Como el título de una de las últimas películas del cineasta astur Gonzalo Suárez, con quien compartí varios momentos en la Escuela de cine de Ponferrada, me parece adecuado para mi reciente visita a Oviedo, pues paseé por lugares, al menos algunos, que aparecen en esta película titulada Oviedo Express (su director pensó en titularla Érase una vez Oviedo) como el Campo de San Francisco, el Naranco, el teatro Campoamor, el Fontán, la plaza del paraguas, la catedral... con la figura de Woody Allen y La Regenta como iconos bien reconocibles.
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| Oviedo desde el monte Naranco | 
No en vano, en la película vemos un fantasmagórico tren, el Oviedo Express como un Orient Express, en el que viajan unos cómicos (Aitana Sánchez-Gijón, Carmelo Gómez, Jorge Sanz...) que van a representar la adaptación teatral de La Regenta de Clarín en el teatro Campoamor. Al parecer, a Gonzalo Suárez, que ya había hecho una adaptación fílmica de La Regenta en los setenta, le resulta enjundiosa esta novela de Clarín, que a uno también le fascina. 
Cabe recordar que La Regenta tiene muchas similitudes con Ana Karenina (Tolstoi) y Emma Bovary (Flaubert), algo que se sugiere asimismo en Oviedo Express (2007). El tedio de su existencia, la frustración por un matrimonio impuesto y el deseo de vivir de forma libre son comunes a estos tres grandes personajes de la literatura universal.
La verdad es que resulta cuasi imposible pasar por alto la magna obra de Clarín cuando uno visita la capital astur, por más veces que la visite, esa heroica ciudad que dormía la siesta... la muy noble y leal ciudad... hacía la digestión del cocido y de la olla podrida (hoy de la fabada y el pote), y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica.
La Regenta en vena.
Coincidiendo con la entrega de premios Princesa de Asturias (también el pasado año me coincidió con el homenaje al maestro Bueno: https://cuenya.blogspot.com/2024/10/homenaje-al-maestro-bueno-en-oviedo.html), viajé a Oviedo para darme un voltio por esta ciudad, en la que estuve una larga temporada, o mejor dicho temporadas, como estudiante en su universidad en los años ochenta. Por eso uno vuelve a aquellos sitios que le dejaron impronta emocional, con su paisaje y su paisanaje, con sus amistades y sus amores, con sus profes, como el colosal filósofo Gustavo Bueno, Amelia Valcárcel, Marino Pérez Álvarez o Manuel Fernández Lorenzo, entre algunos otros. Qué tiempos aquellos de juventud, divino tesoro, ¡te fuiste para no volver! La juventud, ay, qué maravilla. Pero centrémonos en el presente, en el aquí y el ahora, en esta sociedad del cansancio, como el título de un libro del filósofo surcoreano Chul Han, flamante Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025, un Sócrates contemporáneo, al que recomiendo su lectura, y al que hago referencia en un texto publicado en este blog titulado El ultramundo de las redes sociales.
https://cuenya.blogspot.com/2024/12/el-ultramundo-de-las-redes-sociales-y.html
Un pensador que se atreve a decir que "el comienzo del siglo XXI, desde un punto de vista patológico, no sería ni bacterial ni viral, sino neuronal. Las enfermedades neuronales como la depresión, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (tdah), el trastorno límite de la personalidad (tlp) o el síndrome de desgaste ocupacional (sdo) definen el panorama patológico de comienzos de este siglo". Vivimos, según él, en una sociedad de dopaje, donde el exceso de trabajo y rendimiento se agudiza y se convierte en autoexplotación. "En esta sociedad de obligación, cada cual lleva consigo su campo de trabajos forzados. Y lo particular de este último consiste en que allí se es prisionero y celador, víctima y verdugo, a la vez".
Habrá que seguirle la pista a este gran filósofo habida cuenta de lo importante que es la filosofía en esta época compleja, convulsa, llena de incertidumbre. Además del premio concedido a Chul Han, también se le concedió el Premio Princesa de Asturias de las Letras al escritor Eduardo Mendoza, el autor de La ciudad de los prodigios, con el telón de fondo de una ciudad entre real y ficticia.
 Al respecto de los premios Princesa de Asturias, existen en Oviedo dos edificios emblemáticos, a saber, el monumental hotel de la Reconquista, que es un singular edificio del siglo XVIII, en tiempos hospicio, donde se acogen cada año a los invitados y jurados de los Premios Princesa de Asturias, así como a la Familia Real Española. Recuerdo que en el hotel de la Reconquista tuve la ocasión de saludar en otros tiempos a figuras como el neoyorquino Woody Allen https://cuenya.blogspot.com/2010/02/woody-allen.html, uno de los mejores cineastas contemporáneos (solo haría falta ver Match point o Vicky Cristina Barcelona, por estar rodada ésta en Oviedo, también en el propio hotel), y al mexicano Carlos Fuentes, uno de los mejores escritores en lengua española de siempre (inolvidables son La muerte de Artemio Cruz, o Aura, entre otros muchos de sus magníficos libros y/o relatos). https://cuenya.blogspot.com/2012/05/la-muerte-de-carlos-fuentes.html
Al respecto de los premios Princesa de Asturias, existen en Oviedo dos edificios emblemáticos, a saber, el monumental hotel de la Reconquista, que es un singular edificio del siglo XVIII, en tiempos hospicio, donde se acogen cada año a los invitados y jurados de los Premios Princesa de Asturias, así como a la Familia Real Española. Recuerdo que en el hotel de la Reconquista tuve la ocasión de saludar en otros tiempos a figuras como el neoyorquino Woody Allen https://cuenya.blogspot.com/2010/02/woody-allen.html, uno de los mejores cineastas contemporáneos (solo haría falta ver Match point o Vicky Cristina Barcelona, por estar rodada ésta en Oviedo, también en el propio hotel), y al mexicano Carlos Fuentes, uno de los mejores escritores en lengua española de siempre (inolvidables son La muerte de Artemio Cruz, o Aura, entre otros muchos de sus magníficos libros y/o relatos). https://cuenya.blogspot.com/2012/05/la-muerte-de-carlos-fuentes.html
El teatro Campoamor nació para representar óperas y funciones teatrales debido a la demanda de burguesía que afloraba en la capital.
 Llama la atención la escultura de la Regenta, ubicada en la plaza de Alfonso II, el Casto, que se halla enfrente de la catedral de Oviedo. Y también atrae la torre de la catedral, entre la cerrazón, como un mástil sumergido, que espiaba a la gente desde lejos, entre ellos a Ana Ozores, La Regenta, una mujer atrapada en una sociedad hipócrita y conservadora, terrible, la Vetusta que nos enseñó Leopoldo Alas Clarín, una ciudad provinciana donde la niebla y la lluvia, cuando la inundaban, adquiría un aire misterioso, casi de naufragio, en la que se ahogaba  la propia Ana Ozores. Esa torre de la catedral que el escritor viajero Julio Llamazares contempla (en su libro Las rosas de piedra) como una "saeta gótica siempre cubierta de nubes que le hacía soñar con otros cielos más azules que el de Oviedo".
Llama la atención la escultura de la Regenta, ubicada en la plaza de Alfonso II, el Casto, que se halla enfrente de la catedral de Oviedo. Y también atrae la torre de la catedral, entre la cerrazón, como un mástil sumergido, que espiaba a la gente desde lejos, entre ellos a Ana Ozores, La Regenta, una mujer atrapada en una sociedad hipócrita y conservadora, terrible, la Vetusta que nos enseñó Leopoldo Alas Clarín, una ciudad provinciana donde la niebla y la lluvia, cuando la inundaban, adquiría un aire misterioso, casi de naufragio, en la que se ahogaba  la propia Ana Ozores. Esa torre de la catedral que el escritor viajero Julio Llamazares contempla (en su libro Las rosas de piedra) como una "saeta gótica siempre cubierta de nubes que le hacía soñar con otros cielos más azules que el de Oviedo".  Próxima a la catedral de San salvador, en la céntrica plaza Porlier, me detengo a contemplar, una vez más, la escultura del viajero o el regreso de Arrensberg, de Úrculo, para quien el viaje es la memoria a cuestas, con todas sus esencias y perfumes, circunstancias y sustancias. Me fascina el viajero y el viaje, el viaje como lo concebían los románticos, como Caspar David Friedrich y su caminante sobre un mar de nubes https://cuenya.blogspot.com/2020/04/caminante-sobre-un-mar-de-nubes.html, el viajero fusionado con el paisaje, que es memoria emocional, el viajero ante la inmensidad, el viajero contemplando el infinito. Y en esta misma plaza me sorprende una placa en el palacio de los Condes de Toreno. Incluso me hace gracia que un tal Queipo de Llano del siglo XIX (no confundir con el militroncho matarife franquista), fuera conde de Toreno y vizconde de Matarrosa del Sil, o sea, del Bierzo, además de diputado en las Cortes de Cádiz, el cual nació en Oviedo, en concreto en este palacio. Al parecer, el condado o señorío de Toreno incluía no sólo la villa de Toreno sino de Tombrio de Abajo, y poblaciones como Librán, Langre, San Pedro Mallo, Santa Leocadia y Matarrosa.
Próxima a la catedral de San salvador, en la céntrica plaza Porlier, me detengo a contemplar, una vez más, la escultura del viajero o el regreso de Arrensberg, de Úrculo, para quien el viaje es la memoria a cuestas, con todas sus esencias y perfumes, circunstancias y sustancias. Me fascina el viajero y el viaje, el viaje como lo concebían los románticos, como Caspar David Friedrich y su caminante sobre un mar de nubes https://cuenya.blogspot.com/2020/04/caminante-sobre-un-mar-de-nubes.html, el viajero fusionado con el paisaje, que es memoria emocional, el viajero ante la inmensidad, el viajero contemplando el infinito. Y en esta misma plaza me sorprende una placa en el palacio de los Condes de Toreno. Incluso me hace gracia que un tal Queipo de Llano del siglo XIX (no confundir con el militroncho matarife franquista), fuera conde de Toreno y vizconde de Matarrosa del Sil, o sea, del Bierzo, además de diputado en las Cortes de Cádiz, el cual nació en Oviedo, en concreto en este palacio. Al parecer, el condado o señorío de Toreno incluía no sólo la villa de Toreno sino de Tombrio de Abajo, y poblaciones como Librán, Langre, San Pedro Mallo, Santa Leocadia y Matarrosa.  Esta céntrica plaza del Fontán, en pleno corazón del Antiguo, la describe el escritor ovetense Ramón Pérez de Ayala en su novela Tigre Juan. Por cierto, Tigre Juan, que da nombre a un galardón literario, era un chigre, un garito, de la movida estudiantil ovetense allá por los años ochenta y cinco... al que acudía uno en noches de blanco satén.
Esta céntrica plaza del Fontán, en pleno corazón del Antiguo, la describe el escritor ovetense Ramón Pérez de Ayala en su novela Tigre Juan. Por cierto, Tigre Juan, que da nombre a un galardón literario, era un chigre, un garito, de la movida estudiantil ovetense allá por los años ochenta y cinco... al que acudía uno en noches de blanco satén. |  | 
| Ñeru la Curuxa | 
https://cuenya.blogspot.com/2017/08/vermeer-de-delft.html
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| Santa María del Naranco | 
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| San Miguel de Lillo | 




 
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