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lunes, 30 de mayo de 2011

Arizona Baby

Creo que escuché por primera vez a Arizona Baby en los conciertos que emite la 2 de Radio 3 -mi radio favorita, la de siempre, aunque en los últimos tiempos no la escucho casi nada, sobre todo desde que dejara de emitirse Diálogos 3, Caminando sobre la luna o Rosa de Santorio-. Qué tiempos aquellos. 

Arizona Baby me produjo una agradable impresión. Y me quedé con su nombre. Tengo que escuchar en directo alguna vez a este grupo, pensé. Y llegó la hora, porque el pasado sábado tuve la ocasión de ver a esta banda en la Sala La Vaca de Ponferrada. Enhorabuena a los programadores o responsables, que por lo demás son paisanos de Quintana de Fuseros, pueblo por el que uno siente gran afecto. 

Con un sonido en directo potente, y un estilo de música que por momentos hace recordar a los Doors, los chicos de Arizona Baby nos dieron un recital magnífico con sus guitarras acústicas y percusión. Y aun interpretaron, como no podía ser de otro modo, This is the end. Lástima que sólo estuviéramos un puñado de entusiastas, porque creo que a muchos y muchas les hubiera gustado escucharlos.

Un descubrimiento a tener en cuenta durante los próximos años, pues de seguro darán mucho que hablar. Sorprende, y a la vez alegra, que en el desierto castellano -Valladolid para ser más preciso-, pueda surgir un trío musical como éste, cuyo aspecto de vaqueros barbados-melenudos y cuyas influencias se encuentran en la música americana. Al parecer, su líder y cantante, Javier Vielba, se formó en Londres. Estudió filología inglesa -de ahí sus letras en el idioma de Shakespeare-, trabajó incluso como profe de english, hasta que decidió dedicarse  al noble arte de la música. Dejo aquí estos enlaces con algunas  de sus canciones emblemáticas, Shiralee y Runaway. 

El carro del bienestar


Que España es un país desmemoriado y hasta desnortado es un hecho bien palpable. Norteado. Incluso. Y que el español (y la española, claro) es un ser que olvida pronto lo que no le interesa, o lo que le produce desasosiego, es algo propio de su esencia y aun de su existencia. 

No hace ni siquiera treinta y cinco años -doy fe de ello-, España era un país atrasado y lleno de miseria. Algunos pueblos y aldeas del Bierzo, sobre todo del Alto Bierzo, eran como poblados prehistóricos hechos de pallozas y caserones “afumados”, pues se hacía lumbre -el llumbre bajo, decían-, en el suelo de la cocina, que en el fondo era la casa entera. No había divisones entre cocina y cuartos o habitaciones. Hace poco me lo recordaba mi madre. "La abuela -en referencia a mi bisabuela Vicenta-, vivía como podía, la pobrecina". La casa o caserón era de un solo cuerpo. 

No hace falta irse a Balouta, a Campo del Agua o a Cantejeira (que ahora lucen espléndidas) para darse cuenta de las condiciones en las que se vivía, y se sigue viviendo, creemos, en algunos lugares de los Ancares y aun en otros sitios del Bierzo. Este Bierzo que se me antoja mágico y prehistórico a la vez, como aquel Macondo -Santa Cruz de Mompox- que nos describiera García Márquez en Cien años de soledad. “Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava...”.   

El berciano que percibe hoy una paga más o menos sustanciosa -bien merecida la tienen algunos, otros en cambio-..., ya no recuerda aquellos años de hambre, cuando el único medio de transporte era el coche de San Fernando, unas veces a pie y otras andando, y el que podía -pocos eran- tenía una bici con la cual desplazarse a su trabajo, que casi siempre era un trabajo minero y esclavo, brutal y triste. Tiempos durísimos como para echarse a llorar. 

Ahora, pasados los años, todas aquellas penurias parecen agua que nunca pasó, y vemos a algunos bercianos subidos al carro del bienestar, que entonces era el carro de las vacas pujando cuesta arriba con la leña y en ocasiones con la "yerba". Y los vemos cómo han reconvertido sus ideas e ideologías izquierdosas en voto a la derechona, que ha logrado que España ya no sea un país tan diferente a los demás países de la Europa desarrollada, aunque esto dicho así no deja de ser una burla, porque España, y en concreto el Bierzo Alto, sigue siendo una región sin demasiadas esperanzas de futuro, salvo que ocurra algún milagro, los jueves milagro, anclada en el pasado, y bastante deprimida, sobre todo para los jóvenes que desean forjarse un futuro. Javier, un chaval de Quintana de Fuseros, me contaba que se ha ido a Bristol porque de Ingeniero Aeronáutico en nuestro país, ná de ná, y encima se sentía infravalorado en nuestro terruño. Uno de mis sobrinos, Pablo, ha decidido largarse a Edimburgo en espera de labrarse un futuro como músico, y así, en este plan. ¡Si es que lo que no ocurra en este país!...

Que no se crean los bercianitos (y bercianitas) de hoy que porque tengan un “carrito” o un cochecito, y cuatro perras o euros en el bolsillo ya son la hostia consagrada en Re Mayor. Y quienes se creen ricos por el hecho de tener cuatro tierras y cinco praos mejor no decirles nada, porque nada entenderán del cotarro y los millones de euros que mueven algunos pocos tipos en este Bierzo, que está desangrado. Mientras tanto, muchos mineros, prejubilados, pensionistas y agricultores de subsistencia, que se creen ricos, siguen votando a la derecha en espera tal vez de que algún día sus hijos o sus nietos sean recompensados con algún alto cargo político. Todos subidos al carro del bienestar. Venga. Vamos.Vaca pa' lantre, que la mosca vien datrás.

viernes, 27 de mayo de 2011

Análisis electoral

El PP seguirá gobernando de por vida en Castilla y León (qué páramo). Idem de lienzo ocurrirá en Ponferrada, en Noceda del Bierzo y ahora en Bembibre y en el Consejo Comarcal del Bierzo, o sea, que ya podemos ir exiliándonos de la República de los almendros (Negrísima y almendros). ¿Adónde? Al fin de la noche universal.  Al desierto. A la sierra Tarahumara en busca del dios/diosa Peyotle. A los confines del Polo, Norte, Sur... Al Oeste... En busca de las uvas de la ira. The west is the best. This is the end.
El PP, que está girando desde hace tiempo, quizá desde su existencia, hacia la derecha más derechona,  seguirá mandando durante los próximos cuatros años, esto es, la eternidad y un día, como el título de aquella memorable cinta del griego Angelopoulos.   
 Susi y su equipo en Bembibre han sido literalmente defenestrados, apisonados por el PP. El pueblo manda, y en este caso ha decidido ponerse del lado de los populares. No merece la pena regodearse ni en la pérdida ni en la ganancia, aunque sí hacer un análisis de la realidad actual, ¿por qué arrasa el PP en España? ¿Qué está pasando? Volvemos a otras épocas. ¿Acaso ya no existe gente de izquierdas? ¿Es el Psoe un partido de izquierda? ¿Qué será de los pobres obreros, que deciden votar a sus jefes, para que los metan en adobo? ¿Dónde están los intelectuales comprometidos? ¿Acaso el personal no vive tan ricamente subido al carro del bienestar? Aunque haya llegado época de vacas raquíticas y nos hayamos gastado lo que no teníamos. ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué será de nosotros, pobres marionetas al servicio de tiburones financieros?... sin escrúpulos, of course. ¿No es cierto que la gestión en Bembibre, durante estos últimos años, ha sido acertada? ¿Qué ha fallado? ¿Dónde está el meollo del cogollo? ¿Seguimos la inercia impuesta? ¿Nos dejamos llevar? ¿Funcionamos como manada o rebaño? Pues volvamos a releer a Nietzsche. ¿Tenemos criterio? ¿Nos arrimamos al mejor postor cuando el viento sopla a favor? ¿No es más fácil sumarse a caballo ganador? Como ocurre en el fútbol. El Madrid. El Barça. El PP, el Psoe. No precisamente por este orden. Eliminemos los partidos, la dictadura que impone el partido. Seamos libres, verdaderamente libres, qué utopía. Elegimos el bienestar, es un decir, y debemos pagar las consecuencias. ¿Está todo podrido, contaminado de raíz, y no hay dios a poner orden ni concierto? Luz, por favor. Necesitamos luz, y poesía, y sensibilidad para con lo bueno/bello. Queremos belleza, amistad, amor... paz. Queremos un mundo mejor donde imperen la razón y los afectos...
 En Noceda del Bierzo, el útero de Gistredo, volvió a ganar el PP, que también arrasó literalmente al PSOE por 82 votos de diferencia, qué pasada, qué barrida/o. Lejos quedan aquellos tiempos, hace cuatro años nomás, en que el partido socialista, con Begoña Díez a la cabeza, perdiera por dos votos, o  aquel otro año memorable de 1999, en que el PSOE perdiera la alcaldía por un simple voto. El voto ofrecido y nunca dado. Historias para no dormir. Sí, la historia se repite o tiende a repetirse, por desgracia. Conviene, pues, hacer algún análisis electoral. 

Suponemos que el actual alcalde de Noceda, Manuel, estará loco de contento con este resultado, habida cuenta de que se ha metido en el bolsillo a la población nocedense, y aun a otra mucha gente, incluso podría haber llegado a sacar cinco concejales, en vez de cuatro. Enhorabuena, tocayo. Te lo dice alguien que no siente ninguna simpatía por tu partido (en realidad, y a estas alturas, por ningún partido), mas en este caso la persona, Manolo Gómez, está por encima de las ideologías. 
Si hace cuatro años, el PP en Noceda perdió en casi todas sus pedanías, salvo en Robledo de las Traviesas, feudo pepero, donde el pedáneo se impuso al PSOE por dieciocho votos, este año ganó todo o casi, incluso la Junta Vecinal de Noceda, excepto las pedanías de San Justo y Cabanillas, donde gobernarán como puedan Senén y Domingo, un par de fenómenos. Ánimo, chicos. 
Si hace cuatro años el PP ganó sobre todo por los votos de residentes ausentes que viven en el extranjero (fundamentalmente llegados de la Argentina), y que no votaban a la Junta Vecinal, este año ha ganado por goleada, incluso sin estos votos de los residentes ausentes, aunque sí con muchos empadronados, que normalmente no asoman el hociquín por el municipio. Aunque nos pese, y nos cueste reconocerlo, ahora el partido popular se ha hecho muy fuerte en Noceda, en Bembibre, en toda España, y vamos a comernos "popularidad" (o los mocos en su defecto, como antaño hacíamos los guajes) durante mucho tiempo. 
Los rojos, ateos y marginados nos dedicaremos, por tanto, a plantar puerros y ajos en el huerto de la filosofía y la lírica forjadas con los sueños y las ilusiones. Besitos y buenas noches (bajo este sol espléndido de finales de mayo florido y fermoso).

jueves, 26 de mayo de 2011

Parados en el olvido

Hace tiempo escribí un artículo, cuyo título era Parados en el olvido. Entonces vivíamos una época de paro y parón. En realidad, desde que recuerdo nunca ha llovido bien y a gusto de todos, y el desempleo en nuestro país se arrastra desde tiempos inmemoriales. ¿Acaso no os acordáis de cuando nuestros paisanos y paisanas tenían que emigrar a la Europa desarrollada y aun a las Américas de bonanza? El franquismo nos mató. Eso lo saben hasta los fachorros, que vivían como marajas en Reino de taifas. La democracia (el mejor de los gobiernos posibles, si fuera tal) no acabó cuajando del todo hasta pasado el susto tejerino y mostachón. El felipismo tampoco creó, que se diga, mucho empleo... y "Asnarín", el tejano nacido en Pucela, al que le gusta hacer peinetas y perrerías varias, infló la economía dándole pasto y pastel a los constructores y banqueros, que nos dejaron temblando. Y ahora a Zapatero lo han frito (y hasta freído) por llevarnos  a la tasa más alta de desempleo de toda nuestra historia democrática. Se nota a la legua, no hace falta ser muy espabiladín, que nuestros mandatarios, ya sean de uno u de otro bando, no han atinado con el tema, porque en este país de paisitos tampoco contribuimos los ciudadanos de a pie a que las cosas vayan mejor, cada cual pa' su lado (y aun en el del otro, arímate pallá) y todos creemos, el que más y el que menos, que somos hidalgos y fijosdalgo, riquines de medio pelo, aunque no tengamos ni donde caernos muertos. O te haces funcionario (te silba la subconsciencia) o te corren a gorrazos de aquí y de allá, teniendo que saltar de un sitio para otro como un corzo, siempre a salto de mata o matojo (no eran lobos, Caperucita, sino matos), con los pelos de punta... parados, que diría un hispano. También cabe la posibilidad de emprender tu propio negocio, hacerte empresarín, aunque sea chico o mediano, y a enfrentarte en la selva o en el zoo humano con el resto de humanos, demasiado animales. Caníbales (y reyes) que somos. Y si todo esto no te convence (pues te faltan habilidades sociales, comunicativas, asertivas -que se dice en el argot sociológico y psicológico- para ejercer como político o deportista de élite) abandona la tierra, sal de la caverna y lánzate a la aventura, corre riesgos, nomadea, salta vallas, cruza desiertos, viaja alrededor del mundo, date un voltión por el espacio, hazle versos a la luna o a la virgencita de tu pueblo, desafía la gravitación universal, come manzanas del árbol caído -el bíblico, no te despistes-, adopta la pose del pensador (no tiene por qué ser la de Rodin), medita, siente como budista, alcanza el Everest (en su defecto el Catoute o el Valdiglesia), échate una siesta milenaria, cual oso u osa grizzly, en el Alto del Xafra, esto es en Xistréu o Gistredo, hazte eremita (incluso en medio de la sociedad), o bien ponte hábitos de monja de clausura o monxa sin más cera que la arde en los cirios pascuales (otra posibilidad). Ah, olvidaba decir que los tiempos que se nos avecinan -acaso como losas mortuorias en lo tocante a la economía- nos depararán a buen seguro momentos grotescos, valleinclanescos, pues en este país de perfil machorro y peperoni -¿cuál?-, y aun en todo el orbe, todo lo manda el dinero (¿verdad, Max Estrella?), los tiburones de la guita, que nos tienen agarrados por la cornamenta. Con ese rey mago, subido a lomos de una burra, conocido en los escenarios como Rajoy, al que se le sale la baba por doquier, aunque no tenga ni idea de lo que va hacer con esta España con eñe de pañoleta. Todos firmes. Ar.

Parados en el olvido, en alusión a Los Olvidados de Buñuel, es asimismo el título que he elegido para la obra de teatro que mis alumnos de la Universidad de la Experiencia en el Campus de Ponferrada representarán el viernes 3 de junio. La cita será en el salón de actos de la Casa de la cultura de la capital del Bierzo. A las 20 horas.  


http://www.elmundo.es/elmundo/2011/01/18/leon/1295379432.html 
http://www.diariodeleon.com/noticias/noticia.asp?pkid=609947

Se trata de una comedia que aborda nuestra realidad actual, con unos personajes diversos y pintorescos al borde de la desesperación, que intentan por todos los medios lograr una ayuda económica para subsistir. Otros, en cambio, dan la impresión de que no fuera con ellos el tema. Mientras, los funcionarios y funcionarias de turno permanecen impasibles ante la urgente demanda de estos parados/desempleados a los que nadie o casi nadie hace ni caso.
Si me animo, colgaré la obrita en este diario de bitácora. 

Dicho esto, doy paso al artículo que escribiera hace años (retocado ahora para la ocasión). 



Parados es palabra malsonante y que pone los pelos de punta a más de  uno. A nuestros gobernantes no les hace ni mella oír esta palabreja, porque a buen seguro tienen encerados los oídos.

            En tiempos se hablaba de los leprosos, esos bichos apartados de la sociedad y recluidos en algún valle de lágrimas y costras. Hoy los lazarinos no son otros sino los parados en el olvido, propios de una película de Buñuel. Porque entre los parados hay seres de muy  variopinto pelaje, y no a todos se les mide por el mismo rasero. Aún  hay clases entre los parados. Los hay que no lo parecen y lo son. Y otros que lo son y no lo parecen. O al menos no cuentan como tales de cara al INEM (ahora SEPE). Entre los parados, que no lo parecen, están los jóvenes en edad militar,   los disminuidos, los desarrapados... y todas esas personas que están entretenidas en cursos de formación, que no son pocas. El panorama es muy singular, y a la vez preocupante. Con tanto entretenido y subvencionado la población permanece sumida en un estado de entontecida esperanza (bueno, ahora los jóvenes intentan desperezarse con sus acampadas en Sol y aun otras plazas, como la de la Encina, en Ponferrada). Es evidente que no todo el monte es orgasmo, aunque en el Bierzo tengamos mucho monte. 

El paro es como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida de la economía. No me extraña que, con este horizonte de contagios, a más de a uno se le disloquen las estadísticas y le salgan cataratas en las cifras, y virus a quienes tales manejan.
            Los apestados no han querido, en muy pocos casos, o no han podido (casi todos) engancharse al sistema, ese caníbal que preside y rige nuestras vidas.
            En la provincia de León los parados crecerán aún más cuando las minas acaben echando la chapa final, y nos caigan costeros encima de nuestra miopía. Entonces, ya no tendremos oportunidad  de verle las orejas al lobo feroz, porque no quedarán ni abuelitas que den fe del cuento. Vaya cuento.
           

miércoles, 25 de mayo de 2011

Río Boeza


 Puente Boeza

El mes de mayo invita a refrescarse en el río Boeza. 

Amo este río como la sangre que navega por mis venas y nutre la escritura, como la vida misma. También como el resplandor que mana de la Campa de Santiago, espacio proverbial y cinematográfico, bajo el regazo del Pico Catoute, fuente y principio del Boeza, el río de la memoria, de mi memoria, que es paisaje serrano y fluvial. Amo los pequeños y grandes ríos, los regueros y reguerones, las regueras y reguerinas. Amo todo lo que fluye, como dijo Milton. Amo el Boeza, con sus umbrías y puentecitos, y también con su dis-curso rápido y selvático por el Alto Bierzo, con su furia y ese punto gélido de sus aguas.
Amo este río de infancia, y de juventud, siempre, en todo momento, desde el principio hasta el fin.

martes, 24 de mayo de 2011

Candilejas

Clausuramos el ciclo de Chaplin el próximo viernes con Candilejas, en espera de que estos ciclos de cine tengan continuidad en un futuro en la capital del Bierzo Alto.

Candilejas (cuyo título original es Limelight) se nos revela como la síntesis sonora de todo el cine de Chaplin. 
Estamos, pues, ante una obra donde imagen y sonido, comedia y drama, se funden magistralmente. 
Un melodrama genial dirigido a las fibras más sensibles del espectador -esa que ilumina a los grandes artistas-, con una luz especial, "el sueño de la fama hecho luz", que nos hace vibrar de emoción y nos eriza todos los huesitos del alma. 

Una obra autobiográfica, ambientada en su Londres natal, reconstruido en estudio, el de los music-halls, donde se forma como artista y donde sueña con la gloria, poniendo lo mejor de sí mismo. 


Una historia imposible de amor entre un cómico decadente y alcohólico (interpretado por Chaplin, acaso en homenaje a su padre) y una joven bailarina que alcanza el éxito luego de un intento de suicidio (tal vez en homenaje a la madre del cineasta). 

Una reflexión sobre la vejez, la soledad y el fracaso, que nos llega a las entrañas, con un final No feliz, el único ciertamente posible. 

Un homenaje, en definitiva, al mundo del espectáculo. 
"La verdad es lo último que me queda, y quizá un poco de dignidad", le dice Calvero (Chaplin) a la espléndida Terry (Claire Bloom) antes de desaparecer, porque “la vida es deseo y no significación”. 

 Se trata de su última gran película rodada en Estados Unidos -precedida por el fracaso económico y prohibición de su anterior cinta, Monsieur Verdoux-, lo que le obliga a abandonar el país gringo para instalarse en Europa, en concreto en Suiza. 

Candilejas, realizada en 1952 cuando Chaplin contaba con sesenta y tres años, es su confesión, sus memorias y en cierto modo su despedida del cine. Todo está en esta obra impregnada de saber. 

Filmada en blanco y negro, como siempre quiso Chaplin que fuera el cine, Candilejas está planificada para que los intérpretes se luzcan. Salvo algunos movimientos de cámara, insólitos en sus anteriores pelis y algunos primeros planos dotados de extraordinaria intensidad, las tomas son largas y abiertas, esto es teatrales: su característico modo de filmar. 


El director de foto en este caso es un mago de la luz, Karl Struss, quien también pusiera imagen a El Gran dictador y Amanecer, de Murnau. Por otra parte, Candilejas nos muestra juntos, en un mismo escenario para interpretar una parodia musical, a los más grandes del cine mudo, Buster Keaton y el propio Chaplin (quien nunca abandonó del todo su condición de vagabundo solitario) en un número antológico. 

Candilejas se estrena a nivel mundial en Londres ante diez mil espectadores -entre los que se encuentra la princesa Margaret y la aristocracia inglesa- y unos dos mil críticos procedentes de todo el mundo. El éxito es arrollador. En 1972 obtiene un Óscar por la música original de esta legendaria película, considerada, al menos su banda sonora, como una de las mejores de la historia del cine.

jueves, 19 de mayo de 2011

El chico


Aunque no estaba prevista en un inicio, al final se pasará esta peli en el Benevívere de la capital del Bierzo Alto. Será le próximo viernes 20 de mayo pre-electoral. A las 20h15. 

Chaplin sentía debilidad por El Chico, acaso porque es una película en la que nos muestra su propia infancia en los suburbios londinenses, abandonado a su suerte o desgracia, a través de la mirada de un niño, interpretado por el prodigioso Jackie Coogan, su alter ego y un auténtico crack, marcado para siempre por esta cautivadora actuación, lo que le llevaría  a lo largo de su vida artística a hacer papeles de personajes marginales, como Oliver Twist, bien dickensiano, como la propia niñez de hospicio que viviera/sufriera Chaplin, con una madre depresiva con sangre gitana y un padre alcohólico con orígenes judíos. 

Incluso recrea, con mimo y detalle, la ambientación de su Londres de infancia, con sus calles, los característicos tejados de sus casas, su población.  

Se trata, por tanto, de una obra autobiográfica, en la que el director pone toda su alma, y logra conmovernos con esta historia llena de vida y de actualidad. 
El chico es, en palabras del historiador Villegas López, un orbe artístico completo, como la misma vida, como toda obra genial donde la vida se resume y ordena.

El rótulo inicial nos advierte de que estamos ante "una película con una sonrisa y, tal vez una lágrima". 
Una síntesis perfecta de comedia y drama. Un melodrama, o sea, en su decidida intención por emocionar al público. La mujer que sale, con su bebé en brazos, de la casa de maternidad, y echa a andar por el mundo “adelante”. Que abandona a su hijo, y luego, tras su triunfo, decide buscarlo. El vagabundo que recoge al niño abandonado y, en un primer momento, pretende deshacerse de él por todos los medios… hasta que le coge cariño y lo adopta como suyo.

Tras su aparente sencillez narrativa y técnica (a menudo se le ha criticado a Chaplin su modo de filmar de un modo digamos teatral, con pocos movimientos de cámara, desde la perspectiva del espectador, con el que siempre está buscando la complicidad, etc.) el genio del cine nos ofrece una película inolvidable, conmovedora, impregnada de ternura y humanidad, con escenas extraordinarias, como cuando unos tipos pretenden arrebatarle el niño al vagabundo (Chaplin) que lo cuida, quien se encarga de protegerlo con uñas y dientes de sus "maltratadores". 
Hay un momento mágico, cuando Charlot consigue recuperar al "chico" a bordo de un camión, lo que está filmado en un primer plano, que da verosimilitud a las emociones. 
"En ninguna estética se ha usado el llanto de esta manera tan pura", llegó a escribir Lorca a propósito de esta obra. 

A pesar de los problemas personales de Chaplin -la pérdida de su hijo recién nacido, el divorcio de su mujer Mildred Harris, entre otros-, el cineasta logró realizar, con maestría, su primer largometraje. Una superproducción para la época, en la que empleó –en su afán por la perfección- un año de intenso trabajo, que se tradujo en seis rollos de película, 150.000 metros de negativo y 300.000 dólares de gasto.

Se estrenó con gran éxito en 1921 en Estados Unidos.  A partir de este momento el cómico alcanzaría reconocimiento mundial.

martes, 17 de mayo de 2011

El cuaderno gris



Recupero este artículo publicado en Diario de León hace tiempo, con retoques y añadidos para este blog. 



Releo con entusiasmo El cuaderno gris del maestro Pla, en espera de una desintoxicación política, y me encuentro con este pasaje: “Piensa que, en este país, lo que se parece más a un hombre de izquierdas es un hombre de derechas. Son iguales, intercambiables, han mamado la misma leche… Esta división es inservible… Hay una división mucho más profunda… La que se establece entre personas inteligentes y puros idiotas, entre buenas personas y malnacidos…”. 

Da la impresión, leyendo este párrafo, que Pla estuviera pensando acaso en nuestra tierra o en una de corte similar, pues el escritor catalán, pese a su voluntad de localismo, logró la universalidad. 

Y el Bierzo es, ha sido al menos hasta ahora, una comarca de políticos intercambiables, y en su mayoría prescindibles, porque no han dado, salvo excepciones, ni dan mucho de sí, y por supuesto se miran demasiado al ombligo o embrigo, como decimos en el útero de Gistredo. 
Demasiado político inflado y poca chicha. Escaso o nulo saber, raquítico amor al saber, a la filosofía de verdad, a la sensibilidad para lo bueno/bello, a la emoción por aquello que nos mueve y remueve... las entrañas. A ver si, a partir de ahora, Samuel Folgueral, que es arquitecto (esto es artista y sobre todo buen tipo) nos da nuevos aires, con su nueva propuesta: Que gane Ponferrada. En todo caso, te deseo lo mejor, estimado Samuel. Y ojalá logres tus objetivos, aunque las malas y no tan malas lenguas no te auguran buen futuro en lo político. 

Alguien llegó a decir que el Bierzo, en manos de suizos o de catalanes, sería algo así como la tierra prometida, el edén que algún día soñó ser. Es probable que también los ciudadanos de a pie, los paisanos seamos un poco dejados. “Nos vale madre”, que diría un mejicano. De lo contrario tampoco elegiríamos, o se elegirían, los políticos que tan a menudo nos gobiernan. 

Uno, que se siente más próximo a la izquierda que a la derecha, sospecha que tampoco la llamada izquierda es real, y que en sus filas milita también gente de la que más vale alejarse.  Y aun los colegas de partido se pegan navajazos y se hacen la cama en menos que un gallo se tira al gallinero al completo. Algo de gallos y gallinas tienen algunos politiquines en el palenque de las sangrías. Uno, al menos, prefiere a alguien que no sea un puro idiota ni un hijoputa, especies éstas que abundan en demasía, ya sea en política y aun en otros derroteros. 

Lo que cuenta, por encima de ideologías y partidismos, es la persona. Se debe votar a la persona, y no al partido, se oye decir al paisanaje. La izquierda es un mito, como nos anunciara el maestro Gustavo Bueno, y al personal le gusta el bienestar que procura el capitalismo salvaje y despiadado, porque en el fondo somos caníbales, y nos gusta zampar al vecino en cuanto se descuida. 

El panorama político nacional tampoco da para mucho más que el local. Zapatero, ya de retirada o a punto de hacerlo, con un panorama económico desolador, sobre todo para los jóvenes (y no tan jóvenes) en busca de futuro... (es evidente que los apoltronados no tienen crisis ni en las venas, salvo que se hayan metido unas rayitas). 
Rajoy farfullando... es lo suyo... en su línea descalificadora y baballona. Poniendo la jeta como un triste peón que sacrificara su vida en aras del porvenir de su aguerrido ejército. No se cree uno que este individuo pueda llegar a ser presidente de nada, aunque tampoco hubiera dado ni un duro, hace años, si me dicen que Aznarín llegaría adonde ha llegado. Será que vivimos tiempos de involución de la especie humana. ¿Qué será? ¿Que será? 
La derechona intentando imponer su ley, sus reglas del juego, o sea, queriendo meternos en cintura... A su órdenes. Ar. “Mister Asnarín” fuera de toda realidad, haciendo peinetas al pueblo, salido de madre... y de padre, cuya pinta de tendero "moro" (él que tanto reniega del islamismo), eso sí con acento british del Pisuerga, nos devuelve a algún zoco de las desdichas. 

Mientras, sigo impaciente (es un decir) por ver lo que ocurrirá el 22 de mayo en Ponferrada, Bembibre y en Noceda del Bierzo. Hasta otra. 



lunes, 16 de mayo de 2011

El gran dictador

"Si hubiera tenido conocimiento de los horrores de los campos de concentración alemanes, no habría podido rodar la película; no habría podido burlarme de la demencia homicida de los nazis" (Chaplin).

El genio Chaplin, que nunca tuvo intenciones de filmar una película verdaderamente sonora, se atreve con El gran dictador, su primer largometraje hablado y una de sus obras maestras. Una cinta demoledora en la que el director nos da su particular visión del nacionalsocialismo -en concreto de Hitler aunque también aparece parodiado Mussolini-, y de los horrores de la guerra.  Tras su apariencia de burla y ridiculización, se trata de una crítica feroz a los fascismos y sistemas totalitarios. No obstante, Chaplin se encarga, al final y para quitarnos el sabor amargo, de lanzarnos un claro e intenso mensaje democrático de esperanza, paz y libertad.
El rodaje de esta peli coincide, curiosamente, con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, en 1939, y se estrenó en Nueva York en 1940. A título anecdótico, cabe decir que en España estuvo censurada hasta la muerte de Franco. Y por supuesto estuvo prohibida su exhibición en Alemania y en Italia durante muchos años.
Aunque Chaplin tuvo muchos problemas -presionado por unos y otros, incluso por los medios de comunicación-, logró realizarla con gran éxito y enorme rentabilidad económica. Lamentablemente, y a pesar de que la peli contó con cinco nominaciones a los premios Óscar, al final no llevó ninguno. Así funciona la industria del cine, que no deja de ser una poderosa arma propagandística, ideológica, de comunicación de masas.
Chaplin fue, además, acusado y perseguido por ser considerado antiamericano, y tuvo que abandonar los Estados Unidos: país en el que residía en esa época.
Una vez más, este cómico universal y todoterreno del cine se encarga del guión, la dirección y la producción de esta película, en la que interpreta magistralmente un doble papel, como Hynkel, el espantoso dictador de Tomania y como inocente barbero judío. Ambos de asombroso parecido físico, lo que da un gran juego dramático. A uno lo confunden con el otro y al otro con el uno. De hecho, la estructura dramática de esta película insiste en esta sistemática oposición entre dos personajes unidos por un idéntico bigote.
El gran dictador es una síntesis cómica, dramática y aun trágica en la que se nos muestra lo grotesco y a la vez siniestro que puede llegar a ser un tipo que se cree un superhombre y piensa que sólo tienen valor su opinión y su palabra. No en vano, Chaplin, que nació el mismo año que Hitler, se pasó dos años de su vida estudiando el personaje que acabaría inspirando el protagonista de esta historia.


miércoles, 11 de mayo de 2011

Luces de la ciudad

El próximo viernes 13, a las 20h15, proyección de Luces de la ciudad, de Chaplin, en el Benevivere de la capital del Boeza. 

Luces de la ciudad (City Lights, 1931) es sobre todo una película emocionante que, tras su aparente sencillez narrativa, logra sobrecogernos, con esa su mirada tierna, como vemos en el primer encuentro entre el vagabundo y la violetera ciega (perdón, invidente), o la definitiva última escena, que nos sacude las entrañas.


Esta película nos devuelve la ilusión por la vida y por el cine porque está llena de alma y sentimientos. Un portento del cine mudo, donde se ridiculiza la palabra y el sonido, y los diálogos resultan innecesarios y artificiosos, si bien Chaplin, que solía componer la música de sus obras, decidió incluir una banda de sonido con música y efectos sonoros. 
En este caso, aunque acertó de pleno con la música de La violetera como hilo conductor de la película, conviene recordar que fue un plagio, consciente o inconsciente, quién sabe. 
En todo caso, la música de La violetera –que en esa época era muy popular en todo el mundo corresponde al español José Padilla. 
En las versiones actuales de Luces de la ciudad (me hace recordar a Luces de Bohemia) figura Padilla en los títulos de crédito.
A pesar de que Chaplin se resistió a hacer películas sonoras, porque según él desvirtuaban la esencia del cine, acabó sucumbiendo y consiguió realizar dos grandes obras maestras: El gran dictador y Candilejas.
“Nunca haré una película hablada, y si la hago, interpretaré en ella a un sordomudo”, llegó a decir el eterno, romántico y solitario vagabundo, siempre en busca de amor y afectos, que nos hace llorar y reír en esta “comedia romántica en pantomima”, considerada como una de las grandes pelis de la historia del cine.
Una vez más, el genio Chaplin no sólo nos divierte, con su singular humor, sino que nos invita a reflexionar acerca de la realidad, la sociedad de su tiempo, la vida en la ciudad: las injusticias, luchas y desigualdades sociales, la pobreza, el absurdo, pero también sobre el amor y la solidaridad.
A modo de síntesis, Luces de la ciudad es, según el historiador español Villegas López, “como una sinfonía de Beethoven… con tiempos que marcan y conducen la bella aventura: el allegretto cómico, el scherzo ágil, el allegro apasionado, el lento del sordo fracaso, el andante cantabile de todas las esperanzas, el gran trémolo final del inmenso dolor…"

Tintero de tierra

http://www.diariodeleon.es/noticias/filandon/sobre-los-grandes-temas-a-traves-de-memoria_616437.html
 (Diario de León, 03/07/201)

Sobre los grandes temas, a través de la memoria

Tintero de tierra es un libro de poemas escrito con sangre y con alma, con la sangre de la tierra y el espíritu del compromiso con la realidad de nuestro tiempo y aun de otras épocas, esas que debemos rememorar, aunque nos duela, porque forman parte de nuestro pasado, incluso de nuestra historia horrible, para poder entender quiénes somos y hacia dónde caminamos. 

Su autor, el leonés Abel Aparicio, nos habla, en este poemario esencial e imprescindible, sobre los grandes temas universales: la libertad, la amistad y el amor, todos ellos vistos a través de la memoria, que es fuente de placer y a veces de dolor. La memoria como motor vital que nos ayuda a entender y a seguir siendo. 

Escrito a cuatro tintas, a saber, la de la conciencia, la de la memoria, la de las raíces y la del susurro, Aparicio nos invita a reflexionar, desde la sobrecogedora belleza de sus versos, sobre el mundo en que vivimos, abrazado a los "cauces de finanzas y montañas de tesoros" en vez de a los amigos, un mundo lleno de muros y fronteras de malos sueños, "que dividen ilusiones, que dividen seres humanos", un mundo en que "las noticias están secuestradas por la opinión" y "las empresas fabrican nuestra realidad". 

"Nos mean y los diarios dicen que llueve", aparece escrito, a modo de síntesis, en una de las citas que encabezan el poema Formación, incluido en Tinta de conciencia. Una nota singular, que Abel toma de uno de sus maestros, Galeano, y que uno vio escrita un día en una pared de Buenos Aires. 

Prologado por Santiago Macías, quien en estos últimos años se ha encargado de desenterrar la justicia de las cunetas,Tintero de Tierra (Tinteiro de tierra, pues aparece asimismo en edición bilingüe, en astur-leonés) nos hace indagar en nuestras conciencias y aun subconsciencias e inconsciencias para devolvernos el amor, el amor por la poesía y la naturaleza, la amistad, la memoria y la libertad, porque estos son "los versos de un hombre libre" (según escribe el periodista Emilio Gancedo en el epílogo de este libro) y un poeta con gran futuro. 

martes, 10 de mayo de 2011

El cuervo, de Poe


Estamos de enhorabuena porque tenemos de nuevo al Teatro Corsario con nosotros, en Ponferrada, en el Bergidum, templo de la cultura berciana (ay, también contamos con el Benevivere). 

Ayer tuvimos la ocasión de ver al actor Javier Semprún, conocido por su papel en Celda 211, representando El Cuervo, de Poe, poema hecho carne y alma. Un papel que pareciera hecho ex profeso para este actor cuyo aspecto  me hace recordar a algún monstruo del horror, tal vez Frankenstein (esto lo digo con todos los respetos). 

Me emocionó ver a Semprún metido en la piel del tipo, naturalmente siniestro, como sacado de la ultratumba, que se lamenta por la pérdida de su amada, en este caso Leonor. 

El texto en este caso no es un pretexto para interpretar (o sí) porque se trata de uno de los grandes poemas narrativos de toda la historia, que convirtió a su autor en todo un personaje. 

Semprún en el Bergidum 
En palabras de Francisco Pino, que ejerce como traductor infiel de esta versión de El cuervo, se trata del mejor poema del mundo, y de todas las épocas. Algo que me parece, cuando menos, excesivo, atrevido, aun a sabiendas de que Poe (a menudo adaptado al cine por Corman) era un fenómeno de la naturaleza, que logró, con sus cuentos impregnados de muerte y horror, meternos no sólo el miedo en el cuerpo, sino el gusano putrefacto de lo literario, de la vida en su roce sublime y cataléptico con la muerte. 
Dice Pino que El cuervo resume en sí mismo todos los conceptos, tanto éticos, como estéticos, gramaticales, musicales, sinceros y hasta históricos y retóricos. Casi nada. 
Volveré a leer con devoción a Poe, que fue otro maldito de la literatura (como lo es Leopoldo María Panero-Nevermore), lleno de misterio y sobrenaturalidad, con sus historias para no dormir, como La caída de la casa Usher o El retrato oval, por poner sólo un par de ejemplos singulares, venerado por unos y por otros: Baudelaire, Maupassant, Dostoievski (de corte similar), Kafka, entre otros muchos, incluso los llamados surrealistas y algún cineasta como el maestro del suspense, Hitchcock.

Hoy El teatro Corsario nos tiene reservada otra obra, esta vez con títeres: La maldición de Poe. No debemos perdernos esta función.

El cuervo, de Poe


Cierta medianoche aciaga, cuando, con la mente cansada,
meditaba sobre varios libracos de sabiduría ancestral y asentía, adormecido,
de pronto se oyó un rasguido, como si alguien muy suavemente llamara a mi portal.
«Es un visitante -me dije-, que está llamando al portal; sólo eso y nada más.»

¡Ah, recuerdo tan claramente aquel desolado diciembre!
Cada chispa desfalleciente dejaba un rastro espectral.
Yo esperaba ansioso el alba, pues no había hallado calma en mis libros,
ni consuelo a la pérdida abismal
de aquella a quien los ángeles Leonor podrán llamar
y aquí nadie nombrará.

Cada crujido de las cortinas purpúreas y cetrinas me embargaba de dañinas dudas
y mi sobresalto era tal que, para calmar mi angustia repetí con voz mustia:

«No es sino un visitante que ha llegado a mi portal;
un tardío visitante esperando en mi portal.
Sólo eso y nada más».

Mas de pronto me animé y sin vacilación hablé:
«Caballero -dije-, o señora, me tendréis que disculpar
pues estaba adormecido cuando oí vuestro rasguido
y tan suave había sido vuestro golpe en mi portal
que dudé de haberlo oído...», y abrí de golpe el portal:
sólo sombras, nada más.

La noche miré de lleno, de temor y dudas pleno,
y soñé sueños que nadie osó soñar jamás;
pero en ese silencio atroz, superior a toda voz,
sólo se oyó la palabra «Leonor», que yo me atreví a susurran..
sí, susurré la palabra «Leonor» y un eco volvióla a nombrar.
Sólo eso y nada mas.

Aunque mi alma ardía por dentro regresé a mis aposentos
pero pronto aquel rasguido se escuchó más pertinaz.
«Esta vez quien sea que flama ha llamado a mi ventana;
veré pues de qué se trata, qué misterio habrá detrás.

Si mi corazón se aplaca lo podré desentrañar.
¡Es el viento y nada más!»

Mas cuando abrí la persiana se coló por la ventana,
agitando el plumaje, un cuervo muy solemne y ancestral.
Sin cumplido o miramiento, sin detenerse un momento,
con aire envarado y grave fue a posarse en mi portal,
en un pálido busto de Palas que hay encima del umbral;
fue, posóse y nada más.

Esta negra y torva ave trocó, con su aire grave,
en sonriente extrañeza mi gris solemnidad.
«Ese penacho rapado -le dije-, no te impide ser osado,
viejo cuervo desterrado de la negrura abisal;
¿cuál es tu tétrico nombre en el abismo infernal?»
Dijo el cuervo: «Nunca más».

Que un ave zarrapastrosa tuviera esa voz virtuosa
sorprendióme aunque el sentido fuera tan poco cabal,
pues acordaréis conmigo que pocos habrán tenido
ocasión de ver posado tal pájaro en su portal.
Ni ave ni bestia alguna en la estatua del portal
que se llamara «Nunca más».

Mas el cuervo, altivo, adusto, no pronunció desde el busto,
como si en ello le fuera el alma, ni una sola sílaba más.
No movió una sola pluma ni dijo palabra alguna
hasta que al fin musité: «Vi a otros amigos volar;
por la mañana él también, cual mis anhelos, volará».
Dijo entonces: «Nunca más».

Esta certera respuesta dejó mi alma traspuesta;
«Sin duda -dije-, repite lo que ha podido acopiar
del repertorio olvidado de algún amo desgraciado
que en su caída redujo sus canciones a un refrán;
que pergeñó, acorralado, este lúgubre refrán:
"Nunca, nunca más"».

Como el cuervo aún convertía en sonrisa mi porfía
planté una silla mullida frente al ave y el portal;
y hundido en el terciopelo me afané con recelo
en descubrir que quería la funesta ave ancestral.
Qué pretendía esa torva ave, funesta y ancestral
al repetir: «Nunca más».

Esto, sentado, pensaba, aunque sin decir palabra
al ave que ahora quemaba mi pecho con su mirar;
eso y más cosas pensaba, con la cabeza apoyada
sobre el cojín purpúreo que el candil hacía brillar.
¡Sobre aquel cojín purpúreo que ella gustaba de usar,
y ya no usará nunca más!

Luego el aire se hizo denso,
como si ardiera un incienso
mecido por serafines de leve andar musical.
«¡Miserable! -me dije-; ¡Tu Dios estos ángeles dirige hacia ti
con el filtro que a Leonor te hará olvidar!
¡Bebe, bebe el dulce filtro, y a Leonor olvidarás! »
Dijo el Cuervo: «Nunca más».

« ¡Profeta -grité-, ser malvado; profeta eres, diablo alado!
¿Del Tentador enviado o acaso una tempestad
trajo tu torvo plumaje hasta este yermo paraje,
a esta morada espectral? ¡Mas, te imploro,
dime ya, dime, te imploro, si existe algún bálsamo en Galaad!»
Dijo el Cuervo: «Nunca más».

« ¡Profeta -grité-, ser malvado; profeta eres, diablo alado!
Por el Dios que veneramos, por el manto celestial,
dile a este desventurado si en el Edén lejano
a Leonor, ahora entre ángeles, un día podré abrazar;
si a la radiante doncella en el Edén podré abrazar. »
Dijo el Cuervo: «¡Nunca más!».

«¡Diablo alado, no hables más!», dije, dando un paso atrás;
« ¡Que la tromba te devuelva a la negrura abisal!

¡Ni rastro de tu plumaje en recuerdo de tu ultraje
quiero sobre mi portal! ¡Deja en paz mi soledad!
¡Quita el pico de mi pecho y tu sombra del portal!»
Dijo el Cuervo: «Nunca más».

Y el impávido cuervo osado aun sigue, sigue posado,
en el pálido busto de Palas que hay encima del portal;
y su mirada aguileña es la de un demonio que sueña,
cuya sombra el candil en el suelo proyecta fantasmal;
y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal,
no se alzará... ¡nunca más!