martes, 23 de junio de 2015

La fragua literaria leonesa: José Luis Gavilanes Laso

La Fragua Literaria Leonesa

José Luis Gavilanes: "La facultad creativa es algo interno difícil de explicar"

Manuel Cuenya | 23/06/2015

El profesor y narrador José Luis Gavilanes Laso, autor de 'El pacto de Perpignan y otras rimas socarronas', tiene prevista, para este otoño, la publicación de un libro titulado 'Del alba a las cenizas. Entre cuentos, relatos y vivencias'.


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José Luis Gavilanes Laso
Profesor de Lengua y Literatura Portuguesa en la Universidad de Salamanca, José Luis Gavilanes Laso ha publicado diversos estudios sobre el país luso y la 'Historia de la Literatura Portuguesa' (Cátedra, 2000), entre ellos su tesis doctoral, 'Vergílio Ferreira, o espaço simbólico e metafísico' (Publicações Dom Quixote, 1989), que dedica a este escritor portugués, de tendencia existencialista y metafísica, cuya influencia ha sido harto importante en su obra como escritor, reconociendo también, a resultas de su tarea didáctica, su deuda con las cantigas de escarnio y maldecir de la escuela trovadoresca medieval gallego portuguesa, así como su tendencia satírica, manifestada en distintos artículos de opinión y en 'El pacto de Perpignan y otras rimas socarronas', un libro escrito bajo el seudónimo de Gavilaso de León.
"Hijo de urbanos sin casa', fruto de los  amores de una zamorana (de Villamor de los Escuderos) y un salmantino de origen berciano (de Columbrianos, para más señas), Gavilanes Laso es uno de los pocos leoneses, según él, que puede presumir de concentrar en sí todas las esencias del Reino de León. Un enamorado de su tierra, sobre todo de su paisaje (paisajes) antes que de su paisanaje, aclara. "Y aunque no puedo decir tan categóricamente aquello de 'que amo a León a pesar de los leoneses', no rara vez circula por mi mente. Y que me perdonen mis coterráneos, pero digo lo que siento aunque me cause desaliento", añade este veterano de las letras, que se puede permitir el lujo de decir lo que piensa sin tapujos en la actualidad, habida cuenta de que otrora, en 1968 en concreto, fuera detenido e internado en un inmundo calabozo de la comisaría de la calle Villa Benavente por oponerse de un modo activo al régimen franquista.
"Aunque no puedo decir tan categóricamente aquello de 'que amo a León a pesar de los leoneses', no rara vez circula por mi mente. Y que me perdonen mis coterráneos, pero digo lo que siento aunque me cause desaliento"
Recuerda que en aquella celda lo vejaron y golpearon bajo la batuta del  famoso Claudio Ramos Tejedor, "otra 'joya' del ajuar zamorano de Arrabalde, jefe de la Brigada Político Social del Noroeste de España, especialmente 'amado' por los bolcheviques mineros asturianos".
Allí, en la actual y desvencijada cárcel del El Parque, entonces Centro Nacional de Débiles Mentales y Analfabetos,  cuenta que pasó mucho frío durante los meses de invierno. Y todo esto le ocurrió nomás por reunirse con otros insurgentes en la orilla derecha del río Bernesga.
Un Consejo de Guerra, en el cuartel de Almansa, lo condenó a doce años de prisión, aunque al final, después de año y medio en prisión atenuada, fue sentenciado a seis meses y un día, pero con el baldón encima y la prohibición de salir de España durante un tiempo. "¡Ni qué decir tiene lo que hubiera pedido si el conciliábulo hubiera sido en la orilla izquierda!", señala con humor este investigador y articulista, devoto de la obra de Quevedo, convencido de que, al contrario de lo que ocurre con otras profesiones, al cabo de cuyas carreras universitarias se hace uno médico, ingeniero, físico, químico, farmacéutico, etc., licenciarse en letras no le hace a uno ser literato, "aunque es obvio que ayuda", porque lo esencial, además de una buena formación en el aprendizaje, es tener instinto o cualidad innata para saber juntar letras con estilo y elegancia, según José Luis, "y eso depende de otros factores como la psicología, voluntad, etc.".
La influencia de la lectura en la escritura
En todo caso, es consciente de que haber leído mucho supone una buena base para escribir, "pero la facultad creativa es algo interno difícil de explicar porque para el espíritu no dos más dos son cuatro. Otra cosa es la tendencia literaria donde las influencias y las inclinaciones pueden ser más o menos evidentes. Ocurre como con el suicidio, hay individuos que superan la peor de las desgracias, dolores y sufrimientos sin atentar contra sí mismo; sin embargo otros con menores contratiempos se quitan la vida porque tienen un peor aguante y predisposición natural para deprimirse acabando por pegarse un tiro, tirarse a un río o lanzarse al vacío desde un balcón". Así de filosófico se expresa José Luis, que no concibe, en definitiva, a ningún escritor que no sea o haya sido aficionado a la lectura. "Por lo general, los grandes escritores han sido consumados lectores, lo que no quiere decir lo contrario, que los grandes lectores sean importantes escritores". No en vano, él ha sido y es un gran lector que, con los años y dependiendo de la edad, ha ido cambiando de preferencias. Siendo un niño, leía muchos "tebeos" de la época: 'Roberto Alcázar y Pedrín', 'El espadachín enmascarado', 'Hazañas bélicas'..., "pero, sobre todos, 'El guerrero del antifaz', héroe cristiano que no se hartaba de matar moros. Lo cual me causaba cierta confusión, pues aquella plausible escabechina de la morisma ficcional no cuadraba con la bondad de otros moros elegantemente ataviados a la grupa  de briosos caballos que escoltaban a Su Excelencia superlativa en sus salidas de El Pardo".
"Has de procurar que lo que escribes resulte comprensible y que la forma de captarlo congratule; o sea, no sólo procurar la fácil asimilación de lo que se dice, sino que resulte placentera por quien lo percibe.  Que no sólo importe el 'qué', sino también el 'cómo'"
Asimismo, recuerda que el libro que más le impresionó en su infancia fue un 'Robinson Crusoe' con magníficas ilustraciones. Y que en su juventud leía muchas novelas del Oeste y del FBI. Aunque se trataba de una literatura llena de estereotipos –matiza– le ayudaba mucho a adquirir vocabulario. Su siguiente etapa fue el abordaje de novelas de más empaque literario, como  las de Pío Baroja, que cree haber leído todas, pues su padre compró los  once tomos de las obras completas del autor de 'El árbol de la ciencia'. Con tanto libro, su abuela le decía que "se le iban a hacer los sesos agua".
Ya en su etapa adulta,  han sido muchos los autores que han influido en su escritura, desde poetas como Antonio Machado, Lorca, Miguel Hernández, o clásicos como Cervantes, Camões, Shakespeare y el propio Quevedo (antes mencionado) hasta hispanoamericanos como Rulfo, Carpentier, Vargas Llosa o García Márquez, franceses como Saint-Exupéry o Céline, y portugueses como Torga y Ferreira (el autor al que dedicara su tesis doctoral), entre otros. "Los ejemplos se podrían multiplicar. Pero, además de la poesía y de la novela, también el ensayo ha ocupado una buena parte de mi tiempo de lectura: Ortega, Unamuno, Garaudy, Camus, etc.", agrega José Luis, convencido de que en León hemos tenido buenos literatos a lo largo de la Historia. "Si bien, de unos lustros a esta parte, han proliferado un buen número de escritores leoneses reconocidos nacional e internacionalmente", como son los casos de Antonio Pereira, Julio Llamazares o Mateo Díez,  por los que siente admiración. El hecho de que haya buenos narradores y poetas, más allá de distintas razones que pudieran justificarlo: el clima, la geografía, la buena instrucción primaria, entre otras, se debe a algo circunstancial, asegura el ganador del premio literario Ibercaja en la modalidad relato en 2007. "Pongo como ejemplo el caso del fútbol húngaro. Descolló fuertemente en futbolistas y en triunfos de selección por los años cincuenta del pasado siglo, para poco tiempo después caer en una decadencia que hoy mismo continúa. Y han pasado muchos años. ¡Ojalá! no nos ocurra lo mismo que a los magiares", reflexiona este investigador, que ha dado forma a un libro, 'Mi vida en los campos de la muerte nazis' (Edilesa 2005), en el que esclarece toda la nómina de personajes reales citados por el leonés Prisciliano García Gaitero (quien lograra escribir un diario sobrecogedor, después de su paso tormentoso por tres campos de concentración), así como la labor de contextualizar las situaciones por él vividas. "Lo fundamental de mi labor en ese libro, además de una extensa introducción, es el haber dado al texto una estructura estilística a lo que era una simple componente autobiográfico... revestir de tejido muscular a algo que sólo estaba abocetado como esqueleto, pero sin tergiversar los sentires y situaciones descritas por el propio memorialista. A todo esto se añade un trabajo suplementario, también de investigación propia, que aparece como anexo, sobre el resto de los leoneses deportados en Mauthausen, Gusen y Dachau", precisa este articulista, cuyos escritos le han ayudado a reflexionar y a conocer, "pues de no haberlo hecho nunca hubiera sabido muchas cosas que ahora sé". Por otra parte, esa labor, ese esfuerzo reflexivo –reconoce–, le ha ayudado a ponerse siempre en cada palabra, en cada frase, en cada párrafo, en el lugar del destinatario, "porque en estos casos uno no escribe para sí, sino para los otros. Has de procurar que lo que escribes resulte comprensible y que la forma de captarlo congratule; o sea, no sólo procurar la fácil asimilación de lo que se dice, sino que resulte placentera por quien lo percibe.  Que no sólo importe el 'qué', sino también el 'cómo'", sintetiza este narrador, que, desde que se jubilara como docente en Salamanca, dedica su tiempo, aparte de escribir, a  la Asociación Promonumenta, que a él, como socio, le resulta muy meritoria y ejemplar en su género. "Sin prácticamente medios, tan sólo con los propios recursos generados por las cuotas de sus socios, ha llegado a ser respetada (incluso yo diría que temida) por todas las instituciones que tienen que ver con el patrimonio".
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"Promonumenta me ha permitido alternar con muy buena gente y, por lo general, en fraternal convivencia con personas de muy distinta profesión e ideología. Es tremendamente satisfactorio confraternizar con todos aquellas personas guiadas tan solo por el ánimo de hacer el bien a algo que por ser piedra o material mostrenco no tiene sensibilidad, pero es capaz de generarla entrañablemente en lo más profundo del ser humano"
Se lamenta José Luis que la labor defensiva y crítica de esta Asociación no sea reconocida como se merece, como son las hacenderas de limpieza de enclaves artísticos, monumentales o de interés social. "Es tremendamente satisfactorio confraternizar con todos aquellas personas guiadas tan solo por el ánimo de hacer el bien a algo que por ser piedra o material mostrenco no tiene sensibilidad, pero es capaz de generarla entrañablemente en lo más profundo del ser humano", declara Gavilanes Laso, que se siente muy satisfecho con la reciente publicación y presentación de un nuevo número de la revista que edita anualmente esta Asociación, "otro motivo de orgullo sano, por ser reconocida como una de las mejores en el ámbito nacional...". A este respecto, Promonumenta le ha permitido alternar con muy buena gente y, por lo general, en fraternal convivencia con personas de muy distinta profesión e ideología, según él.
Para septiembre u octubre de este año  tiene prevista la publicación de un libro titulado 'Del alba a las cenizas. Entre cuentos, relatos y vivencias', "que, como su nombre indica, se trata de una miscelánea de textos que responden a esos registros de narración y que se han ido gestando paulatinamente a lo largo de mi vida", concluye.

martes, 16 de junio de 2015

La fragua literaria leonesa: Marta Muñiz Rueda



La Fragua Literaria Leonesa

Marta Muñiz: "Gabriel García Márquez es el autor más genial de toda la historia de la literatura en habla hispana"

Manuel Cuenya | 16/06/2015

La poeta y narradora Marta Muñiz Rueda, autora de 'El otoño es nuestro', está a la espera de publicar su novela 'Tiempo de cerezas' mientras continúa con otros proyectos de poesía y narrativa.

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Marta Muñiz. Foto Manuel Cuenya

Licenciada en Filología Hispánica-Literatura y profesora de música, especializada en piano, Marta lleva el ritmo en las venas, tal por eso también es poeta. Recientemente ha publicado 'El otoño es nuestro', con prólogo de Juan Campal, quien la eligiera para participar en el segundo libro de la colección 'Tres voces, tres mundos II', editado por Csed-Poesía.
Dice Marta Muñiz que Juan Campal es "un maestro, un enorme escritor, pero sobre todo un ser humano de excepcional grandeza... Un amico per la vita, alguien con quien uno caminaría a ciegas hasta el infinito y más allá. Por todo ello considero un privilegio haber podido publicar mi primer libro de su mano", cuyo prólogo "es en sí  mismo una pequeña joya".
'El otoño es nuestro' se nos muestra como un paseo y un homenaje por y para la estación que siempre ha sido la favorita de su autora. Un poemario melancólico teñido por el amor y desamor, las decepciones y los desengaños, los balances, en definitiva, "porque el otoño invita a la nostalgia" que recrea las hojas secas, las castañas, el membrillo, los amantes, la lluvia... Se trata de un recorrido poético, realizado mes a mes a través de las palabras, que supone la síntesis de toda trayectoria vital, "un viaje del esplendor al ocaso". No obstante, este libro también es un canto a la esperanza y al amor por la vida, "nuestro único bien innegociable", añade Marta, que estudió Literatura porque estaba enamorada de la poesía más allá de lo imaginable. Bien precoz, con tan sólo seis años, ya escribía sus primeros poemas. Y un tiempo después llegó a escribir algún cuento, porque es también una narradora de aliento largo, con una imaginación arrolladora, que acaba de terminar la revisión definitiva de un proyecto ambicioso en el que ha invertido muchas horas y mucho esfuerzo, una novela extensa, "compleja y poética", titulada 'Tiempo de cerezas', que en algún momento verá la luz, a la espera de que alguna editorial decida publicarla. "No me importa esperar con tal de que nazca al mundo en una edición que de verdad me guste y agrade al público. Me gusta mimar a mis criaturas, supongo que a todos los escritores les ocurre".
'Tiempo de cerezas' es una historia de amor romántico, que hunde sus raíces en el "Realismo mágico", inspirada en los autores del 'boom' hispanoamericano. En este sentido, Gabriel García Márquez, uno de los escritores que más han influido en su manera de escribir, es, en su opinión, el autor más genial de toda la historia de la literatura en habla hispana, "alguien a quien siempre deberíamos regresar", agrega Marta, que decidió ambientar, al menos una parte de su novela, en México, país por el que siente devoción, aunque también sea consciente de sus graves problemas: la violencia, el narcotráfico, la corrupción, la sobre explotación por parte de Estados Unidos, entre otros. "México es mi segunda patria... uno de los más bellos lugares del mundo, un país de singular riqueza, lleno de luz y color, con un legado histórico, artístico y cultural impresionante. Tengo en México a mi familia política, primos y un montón de amigos y me encanta su alegría de vivir.  Los mexicanos no tienen miedo a la muerte, se ríen de ella. Son apasionados, no conciben la vida sin amor. Me encanta su forma de entender el mundo. México tiene a sus pies mi corazón". Así se expresa esta poeta y narradora, cuya poesía se revela luminosa, humana y sensitiva, porque a Marta le gusta jugar con imágenes que buscan la belleza pero también con aquellas que nos llegan a tocar el corazón hasta el desgarro más profundo. Una poeta que habla como prosista o una narradora que habla como poeta, con un estilo "cuidado y personal", que siempre tiene muy presente "lo eterno femenino", el punto de vista de las mujeres.
"Los mexicanos no tienen miedo a la muerte, se ríen de ella. Son apasionados, no conciben la vida sin amor. Me encanta su forma de entender el mundo. México tiene a sus pies mi corazón".
"Yo fui una de esas niñas que creció soñando con amigos invisibles, con historias fabulosas. Tal vez el hecho de ser hija única te regala una soledad de la que como niña quieres huir; yo lo hice creando mis propios mundos, los que yo elegía. Pero en esa etapa no escribía de un modo maduro y disciplinado", reconoce ella, que agradece a su marido que la haya animado a escribir en serio, de un modo profesional, para dedicarse a la escritura creativa con entrega absoluta. "Él creyó en mí desde el principio, y nunca se lo agradeceré lo suficiente". Asimismo dice que sus hijos, que son constante estímulo e inspiración, también la han vuelto más creativa, "la maternidad me ha regalado una pasión frenética y una capacidad de trabajo, entrega y energía que antes no tenía", aclara esta poeta y narradora asturleonesa, porque Asturias es la tierra en que nació, la de su infancia y juventud, pero León es su casa, donde lleva viviendo algo más de dos décadas. León es la tierra de su madre y de sus hijos, "una ciudad que lee mucho... por tradición", porque, a pesar de la crisis –apostilla–, las librerías componen un sector que  afortunadamente sigue en pie. Que León sea una ciudad lectora se debe, según ella, al legado que dejara la revista 'Espadaña' en la posguerra con autores como Victoriano Crémer, Eugenio de Nora o González de Lama, que ha servido de germen a buen seguro para que, con el tiempo, otros grandes autores, como Luis Mateo Díez, Gamoneda o Julio Llamazares, recogiesen el testigo. Por otro lado, Marta cree que el paisaje leonés (sus montañas, sus ríos, La Omaña, la comarca del Curueño, El Bierzo...) es muy inspirador y literario. "Ahora León se está convirtiendo en una ciudad 'cuna de la poesía', es impresionante el movimiento poético que vive esta población para ser una pequeña capital de provincias". Además de la poeta Raquel Lanseros o el poeta y narrador Julio Llamazares, siente admiración por todos sus compañeros de León, "pero siendo todos amigos prefiero no dar ningún nombre entre ellos, sería injusto e incómodo". Asimismo, muestra su simpatía por poetas como Sara Castelar Lorca, Domingo Acosta y Miguel Cobo Rosa. O bien por prosistas como Antonio Muñoz Molina, Almudena Grandes o Javier Marías, entre los autores españoles.

 (puedes continuar leyendo esta fragua en este enlace):
http://www.ileon.com/cultura/052505/marta-muniz-gabriel-garcia-marquez-es-el-autor-mas-genial-de-toda-la-historia-de-la-literatura-en-habla-hispana

miércoles, 10 de junio de 2015

Expo de Julio Moro en Veguellina

Recientemente, el joven fotógrafo leonés Julio Moro hizo una exposición sobre la minería, "paisajes interiores y exteriores" en Veguellina de Órbigo. Y tuve la ocasión de participar con dos textos/relatos (al igual que hicieran otros autores y autoras de León). Aquí os dejo este enlace, publicado en la Nueva Crónica ayer mismo, en el que figura un extracto de uno de mis relatos, 'Pesadilla', que ilustra una de las fotos de Moro. Y, ya de paso, publico en este espacio bloguero el relato entero. Otro día haré publicaré el otro relato escrito ex profeso para ilustrar otra foto de esta expo a la que le deseo mucho éxito. Ojalá, Julio, la puedas mover por varios sitios de la provincia leonesa, sobre todo por aquellos espacios mineros que se hallan en el Bierzo o bien en tu tierra, Pola de Gordón.
 
 En la expo con el autor y su amiga María

http://www.lanuevacronica.com/el-declive-de-la-mineria-segun-julio-moro-y-catorce-escritores 
Foto de Julio A.G. Moro


Pesadilla

Sientes angustia. Te falta el resuello. No puedes respirar. Miras hacia un lado, luego hacia otro. No hay salida. Al menos tú no la encuentras. Intentas concentrarte. No resulta fácil. Un hedor a azufre te desconcierta y te sumerge en un estado de hipnosis. Hablas contigo mismo, en voz alta, como si fueras otro. Te das ánimo, bajo una tufarada de negro ardor. Te aproximas a una ventana, intentas abrirla en vano, la frialdad de sus cristales y sus hierros te hiela la sangre. Te paraliza. Tras la ventana no hay nadie. Das una voz, luego gritas. Estás al borde, desorientado, preso del pánico. No sabes cómo has llegado hasta aquí. No entiendes nada. Se te forman lagunas en el subterráneo de tu memoria. Buscas otra salida, te tambaleas, acabas cayendo al suelo, resbaladizo, herrumbroso. Te das de bruces contra la ferralla. La sangre comienza a brotar de tus labios. Mierda. Deslizas tu lengua en busca de la herida, que te sabe a carbonilla. Te asaltan algunos recuerdos, balbuceas algunas palabras, te levantas, alzas la mirada al techo, a la vez que construyes un horizonte de ensueño. Sigues sin perder la ilusión, alguna salida habrá. No tiene ningún sentido quedar atrapado entre cuatro paredes. ¿Serán cuatro… paredes?  A pesar de tu obnubilación, logras atisbar una escalera al fondo, pero no sabes cómo alcanzarla. Tu desorientación te paraliza, una vez más, pero tu subconsciencia te golpea con voz chirriante. Date prisa, no te quedes parado, reacciona, busca esa salida, súbete a la escalera, a algún sitio te llevará. Necesitas aire, luz. Ánimo, tú puedes, no te detengas, trepa, lo conseguirás.
 



martes, 9 de junio de 2015

La fragua literaria leonesa: Ana del Río

La Fragua Literaria Leonesa

Ana del Río: "La poesía es transmitir vida con las letras, pero desde el alma"

Manuel Cuenya | 09/06/2015

La poeta Ana del Río, autora de 'La vida aprendida', sigue escribiendo poesía en verso libre, al tiempo que prepara un nuevo poemario.

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Ana del Río. Foto: M. Cuenya.
Leonesa de La Bañeza, Ana del Río acaba de publicar y presentar en la ciudad de León 'La vida aprendida' bajo la editorial LápizCero, a la cual está muy agradecida, que le ofreciera la posibilidad de publicar este poemario, después de conocerla como autora en el Ágora poética y haber incluido, asimismo, tres poemas suyos en la antología, 'Ágora de poesía'. Cuenta Ana del Río, que sin duda tiene nombre artístico, que si esta editorial no se hubiera fijado en su obra, seguiría con sus poemas escondidos en cajones, porque ella no se había planteado buscar editor. Pero ha llegado su hora, su buena hora, y ya podemos disfrutar, lectores y lectoras, de su ópera prima, que, según ella, es un libro bastante duro en ocasiones, reflejo de experiencias quizá no tan comunes (también variopintas) para la mayoría. "Un reflejo de sentimientos fruto de mis propias vivencias y de aprender las consecuencias que el comportamiento humano puede causar en terceras personas. Es un desnudar mi alma sobre el papel,  deseando que llegue al corazón de todo el que al leerlo se sienta identificado", aclara esta poeta que emigrara a finales de los sesenta, con tan sólo seis años y en compañía de su familia, a Suiza, país que recuerda con sus pros y sus contras: aquel primer viaje en tren con su padre y su hermano, reflejo típico de las fotos que vemos de los emigrantes de los 60 y 70. "Era un mundo nuevo. No es cierto que nos diesen tantas facilidades a los extranjeros como hoy se dice, hablando de los nuevos inmigrantes –rememora–. Siempre anteponen privilegios y derechos a los nacionales, no lo veo mal, pero la lucha no era tan fácil como la describen", detalla, consciente de que aprendió mucho allí, incluso sufrió tratos racistas. No obstante, reconoce que ella, que sí destacaba en los estudios, acabó siendo valorada, porque en Suiza se valora, se promueve y hasta se contrata a quien sobresale, en la faceta que se tercie. Asimismo, en aquel país, al que fueran a parar tantos emigrantes españoles y españolas, se procura orientar a cada persona, a cada niño o niña, por el camino que perciben que puede despuntar. En este mismo sentido, recuerda que la enseñanza es diferente a la española, al menos la enseñanza obligatoria, en la que se hace hincapié en el verdadero aprendizaje por la comprensión y su aplicación a la vida. "Nada de memorizar listas interminables de batallas históricas o de reyes, y en literatura, nada de aprenderse listas de nombres de autores y sus obras. Se centra en enseñar la verdadera comprensión de la obra, en cómo está escrita y sobre todo en lo que realmente ha querido decir el autor. El saberse autores y obras, vendría después, con el tiempo, al leer los libros. Todo el aprendizaje se realizaba, durante las clases, nada de leer libros incomprensibles para niños en casa y traer comentarios", puntualiza Ana, quien confiesa que, los ocho años que recibiera educación en Suiza, han marcado su forma de expresarse y de aprender, en definitiva, tanto a la hora de escribir como en la vida diaria.
"'La vida aprendida es un reflejo de sentimientos fruto de mis propias vivencias y de aprender las consecuencias que el comportamiento humano puede causar en terceras personas. Es un desnudar mi alma sobre el papel,  deseando que llegue al corazón de todo el que al leerlo se sienta identificado"
Entre dos culturas
En ese singular país centroeuropeo, donde ha regresado en algunas ocasiones de visita, sigue viviendo una gran parte de su familia cercana. No obstante, Ana es y se siente leonesa, lo que significa, en su opinión, que pertenece a una región de paisajes variados y de gran belleza, caracterizada por un paisanaje luchador y una gran diversidad en las maneras de ser y de vivir. Si bien su infancia transcurrió en Suiza, además de haber vivido durante algunos años en otras ciudades españolas, lleva la mayor parte de su vida en su tierra y sus escritos están principalmente llenos de referencias a paisajes de León y a sus gentes, cuyo carácter, a menudo, se vuelca más con lo que llega de fuera que con lo que hay dentro. "Demasiadas veces nos dejamos obnubilar por las famas creadas por ciertos críticos y no sabemos ver la grandeza que tenemos al lado. Y todo esto lo digo pensando en más de un narrador o poeta leonés que conozco y se les lee poco, probablemente porque no tienen buena publicidad o por esa manía tan española de pensar que si a 'fulanito' le han dado un premio Nobel (por poner un ejemplo), hay que leerle porque es el mejor. Pero a veces esos premios sólo son el gusto personal de sus críticos o jueces. Me gusta leer de todo, tenga la crítica que tenga el libro y yo decido si a mí me gusta o no. Espero que a esos escritores, tan buenos que tenemos, vayan dándoles su oportunidad y saliendo a la luz, para disfrute de todos nosotros". Así de contundente se expresa Ana, para quien la lectura ha sido fundamental en su vida y a la hora de escribir de un modo creativo, una excelente manera de aprendizaje, con la poesía siempre presente desde que aprendiera a leer. Entre sus lecturas de referencia figura la poesía de Jacques Prévert, los versos libres de este autor francés, que descubriera con trece años en las clases de Literatura en Lausanne. Y desde entonces ha escrito sus pensamientos en verso libre, "sus impulsos", como a ella le gusta denominar a sus poemas, que comienzan siempre con un pensamiento, una frase que se le viene a la mente, que necesita plasmar por escrito para que no se le olvide, aunque a posteriori sean releídos, corregidos o también eliminados, "siempre nacen de lo que algunos llaman 'catarsis', aunque me parece excesivo dicho término", según ella, que, si bien le apasionan los sonetos, las décimas, los romances, etc., se dio cuenta de que ese tipo de versos libres "(que también tienen su técnica para que el lector los pueda leer interpretando correctamente el tono que quiere darles el autor), eran el tipo de versos en los que yo me sentía cómoda para expresarme mejor", matiza Ana, que reconoce, asimismo, la labor que realizan en León escritores como Juan Campal, Ramiro Pinto o Felipe Piñeiro, a quienes conociera en el Ágora de poesía, donde ella misma comenzara a declamar sus versos en público y al que sigue asistiendo en la actualidad.
(puedes seguir leyendo esta fragua en el enlace de abajo): 
http://www.ileon.com/cultura/052279/ana-del-rio-la-poesia-es-transmitir-vida-con-las-letras-pero-desde-el-alma

Una familia desequilibrada

Mientras escucho al gran Jean Michel Jarre, a quien he tenido la ocasión de ver en concierto en dos ocasiones, una en Lausanne y otra en París, me dispongo a relatar qué es y qué significa para mí 'Una familia desequilibrada', la obra de teatro que mi alumnado de la Universidad de la Experiencia, en el Campus de Ponferrada, representará este miércoles 10 de junio en el salón de actos de la casa de la cultura de la capital del Bierzo. A las  19h45, para más señas.

Pues bien, se trata de una obra que escribiera hace años y que reescribiera este curso para ser interpretada por un grupo de quince aprendices de actores/actrices: una tarea harto complicada, habida cuenta de lo difícil que es ser actor o actriz, meterse en la piel de un personaje, hacerlo creíble, darle vida y chispa, para que el público se emocione. Qué vaya pretensiones las de este menda. 
En todo caso, siempre me quedará la satisfacción de haberlo intentado, de haber puesto toda la carne en el asador, de haber trabajado, durante todos estos meses académicos/universitarios, dándole duro, con fuerza. Y que mis alumnos y alumnas, entregados en cuerpo y alma a las nobles causas, hayan respondido con entereza, con saber hacer, con entusiasmo. Una maravilla, que espero se traduzca en la puesta en escena final. 

Confieso mi devoción por el teatro, ya desde mi juventud. Y reconozco que, durante mi etapa francesa, aprendí mucho, haciendo una inmersión en las procelosas aguas de la interpretación, de las artes escénicas, incluso aplicadas a una población 'desestructurada'. Gracias sobre todo a Monsieur Alain Vasseur, al que recuerdo con mucho afecto. Aparte de alguna otra gente como el franco-hispano Michel Alou, entre otros, con quien tuve la la ocasión de escribir e interpretar 'La voix', una obra de creación propia sobre el Sida. Tal vez de ahí procede mi curiosidad por las patologías, por todo aquello que es anormal, lo que se sale de la raya, lo que no es políticamente correcto. Y es que en el fondo (y aun en la superficie) me interesa el funcionamiento de la mente humana (también animal), el buceo en la condición de los seres humanos, demasiado animales, por cierto. Y 'Una familia desequilibrada' aborda los temas de la locura y la muerte a través de cuatro generaciones o degeneraciones, a saber, la de una abuela chocha, afectada por el puto Alzhéimer (podría ser una demencia senil), al estilo de María Josefa, el personaje que Lorca construyera para 'La Casa de Bernarda Alba', o bien la Norma que Campanella nos muestra en 'El hijo de la novia' (una interpretación sublime, que me escalofría el alma), un padre violento y matarife, sordo como una tapia, que se cargó a palos a su pobre mujer (la cual se le aparece desde el más allá para recordarle sus malos tratos), unas hijas víboras (sobre todo Oliva, algo menos Amadorina), y una nieta o biznieta (Violeta), que está enrollada con un cabrón con pintas (Azuceno), que quiere apalear al padre de familia (el abuelo de Violeta). Una galería de personajes salidos de madre, tocados del alerón, entre los que también están la criada, sensual y guerrillera, que atiende a Nilo (el páter o abuelo): un hombre ensimismado, que en su día viviera en Estados Unidos, el hermano tonto de éste (Tonín), que está recluido en un psiquiátrico y en ocasiones su enfermera lo saca de paseo para que visite a sus familiares. Tonín es como el Tío loco que nos enseña Fellini en su 'Amarcord' (un personaje que me quedó grabado en la retina de la memoria, aunque Tonín también se parezca a algún personaje que pudo existir, mejor no doy muchos datos, no vaya a ser), unas cotillas, Gertrudis y Eduvigis, que ponen a parir a Nilo, además de un personaje desdoblado en dos actrices (evocación buñuelesca o bergmaniana), cara y cruz de una misma moneda, la risa y la amargura), que giran como peonzas sobre sí mismas en una danza frenética y giróvaga para presentarnos este drama cómico o comedia dramática, con tintes valleinclanescos (grande Don Ramón María del Valle Inclán), lorquianos, fellinescos, buñuelescos, aparte de la impronta de la mujer afectada de Alzhéimer de 'El hijo de la novia' (película que me sobrecoge cada vez que la veo, sobre todo la interpretación de la diosa argentina Norma Aleandro, a quien una vez llegué a ver en el Bergidum de Ponferrada). La suerte o la mierda está echada. Ahora sólo falta que el alumnado de la Experiencia emocione y hasta haga reflexionar al público asistente a esta obra. Casi nada. Y si la gente, que nos vaya a ver, pasa un rato agradable, pues también nos daremos por satisfechos. Qué corra la risa, qué corran las emociones, que comience el espectáculo. 
http://www.plumillaberciano.com/una-familia-desequilibrada-de-la-universidad-de-la-experiencia/ 
http://www.lanuevacronica.com/cuando-el-teatro-no-entiende-de-edad 
http://www.diariodeleon.es/noticias/bierzo/universidad-experiencia-hace-teatro_985076.html 


martes, 2 de junio de 2015

La fragua literaria leonesa: José Vicente Pascual



La Fragua Literaria Leonesa

José Vicente Pascual: "Un poeta, un novelista, un escritor, es una isla en un archipiélago"

Manuel Cuenya | 02/06/2015

El novelista José Vicente Pascual, autor de 'Almirante en tierra firme', acaba de publicar, en Ediciones B, su novela 'Interregno'.

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José Vicente Pascual. Foto: Manuel Cuenya
Aunque nacido en Madrid, José Vicente Pascual es leonés porque León, ahora mismo, significa casi todo para él, su mujer es leonesa, algunos de sus mejores amigos son leoneses, además siente que León es un lugar tranquilo donde puede reposar a cobijo del invierno y también cuando en otros lugares hace demasiado calor, demasiado ruido, como ocurre en casi todas partes. León es, en realidad, una elección en su vida, "probablemente la más venturosa", aclara el autor de 'Almirante en tierra firme', una novela breve por la que recibiera el Premio Hispania de Novela Histórica en 2013, en la que ha intentado humanizar la figura de un héroe, el marino y gran militar Blas de Lezo, "alguien que fue ante todo un gran hombre en el sentido amplio de la expresión. Venció a los ingleses en multitud de ocasiones y en la terrible batalla de Cartagena de Indias, pero si hubiese salido derrotado, su valor personal y su mérito militar habrían sido exactamente los mismos. Y no nos habríamos acordado de levantarle un monumento", manifiesta José Vicente a propósito de este personaje cuya dimensión humana está por encima de su heroicidad, porque a menudo "los héroes que se elevan sobre pedestales, convertidos en estatuas de mármol o bronce, al final sólo sirven para que les caguen las palomas (o para que alguien los retire y los esconda en algún almacén, por imperativos legales)", agrega a la vez que cree que la literatura, en ocasiones, puede servir para poner en evidencia lo importante, "sin dejar que el brillo de la retórica desvirtúe el fondo esencial de las cosas". Lo esencial no sólo como parte de la literatura sino de la vida misma, la literatura, sobre todo en León, como emanación libre y espontánea, "sin sospecharse a la sombra de nadie, ni de nada", según José Vicente, convencido de que los narradores y poetas de la provincia leonesa, abundantes y notables, han tenido la gran fortuna de crecer sin el canon del pasado, la reverencia y la culpa, y aun por el hecho "de no estar sometidos a la obligación de un gran mito como, por ejemplo, el de García Lorca. Yo creo que esa es una de las razones de la vitalidad de la creación literaria en el entorno leonés". No obstante, el creador de 'La hermandad de la nieve', que también recibiera el Premio Hislibris 2012 a la mejor novela,  no es muy partidario de los patriotismos culturales "porque, por mucho que nos empeñemos, al final siempre resulta que un poeta, un novelista, un escritor, es una isla en un archipiélago", precisa José Vicente, que escribe de un modo creativo desde que tiene memoria, aunque no sabe por qué lo hace, lo cual sería "más una tarea de diván y manual freudiano que de reflexión en el presente". En todo caso, sí es consciente de que no concibe su existencia sin escribir, y también de los escritores que más le han influido, entre los que se hallan, aparte de los clásicos en cualquier idioma, los grandes maestros de la narrativa hispánica contemporánea: Carpentier, Cunqueiro, Pla, Miguel Espinosa, Perucho, Martín Santos, Juan Eduardo Cirlot...en una lista que sería interminable, según él, conocedor de que entre sus autores preferidos siempre están y estarán aquellos que le hayan aportado algo, que lo hayan emocionado, que le hayan enseñado algo y le hayan hecho sentir lector agradecido, en definitiva. Como es el caso de G. K. Chesterton, que, con su 'Ortodoxia', ha sido el último autor capaz (y muy capaz) de deslumbrarlo; "aunque semanas antes me emocionaba con Sapkowski y su tremenda novela 'Víbora'. Entre uno y otro hay suficiente espacio para llenarlo con cientos de nombres', sintetiza este narrador, que ha vivido durante cuatro décadas en Granada, donde desarrollara una intensa labor, como escritor y colaborador periodístico en medios como el diario 'Ideal' de Granada o 'La Opinión de Granada'. A este respecto, cabe señalar que, para José Vicente, el periodismo literario ayuda a comprender algunos elementos básicos del oficio de escritor, "te hace consciente de que cuando escribes tienes que saber a quién te diriges en concreto, qué lectores, qué público. Por otra parte se ensayan las virtudes de la concisión, la precisión y la eficacia del discurso narrativo, algo que para un novelista resulta muy importante".
"Los héroes que se elevan sobre pedestales, convertidos en estatuas de mármol o bronce, al final sólo sirven para que les caguen las palomas (o para que alguien los retire y los esconda en algún almacén, por imperativos legales)"
A pesar de que siente una especial vinculación de cariño y amistad con muchas personas que continúan en Granada, amigos de siempre que, al igual que él, no son granadinos "pata negra", reconoce que nunca acabó de sentirse plenamente "integrado" en esa ciudad andaluza, porque su vida latía desacompasada con el pulso general de "aquel reino de Dios", en el que, si bien hay gente de todas partes y de todas clases, "Granada es muy suya; o mejor dicho: los granadinos de cepa no te abren la puerta del todo aunque llames con toda amabilidad durante cuarenta años. Cuando escribía en la prensa local algún artículo que no era del gusto del 'granadino medio', la vox pópuli cultural me convertía automáticamente en 'escritor madrileño afincado en Granada'. No importaba que ese afincamiento durase toda la vida. Hay un núcleo duro, irreductible de granadinismo ensimismado, que necesita sentir la huella de un ADN irreprochablemente del lugar para reconocerte la gran virtud de 'ser granadino'", confiesa  este especialista en novela histórica, que nos recomienda la lectura de 'El ser granadino', un ensayo del profesor Nicolás María López Calera, que describe maravillosamente este singular fenómeno. "Entre otros hallazgos, López Calera argumenta que Granada ha adoptado como elemento icónico de su paisaje al ciprés (traído por los italianos para decorar sus famosos cármenes), porque ese árbol es el que mejor representa los atributos y espíritu del lugar: es alto, elegante, no da sombra y si acercas la mano e intentas acariciarlo, te pincha".

(puedes continuar leyendo esta fragua en el siguiente enlace): 
http://www.ileon.com/cultura/052057/jose-vicente-pascual-un-poeta-un-novelista-un-escritor-es-una-isla-en-un-archipielago