Aunque Zoé Valdés vive desde hace tiempo en París, porque el gobierno cubano no la ve con buenos ojos, se nota su cubanidad y nostalgia habanera en todo lo que escribe.
A Zoé Valdés le gusta escribir con todos los sentidos, prueba de ello es su novela Café nostalgia, y sobre todo con el gusto y el olfato, como percibimos en Te di la vida entera, premiada como finalista del Planeta en 1996, y cuyo título nos invita a bailar y jeremiquear a partes iguales.
La historia es realmente melodramática, donde la música y el sexo están muy presentes, y la protagonista es Cuca Martínez, a veces llamada, tal vez de un modo cómico, Cuquita, o Curuquita, la Niña o Caridad.
Cuca es una sufridora, que por momentos me hace recordar el papel que interpreta Carmen Maura en ¿Qué hecho yo para merecer esto?, de Almodóvar, a quien cita en la segunda parte de la novela.
Sin duda, Zoé Valdés se me hace almodovariana en su mirada femenina acerca de la realidad, el hombre machito y ausente por contraposición a la mujer confidente y solidaria, y esos personajes que parecen salidos del universo Almodóvar (léase el capítulo siete): Katrinka, la tierna y servicial cucaracha, el etíope Ratón Pérez, la Mechu y Puchu –también llamadas Fala y Fana-, Talla Super Extra Larga…. Continuará.
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