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martes, 17 de mayo de 2011

El cuaderno gris



Recupero este artículo publicado en Diario de León hace tiempo, con retoques y añadidos para este blog. 



Releo con entusiasmo El cuaderno gris del maestro Pla, en espera de una desintoxicación política, y me encuentro con este pasaje: “Piensa que, en este país, lo que se parece más a un hombre de izquierdas es un hombre de derechas. Son iguales, intercambiables, han mamado la misma leche… Esta división es inservible… Hay una división mucho más profunda… La que se establece entre personas inteligentes y puros idiotas, entre buenas personas y malnacidos…”. 

Da la impresión, leyendo este párrafo, que Pla estuviera pensando acaso en nuestra tierra o en una de corte similar, pues el escritor catalán, pese a su voluntad de localismo, logró la universalidad. 

Y el Bierzo es, ha sido al menos hasta ahora, una comarca de políticos intercambiables, y en su mayoría prescindibles, porque no han dado, salvo excepciones, ni dan mucho de sí, y por supuesto se miran demasiado al ombligo o embrigo, como decimos en el útero de Gistredo. 
Demasiado político inflado y poca chicha. Escaso o nulo saber, raquítico amor al saber, a la filosofía de verdad, a la sensibilidad para lo bueno/bello, a la emoción por aquello que nos mueve y remueve... las entrañas. A ver si, a partir de ahora, Samuel Folgueral, que es arquitecto (esto es artista y sobre todo buen tipo) nos da nuevos aires, con su nueva propuesta: Que gane Ponferrada. En todo caso, te deseo lo mejor, estimado Samuel. Y ojalá logres tus objetivos, aunque las malas y no tan malas lenguas no te auguran buen futuro en lo político. 

Alguien llegó a decir que el Bierzo, en manos de suizos o de catalanes, sería algo así como la tierra prometida, el edén que algún día soñó ser. Es probable que también los ciudadanos de a pie, los paisanos seamos un poco dejados. “Nos vale madre”, que diría un mejicano. De lo contrario tampoco elegiríamos, o se elegirían, los políticos que tan a menudo nos gobiernan. 

Uno, que se siente más próximo a la izquierda que a la derecha, sospecha que tampoco la llamada izquierda es real, y que en sus filas milita también gente de la que más vale alejarse.  Y aun los colegas de partido se pegan navajazos y se hacen la cama en menos que un gallo se tira al gallinero al completo. Algo de gallos y gallinas tienen algunos politiquines en el palenque de las sangrías. Uno, al menos, prefiere a alguien que no sea un puro idiota ni un hijoputa, especies éstas que abundan en demasía, ya sea en política y aun en otros derroteros. 

Lo que cuenta, por encima de ideologías y partidismos, es la persona. Se debe votar a la persona, y no al partido, se oye decir al paisanaje. La izquierda es un mito, como nos anunciara el maestro Gustavo Bueno, y al personal le gusta el bienestar que procura el capitalismo salvaje y despiadado, porque en el fondo somos caníbales, y nos gusta zampar al vecino en cuanto se descuida. 

El panorama político nacional tampoco da para mucho más que el local. Zapatero, ya de retirada o a punto de hacerlo, con un panorama económico desolador, sobre todo para los jóvenes (y no tan jóvenes) en busca de futuro... (es evidente que los apoltronados no tienen crisis ni en las venas, salvo que se hayan metido unas rayitas). 
Rajoy farfullando... es lo suyo... en su línea descalificadora y baballona. Poniendo la jeta como un triste peón que sacrificara su vida en aras del porvenir de su aguerrido ejército. No se cree uno que este individuo pueda llegar a ser presidente de nada, aunque tampoco hubiera dado ni un duro, hace años, si me dicen que Aznarín llegaría adonde ha llegado. Será que vivimos tiempos de involución de la especie humana. ¿Qué será? ¿Que será? 
La derechona intentando imponer su ley, sus reglas del juego, o sea, queriendo meternos en cintura... A su órdenes. Ar. “Mister Asnarín” fuera de toda realidad, haciendo peinetas al pueblo, salido de madre... y de padre, cuya pinta de tendero "moro" (él que tanto reniega del islamismo), eso sí con acento british del Pisuerga, nos devuelve a algún zoco de las desdichas. 

Mientras, sigo impaciente (es un decir) por ver lo que ocurrirá el 22 de mayo en Ponferrada, Bembibre y en Noceda del Bierzo. Hasta otra. 



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