(Diario de León, 11/03/2008)
Ponferrada, Ciudad de la Energía, Ciudad de Edades del Hombre (y de la Mujer), Ciudad Centenaria, Ciudad-Rosaleda, ciudad de ciudades.
Recuerdo que Gil Parrondo, afamado director artístico y persona entrañable, me dijo, nada más adentrarse en la Ponferrada, “parece que estuviéramos en Chicago”, y eso que aún no se había comenzado a construir el rascacielos. Lo que podría entenderse como una broma ocurrente.
En cualquier caso, si nos fiamos del ruido informativo generado y aquello que tienen a bien contarnos nuestros políticos -al menos algunos-, da la impresión de que la capital del Bierzo fuera la hostia consagrada, habida cuenta de que ésta es como un emblema de la redondez y por ende de la perfección.
Que Ponferrada sea, o parezca, tan grande e importante nos alegra, a la vez que nos pone los pelos como escarpias, porque resulta difícil asimilar tanta transformación en tan poco tiempo.
Hace algunos años Ponferrada era, nomás, un pueblín minero, sucio y feúcho, eso sí, en medio de un entorno bellísimo. Y como si de un sueño se tratara, la capital pimentera ha despertado de su letargo para ofrecernos un rostro enérgico y energético, innovador, moderno, que a uno le resulta de ensueño.
Aunque no todo lo que relumbra sea oro, sino bacía de barbero, en esta hoya de hoyos, el Bierzo sigue siendo como una isla en medio de un mar de esperanzas, un mar de olas montañosas. Y Ponferrada es la gran fuerza de esta esperanza, en la que depositamos nuestras energías.
Cada una de las ciudades que atesora la capital de Bierzo requeriría un análisis en profundidad.
Toda la realidad, en verdad, debe ser analizada para sacar algo en limpio. Como la combustión limpia del carbón, que nos obsequiará la Fundación Ciudad de la Energía, a través de su plataforma experimental de oxicombustión y captura de CO2, “la más completa del mundo”.
Un proyecto extraordinario, que figurará en un congreso que se celebrará en EE.UU.
A partir de ahora esperamos que con esta plataforma de la Ciuden en Cubillos se paralicen los eólicos que pretenden clavarnos en importantes áreas ecológicas del Bierzo, porque no necesitamos más energía, sólo más pureza en el aire, para que el turismo rural sea una verdadera realidad, y no sólo un estruendo político que acalle la voz popular. Confiamos en que la Ciudad de la Energía nos descontamine, cree muchos empleos, y además siga impulsando, como ya viene haciendo a través de La mirada circular, rutas de turismo rural en el Bierzo, hoya mágica, que por momentos nos hace creer en hadas madrinas dispuestas a hacernos volar por los aires malvarrosa de la surrealidad.
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