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jueves, 28 de noviembre de 2019

Para Omar Alvarado

Para Omar Alvarado
Y el público asistente a la presentación de su obra Picantina y sosa


Lo primero felicitarte, Omar, por esta comedia, escrita en la  lengua castellana, castellana y leonesa, de nuestros mejores escritores clásicos de otros siglos, lo cual que se me antoja tarea ingente y a la vez brillante, pues requiere de buenas dosis de ingenio y talento, con lo cual has cumplido, creo, un sueño hermoso: el poder plasmar esta obra de teatro en época actual haciendo que viajemos en el tiempo y vivamos con intensidad  otra España, que quizá no esté tan alejada de la nuestra en lo referente a nuestra picaresca, hoy retraducida en desatinos varios y corrupción al por mayor.
Confieso (incluso sin ser religioso) que me han divertido algunos pasajes por lo que tienen de picantinos, por decirlo en tus propios términos, o por emplear el título de tu obra, picantina, como ha de ser una buena morcilla leonesa: Picantina y sabrosona.

Espero que el público asistente hoy viernes a la casa de las culturas de Bembibre (nuestra casa, donde tantas actividades hemos realizado) también pase un momento agradable con tu presentación, pues tú eres alguien entrenado en estas lides, habida cuenta de que has rodado por el mundo. Y tienes experiencia (además de autor, músico y ahora dramaturgo) en presentaciones y eventos varios.
Por lo demás, lamento no poder acompañarte, acompañaros, como hubiera sido mi deseo, porque motivos de salud –ay, la salud, cuán importante es-, me tiene retirado, hasta que los hados me devuelvan la fuerza y energía para seguir en la brecha, batallando el día a día. Nada grave, no os preocupéis (de esta espero salir adelante), pero sí necesito aún unos días de reposo.
Espero que podáis disculparme por no estar presente de un modo físico, aunque sí lo haré de un modo espiritual. Por ahí sentiréis a buen seguro mi voz y mi aliento.

“León es tierra bendita
donde cristiano y sunita,
con su Dios y con tu Allah,
pueden ir de la mano
sin temor al atropello”

(Omar Alvarado, Picantina y sosa)

Pues que así sea, que podamos vivir en paz y armonía cristianos, musulmanes y judíos. Insha’Allah.
Mucha suerte y mucho éxito, estimado Omar.
Y que ¡Viva el Reino de León!, como tú mismo apuntas al final de tu Picantina y sosa.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

Del agua y del tiempo, por María José Prieto


Ahora es la profesora y escritora María José Prieto, buena amiga, quien me sacude las entrañas con esta reseña, que para mí es maravillosa. Mil gracias, María José, por todo. Por estar siempre ahí, tan generosa, a ti  y a tu marido Julian, que siempre os habéis portado tan bien conmigo. 

Esta obra poética y miscelánea del excelente escritor  Manuel Cuenya, periodista, literato, dedicado al cine y a la enseñanza universitaria, es profunda y emotiva por estar inspirada en sus experiencias, sentimientos e inquietudes en diversos campos, y ser, sobre todo, algo que le ha emergido del alma, hondamente sentida. Lo que pretende con ella es encontrarse a sí mismo, buscar un significado a la vida.
               Los demás libros que ha escrito han surgido de su campo de intereses, de lo que le apasiona. Sus artículos son buenísimos, divertidos, entretenidos y con un alto nivel de erudición, por la cantidad de datos, muy razonados y vinculados al tema central que trata.
María José Prieto y su marido Julián en Noceda
               Particularmente su poesía nace de esa sensibilidad especial que encierra su alma, y que lo lleva a plasmar un rico mundo interior en estos bellos versículos y pequeños ensayos en prosa poética, alternados en  el libro, que encierran maduras consideraciones referidas a estos dos  géneros literarios, sobre lo que piensa, siente y cree , todas ellas en una línea existencialista y de búsqueda de la esencia del ser humano, con una variada gama  de connotaciones expresivas, de acuerdo con el tono de los contenidos. En ellos hace alusión a autores, lo cual corrobora su amplia formación intelectual.
               Como seres contingentes que somos, continuamente nos estamos haciendo preguntas, puesto que para nosotros vivir es como transitar por una habitación oscura, solo iluminada parcialmente, cuya relación entre los diferentes tramos de la misma permanece inconexa.
               El proceso del paso del tiempo es una realidad que  nos condiciona, nos limita y nos provoca angustia, hasta encontrar la auténtica razón de nuestra existencia en el mundo. Este es uno de los temas muy manidos en su obra.
               Como el arte de la expresión creativa nos sitúa por encima de la realidad cotidiana, muchas veces falsa, incoherente y absurda, el mundo de las ideas y de la espiritualidad es el que nos va a traer mayor satisfacción y donde encontraremos la armonía anímica.
               Los ensayos y poemas aquí incluidos tratan sobre temas filosóficos, bellos y prácticos: el amor, la muerte, el paso del tiempo, la vida en general. Abundan en ellos los vocablos abstractos y adjetivos sustantivados en relación íntima con la temática tratada, en los cuales a través de detalles y de cosas con las que el autor disfrutó en su niñez, intenta reflejar el paso del tiempo, al igual que Azorín.
               A través de estas dos modalidades literarias el autor manifiesta que todo lo aprendido de niño va a  conformar su futuro carácter. A esa Matria desea volver él de nuevo, a la que identifica con una mujer, valiéndose de personificaciones expresivas.
               Observamos  en estos pequeños ensayos, semejantes a veces a cuentos de hadas, donde,  el color y la magia se ponen de manifiesto, cómo a partir de que la tecnología se introdujo en el mundo rural, todo se estropeó.
               Destaca en ellos la descripción de varios ríos: Balboa, Sil, Selmo, Boeza, et., con bellas imágenes y metáforas sinestésicas, con connotaciones de belleza serena, quietud, nostalgia y divina beatitud.
               También  es de notar  la influencia de los libros de viajes, los cuales impulsan al autor a transitar por mundos ideales, pues nuestra vida se halla continuamente en riesgo, y en un momento u otro se  podría disipar la belleza.
               A la muerte, el recuerdo la hace eterna y le quita el fatalismo del momento, y la lucha y el refugio en los sueños es el remedio para todo. Nos alientan a alcanzar nuestros objetivos en la vida, y nos desligan de la cruel realidad,  en la cual caemos de vez en cuando, pero de la que tenemos que emerger a través de nuestras ensoñaciones, fantasías y mundo espiritual.
               Estamos en un  orbe oscuro, pero merece la pena soñar para salir de él. El tiempo de la guerra también es oscuro, porque es inútil, no sirve para nada, solo para el odio. A él le ha quedado una huella en el subconsciente de esta época, aunque no la vivió.
               Tratando esta temática, las metáforas sinestésicas adquieren unas connotaciones depresivas por sus ecos tristes. Se podría establecer un paralelismo con “Poeta en Nueva York” de Lorca,  pero aquí  la expresión sigue una línea más templada que en los poemas del citado escritor. Sus imágenes  son  mucho menos duras.
               En cuanto al amor, mantiene una concepción sublime del mismo. Es un sueño, es espiritual y corporal a la vez, toca lo sagrado. Nos lleva a los ensueños, a la fantasía, a la eternidad. Es un dar y recibir recíprocamente. En este sentido lo comparo con el poeta del 27 Salinas en “La voz a ti debida”.
                Es un  bálsamo que nos libera de las penalidades del mundo, nos ayuda a afrontarlas cuando es verdadero, muy comparable en este aspecto al contenido de algunos poemas de Blas de Otero.
               El amor se vincula  a la mirada recíproca entre los dos amantes, al igual que en las “Rimas” de Bécquer. Lo asocia con la paz, la calidez, los ratos íntimos, la familia y todo lo  entrañable.
               Sin embargo, y aunque en algunos momentos pueda tener su poesía algún parangón en este punto con la de Neruda, estimo que es mucho más fina y espiritual, más elevada,  y más idealista que la del citado autor. Se halla muy en la línea de los románticos, aunque no obvia el componente carnal de esta emoción. Busca ese amor eterno, que es algo que lo vincula con la trascendencia.
               No podían faltar en sus ensayos y poemas temas como los de la felicidad, la cual no se puede alcanzar en este mundo, sino a través de los sueños vigiles, de la fantasía y del arte. Podemos salir de ese ámbito oscuro y sin esperanza. Nos levantamos. Cuando despertamos en ese entorno cruel y negro, cuando nos damos cuenta de tantas mentiras que nos han dicho  relacionadas con la Navidad, pues observamos las duras guerras que se han llevado a cabo y se están llevando en los lugares sagrados, debemos luchar,  soñar, construir nuestro futuro  mediante sueños. El mundo nos lo forjamos nosotros mismos para cumplir nuestras metas a partir de la creatividad. Merece la pena luchar. La vida es caerse y levantarse.
Partiendo de bellas metáforas sinestésicas, basadas en la asociación de sensaciones que no se corresponden semánticamente y del entrecruce  de lo concreto con lo abstracto, de bellas imágenes comparativas, de  personificaciones, y de frases cortas e intuitivas, que contienen matices y rasgos de suspense, el autor logra entramar una obra estética, psicológica,  y filosófica, enriquecedora y útil en todos los sentidos por las enseñanzas que se desprenden de ella.
A mí, en particular, no solo me ha emocionado, sino que me ha invitado a la reflexión de aspectos vitales muy interesantes para todo el mundo.
https://www.ileon.com/cultura/075459/maria-jose-prieto-es-mejor-reir-que-llorar-y-creer-por-otra-parte-en-un-futuro-esperanzador

La fragua literaria leonesa: Jaime Silva

LA FRAGUA LITERARIA LEONESA

Jaime Silva: “La mejor manera de amar a alguien o a algo es echarlo de menos”

El reportero, redactor, guionista y director de programas como WildFrank, autor de 'Cómo me hice idiota', lleva un tiempo garabateando una serie de textos que puede que estén muy próximos a una especie de prosa poética.

Jaime Silva
Jaime Silva.
Manuel Cuenya | 27/11/2019 - 11:27h.
El Bierzo, Ponferrada, la provincia de León en su totalidad, no deja de sorprenderme. Son tantos y tan buenos los autores nacidos en esta tierra que uno se queda literalmente 'flipado' (permitidme este término coloquial). Recientemente, he descubierto la existencia de Jaime Silva, ponferradino todoterreno y aventurero, que acaba de publicar un singular libro titulado 'Cómo me hice idiota', lo cual es toda una intención de declaraciones, como suele decirse. 'Cómo me hice idiota' me lleva de un modo inevitable a otro título sugerente, impactante como es 'Democracia para idiotas', de Pedro Ramos Josa.
Aparte de autor, Jaime Silva es periodista vocacional. Y ha ejercido como redactor, reportero, guionista y director de programas como WildFrank, y aun otros como Callejeros Mediaset o Discovery, lo que le ha permitido recorrer buena parte del mundo, algo en mi opinión magnífico. Viajar por el mundo es realmente un buen modo, un modo excelente, de confrontarse con la realidad, con las realidades vitales.
"Con WildFrank estuve varios años rodando la fauna y ecosistemas del mundo, del Amazonas a Nepal o de Indonesia a Namibia y ha sido toda una experiencia. Trabajar junto a Frank, también leonés, es un privilegio, es un hombre fuera de lo común que hace cosas fuera de lo común y está llevando a cabo una labor titánica en la lucha por el medio ambiente y la conservación de las especies".
Cuenta Jaime que siempre quiso ganarse la vida escribiendo "pero, claro, hacerlo con novelas y poemas resultaba una idea descabellada, por no decir imposible", aclara a la vez que explica que asistió, con cierta desgana pero con muchas aspiraciones, a la carrera de Periodismo, algo que, por lo demás, le permitió desenvolverse con soltura por el Madrid de finales de los ochenta y principios de los noventa. "Todo muy frenético y divertido durante aquella época", añade.
Recuerda pintar una pancarta que decía 'Pertierra bajo tierra' o rozar el codo del mítico rockero Johnny Thunders en el Agapo.  Y después tuvo la suerte de vivir gracias a escribir historias con imágenes en  movimiento y así hasta la fecha actual, "primero redactando noticias y reportajes, después escribiendo en imágenes sobre el asunto que la televisión pagase: una favela en Brasil, la pacificación de Sarajevo, un concurso en Australia o las Bodas de Sálvame. Debe existir alguna extraña conexión de radiación cósmica entre todo esto", afirma este apasionado de Artaud, Blake, Baudelaire, Burroughs, Vian,  Nerval, Rimbaud, Ginsberg, Perec, Pasolini o los rusos del siglo XIX... Escritores todos ellos que desfilan por las páginas de su libro 'Cómo me hice idiota', atrevido título que, por un lado, hace referencia al término idiota en su sentido etimológico como lo personal, "de lo que esconde uno dentro de sí y que, por lo tanto, es hermético". Pero, por otro lado,  asegura Silva que el significado de 'idiota' en su libro surge de algo más banal, "que es percibir en un momento dado de la vida que el desorden de lecturas y músicas te han conducido a la apoplejía intelectual, que cada vez entiendes menos las cosas, la realidad, y que no hay respuestas para el amor y la muerte".

domingo, 24 de noviembre de 2019

A Octavio Fernández Zotes



*El pasado jueves se celebró en la ciudad de León un homenaje al poeta Ocatvio Fernández Zotes. Y uno, por motivos de salud, no pude asistir, como me hubiera gustado. Y por ende no pude acompañar a tantos amigos poetas y narradores. Lo siento.
No obstante, deseo dedicarle unas palabras de cariño a nuestro querido poeta Octavio Fernández Zotes, en este homenaje cuya artífice es Mara Ramos, a quien felicito por tan noble y generosa iniciativa.


Llegué a conocer a Octavio, incluso tuve la ocasión de entrevistarlo para la sección de La fragua literaria leonesa. https://www.ileon.com/cultura/039085/octavio-fernandez-zotes-la-poesia-es-conocimiento-pero-tambien-puede-ser-curativa

Y hasta puedo confesar que llegué a charlar con él en el Hogar Leonés de Bilbao, ciudad en la que él residía, con motivo de la presentación de un libro mío es la capital vasca, a la que me unen afectuosos recuerdos, pues en esa ciudad vivieron familiares bien cercanos y siguen viviendo grandes amigos.
Lamento no haber podido conocer más y mejor al poeta médico Octavio, que conocía como nadie, a tenor de sus escritos, los entresijos del ser humano, con su vena existencialista y la poesía como una poderosa forma de conocimiento a la vez que una efectiva medicina para el cuerpo-espíritu, que es todo uno.
Siempre permanecerás en nuestro recuerdo, estimado poeta, querido médico del alma.

sábado, 23 de noviembre de 2019

Del agua y del tiempo, por Margarita Álvarez


Cuando leí la reseña que ha escrito y publicado la profesora, investigadora y escritora Margarita Álvarez confieso que se me erizaron todos los huesitos y se me saltaron las lágrimas de emoción. Margarita Álvarez Rodríguez

Es probable que uno sea de natural llorón, sensiblero, no sé, o quizá me ha pillado en un momento de flojera anímica, a resultas de mi estado actual de recuperación, después de una reciente cirugía (vale, ya sé que me estoy abriendo en canal, como cuando era un guaje y hacíamos la matanza del cerdo en mi pueblo, en mi casa, qué tiempos aquellos. Y al cerdo también lo abriamos en canal. Así somos los humanos, demasiados animales, por cierto). 
Los humanos, lo queramos o no, somos animalitos, algunos más que otros (es obvio, aunque decir lo obvio a veces se me antoja lo más complicado). Y es que a partir de una edad, ya supero el medio siglo, que se dice pronto (bien se dice y mal se entama) tampoco tengo reparos en decir lo que me apetece y cuando me apetece, aunque tampoco quiera caer en una salsa rosa, o en pura charcutería sentimentaloide. 

En todo caso, quiero expresar mi agradecimiento sincero y sentido a Margarita Álvarez por el tiempo, que siempre es oro y sangre, dedicado a la lectura Del agua y del tiempo. Y el tiempo, ay el tiempo, que ha empleado para componer esta bellísima y emocionante reseña acerca de mi librín, donde lo único que he intentado, una vez más, es mostrarme al desnudo, mostrar mis entrañas, mi tripamen, tanto el físico como el psíquico (al final, va a resultar que lo del cerdo en canal no es sólo algo metafórico, sino una verdad como un templo. ¿No dicen que el cuerpo de un gocho es lo más parecido a un cuerpo humano?). 

No quiero que se me vaya el santito al cielo malvarrosa de las irrealidades (que a uno le gusta levitar como derviche giróvago), y aspiro a tocar tierra, a sentir las raíces, a conectar con los entresijos y entretelas de la realidad. Y la realidad, en estos momentos (al menos una suerte de realidad) es que Margarita Álvarez me ha hecho feliz con su escrito sobre este librito intitulado Del agua y del tiempo. 
Me ha ilusionado, dicha sea la verdad. Y me ha devuelto la fe en la escritura (quizá nunca haya perdido la fe en la palabra escrita, en el pensamiento, que en buena medida se articula a través de la palabra escrita). 
No en vano, el blog de Margarita Álvarez se titula De la palabra al pensamiento. Y debajo del título cita al filósofo Wittgenstein (al que llegué a estudiar, aunque fuera de pasada nomás, en la Facultad de Filosofía ovetense, de la mano sobre todo del maestro Bueno y también de mi tocayo Manuel Fernández Lorenzo, a quien recuerdo con cariño). 
La cita del filósofo del lenguaje Wittgenstein reza de este modo: 
"Los límites de mi lengua son los límites de mi pensamiento". 
Eternamente agradecido, querida Margarita, por tu reseña. Quedamos emplazados para en algún momento presentar el librín en la Casa leonesa de Madrid. Presentación en la que también me gustaría contar, como ya te había adelantado, con la profesora, poeta y narradora María José Prieto (a quien curiosamente también conoces y con quien tienes buen trato). 
Vaya aquí tu maravilloso texto, que me permito compartir en este blog y con quienes deseen acercarse al mismo. 

miércoles, 20 de noviembre de 2019

La fragua literaria leonesa: Agustín Molleda

LA FRAGUA LITERARIA LEONESA

Agustín Molleda: “La literatura que se está escribiendo en León, sea del género que sea, despierta todos los sentidos”

El narrador Agustín Molleda, autor de '¡Ave María Purísima!', entre otros libros, está en estos momentos con un proyecto bastante ambicioso, que se resume en otras cuatro novelas pendientes de publicar.

Agustín Molleda. Fragua literaria leonesa
Agustín Molleda.
Manuel Cuenya | 20/11/2019 - 10:28h.
Gracias a la editorial del Lobo Sapiens y de El Forastero, cuyo responsable es el escritor y editor José Antonio Martínez Reñones, he podido llegar Agustín Molleda, leonés de Bercianos del Real Camino, que vive en la actualidad en Asturias, después de haber residido durante largas temporadas en León y en Valladolid.
Por consiguiente, estamos ante otro escritor leonés en la diáspora. Como tantos y tantas personas. De modo que nuestro potencial, nuestros Recursos Humanos se nos van a otros lugares. Esa es la realidad.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

La fragua literaria leonesa: Buenaventura Diez Aláez

LA FRAGUA LITERARIA LEONESA

Buenaventura J. Diez Aláez: “La poesía crea realidad y engendra conocimiento”

El narrador Buenaventura J. Diez Aláez, autor de 'Barro y oro. Memorias de Senduara', se muestra escéptico en cuanto a nuevas publicaciones, aunque el tiempo dirá si fructifica en nuevos libros.

Buenaventura
Foto de: Marcelo Óscar Barrientos
Manuel Cuenya | 13/11/2019 - 14:31h.
Buenaventura J. Diez Aláez es un entusiasta de 'Cien años de soledad', del Nobel Gabo y de 'La lluvia amarilla', del gran escritor Julio Llamazares. "Todo lo que se escribe tiene, de manera consciente o inconsciente, algo que ver con la infancia, con los primeros años, durante los cuales se configura la personalidad y la manera de ver el mundo", asegura este autor leonés.
La infancia marca, es evidente, hasta el punto de que poetas como Rilke (a quien Buenaventura cita por cierto entre sus escritores preferidos) dijera aquello de que la infancia es la única patria verdadera. O bien el poeta de origen maragato Leopoldo María Panero dijera aquello de que "en la infancia se vive, luego sólo se sobrevive", que resulta ciertamente brillante, porque, en términos psicoanalíticos, psicológicos en general, la infancia conforma lo que somos y seremos de un modo consciente y por supuesto 'subconsciente', me atrevería a subrayar.

Del agua y del tiempo, un viaje interior, por Álida Ares


 Quiero agradecerle a mi querida amiga Álida Ares la reseña y presentación que hiciera Del agua y del tiempo el pasado mes de agosto en el Museo de Cacabelos (MARCA). Y por supuesto a tantos cuantos asistieron a la misma. 
Álida, que vive en Italia desde hace años, ha estado recientemente en el Bierzo para reencontrarse con su familia, con sus padres, y también para impartir clases en el programa interuniversitario de la Experiencia en el campus de Ponferrada, lo cual ha sido una satisfacción para uno, el hecho de que Álida haya dado unas clases acerca del Camino de Santiago y también sobre El viaje de Don Quijote, realizado por el escritor Julio Llamazares (https://elpais.com/agr/el_viaje_de_don_quijote/a) en su relación con La ruta de Don Quijote que hiciera muchos años antes Azorín. 
Os dejo su reseña sobre Del agua y del tiempo. 

El libro que reseñamos aquí debía titularse en su origen Mi matria. El útero de Gistredo, porque Manuel Cuenya se lo dedica  a su familia, a Noceda, a sus gentes. A mí me lo dio a leer y después de hacerlo, le sugerí el título que lleva ahora, Del agua y el tiempo; porque así, sus paisanos de Noceda, lo pondrán en relación con las fuentes de su entorno y con su historia, y los de otros lugares con el significado simbólico: el agua, el río de la vida y el tiempo que transcurre, que pasa sobre las cosas y las personas transformándolas.
Del libro, de la estructura y el contenido, y de las circunstancias que inspiraron estos poemas y reflexiones quien puede hablar mejor es Manuel Cuenya. Yo sólo quiero decir que el autor es una de las pocas personas que se interrogan sobre el sentido de la vida y  saben pasar revista a lo que somos: naturaleza y memoria, amor y muerte, y que concibe la vida como un viaje hacia un destino desconocido, una aventura que transcurre entre luces y sombras y que es necesario aprovechar y disfrutar. Cuenya es además un escritor que sabe mirar las cosas que lo rodean y escuchar a las gentes y que expresa lo que siente con sinceridad:  pasión ante el amor, rabia frente a las injusticias,  y amargura y desgarramiento ante la muerte, ante la pérdida de los seres queridos.
El autor es además profesor de Literatura y de Escritura creativa, por lo que trabaja y conoce bien la obra de los mejores escritores extranjeros y españoles, y más en particular leoneses, y todos ellos constituyen su fuente de inspiración. El libro está lleno de citas y es un homenaje  a los autores que han influido en su pensamiento y en su obra creativa, desde Antonin Artaud y Ernesto Sábato hasta Antonio Gamoneda y Fermín López Costero, el autor de Teatro de sombras, y su amigo, a quien dedica uno de sus  sentidos poemas, pasando por Antonio Machado, Miguel Hernández, Gil de Biedma, Juan Carlos Mestre, Julio Llamazares o Antonio Pereira, entre otros. Cuenya es también un nocedense de mundo, un viajero lleno de curiosidad que regresa de sus viajes siempre cargado de conocimientos, para mostrar luego en sus crónicas y en sus relatos lo que ha visto y oído. Así lo ha hecho en libros como Viajes sin mapa  o Mapas afectivos, entre otros y en su blog http://cuenya.blogspot.com/, y en muchos de sus artículos periodísticos. Pero en este libro de poemas, Del agua y del tiempo, va más allá del viaje por una geografía próxima o lejana. Aquí lleva a cabo un viaje interior y nos muestra sus sentimientos más hondos, más íntimos sobre sus pasiones y afectos, sobre el amor y la muerte.