A propósito de Rayuela, de Cortázar, quiero hablar hoy de su editor, Francisco Porrúa, gallego de A Coruña, hijo de emigrantes, como tantos, que se fueron a la Patagonia argentina en busca de vida y aventura, siendo él muy pequeño. Luego se trasladó a Buenos Aires y se convirtió en uno de los más grandes en el mundo editorial.
En la actualidad, creo que vive en Barcelona, alejado del mundanal ruido. Porrúa fue quien se encargó de publicar no sólo Rayuela, sino Cien años de soledad. Y eso tiene mucho mérito, sobre todo cuando nadie creía en Márquez ni en su monumental obra.
Al parecer, ninguna editorial estaba interesada en publicar Cien años de soledad, hasta que le llegó a Porrúa. Se dice que sólo le llegó la segunda parte de la novela, porque García Márquez no tenía ni siquiera dinero para enviarla por correo en su totalidad, aunque es casi seguro que el Nobel quería enviarle la primera parte, y se confundió. Azares de la vida.
¿Quién se acuerda hoy de Porrúa? Además de editar a estos grandes, también publicó a Leopoldo Marechal (autor muy interesante, sobre todo por su obra Adán Buenosayres) y a Manuel Puig, entre otros.
Asimismo, también editó literatura de ciencia ficción, y obras como Crónicas marcianas, de Bradbury, conocido también este autor por Fahrenheit 451.
Como ya sabemos, Galicia es casi casi la tierra prometida, aunque Buenos Aires, la capital federal, sea la gran provincia gallega.
No olvidemos que Buenos Aires fue algún día el primerísimo mundo, cuando en España nos moríamos literalmente de hambre.
En la actualidad, creo que vive en Barcelona, alejado del mundanal ruido. Porrúa fue quien se encargó de publicar no sólo Rayuela, sino Cien años de soledad. Y eso tiene mucho mérito, sobre todo cuando nadie creía en Márquez ni en su monumental obra.
Al parecer, ninguna editorial estaba interesada en publicar Cien años de soledad, hasta que le llegó a Porrúa. Se dice que sólo le llegó la segunda parte de la novela, porque García Márquez no tenía ni siquiera dinero para enviarla por correo en su totalidad, aunque es casi seguro que el Nobel quería enviarle la primera parte, y se confundió. Azares de la vida.
¿Quién se acuerda hoy de Porrúa? Además de editar a estos grandes, también publicó a Leopoldo Marechal (autor muy interesante, sobre todo por su obra Adán Buenosayres) y a Manuel Puig, entre otros.
Asimismo, también editó literatura de ciencia ficción, y obras como Crónicas marcianas, de Bradbury, conocido también este autor por Fahrenheit 451.
Como ya sabemos, Galicia es casi casi la tierra prometida, aunque Buenos Aires, la capital federal, sea la gran provincia gallega.
No olvidemos que Buenos Aires fue algún día el primerísimo mundo, cuando en España nos moríamos literalmente de hambre.
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