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lunes, 23 de diciembre de 2024

Oviedo y Xixón en las entrañas

 


Antes de despedir este año de 2024 me dio por viajar a Oviedo (Uviéu) 
y Gijón (Xixón), que son dos espacios familiares, sobre todo la capital del principado astur, donde pasé algunos años de mi juventud, divino tesoro, en la universidad. Y eso queda grabado a fuego en la memoria emocional. Sobre esto he escrito en diversas ocasiones pero, creo, que no está de más recordarlo, porque uno es memoria, porque la vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla, como nos dijera el Nobel Gabo en Vivir para contarla, un libro autobiográfico, de memorias, delicioso, tal vez lo más entrañable que escribiera este monumental escritor. 

Me ha gustado viajar a Oviedo y Xixón con mirada asombrada, como si las visitara por primera vez, como un niño que las descubriera con su mirada inocente, aunque esto resulte harto complicado, habida cuenta de que uno, a resultas de la edad, ya no puede tener la pureza de la percepción. O sí, quién sabe. Qué atrevido. 

https://cuenya.blogspot.com/2021/07/oviedo-exotica-y-familiar.html

En todo caso, he disfrutado de mi visita. Y he entablado, curiosamente, conversación con dos personas de México en Oviedo, en concreto en el alojamiento. Digo curiosamente porque México, ese país surrealista en el que tuve la ocasión de vivir en los años noventa, bajo el final del mandato de Salinas de Gortari y los comienzos de Ernesto Zedillo, también me ha marcado de un modo esencial en mi vida. 

Casa-museo Jovellanos en Gijón

Tanto Norma como Joaquín han venido a España, en concreto a Asturias, en busca de un mundo tranquilo, en busca a buen seguro de esa ataraxia de la que nos hablaron los filósofos estoicos y epicúreos, a sabiendas de que México está viviendo, según ellos, una época convulsa, de violencia extrema, de inseguridad, lo cual asusta. Y ellos se sienten amenazados, sobre todo el médico Joaquín, que no se halla ya seguro en su país, qué pena. El propio Joaquín me dijo que cada día hay un montón de asesinatos y desapariciones de personas. Vaya lacra. El gobierno parece no poner medidas contra esta barbarie. 

Catedral de Oviedo

Por su parte Norma, con quien tuve el gusto de platicar largo y tendido, es una terapeuta experimentada que, después de visitar España en varias ocasiones y hacer el Camino de Santiago, se ha quedado prendada de Asturias y quiere fijar su residencia en Luarca (la matria de Manuel Murias, que llegó desde esa tierra maravillosa un buen día a Noceda del Bierzo, mi útero). Les deseo lo mejor a ambos. Ojalá encuentren en Asturias la temperatura emocional y la ataraxia que ansían. Norma, gracias por tu amabilidad. Espero que logres establecerte en Asturias y también pueda venir tu hija y tu nieto. 

Al principio del viaje me pilló el orbayu, tan característico en Asturias, con esa lluvia mansa, lloviendo sin ganas pero con infinita paciencia, como escribiera Cela en Mazurca para dos muertos (novela que me produjo gran conmoción cuando la leí). Por fortuna, al día siguiente lució un día espléndido en Xixón, adonde fui a pasear en busca a buen seguro de mar, porque el mar procura sanas vibraciones, resulta balsámico, calmante, aromático. De mar y de sidra. No en vano, Xixón, entre el mar Cantábrico y las montañas, muestra un rostro sidrero, con su característico árbol de la sidra, que es símbolo de esta ciudad, como lo es el estadio del Molinón para los futboleros. Con todas esas sidrerías o chigres que pueblan el colorido barrio de Cimadevilla. Me gusta chigrear, porque la sidra, que es una bebida divina capaz de hacer que uno entre en éxtasis místico, como si fuera talmente un derviche giróvago en danza, acaba de ser declarada Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad por la Unesco, lo cual me entusiasma, tanto como tomar unos buenos culines de este delicioso elixir de manzana.

Reconozco que, aunque he estado en diversas ocasiones en Xixón, Oviedo fue la ciudad donde permanecí durante cinco cursos. Y tengo el mapa de la misma en la cabeza. Con lo cual me dejo llevar de forma instintiva por los lugares de siempre, que siguen ahí, casi casi como los viera y viviera en mis años de estudiante universitario. Con las luces de Navidad, que ponen notas de color a esta ciudad carbayona, que sigue en mí, que camina conmigo. Camino por los sitios de siempre. Me paro delante de El viajero, en la plaza Porlier, para guiñarle un ojo con la cámara del móvil. Y él, rodeado de maletas y provisto de sombrero, abrigo y paraguas -ya sabe que el orbayu puede aparecer en cualquier momento- me devuelve la mirada. Tal vez nos reconocemos en la mirada.

El viajero

Continúo con mi paseo hacia la catedral, de estilo gótico flamígero, eso dicen los entendidos, y me encuentro con La Regenta, con Ana Ozores, que me habla del deseo, del Eros. "No soporto las cadenas de esta sociedad provinciana, no me gusta nada su moral casposa", parece decirme con voz entrecortada. Se me hiela el aliento. Entonces, recuerdo que Clarín escribió una novela ambientada en la noble, heroica, sarcástica y devota Vetusta. Y que el cineasta Gonzalo Suárez (cineostia, que diría el autor de Remando al viento) adaptó al cine y el también realizador, crítico de cine y actual presidente de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España Méndez-Leite (a quien tuve el gusto de conocer en la ex Escuela de cine de Ponferrada) hizo una adaptación para la televisión protagonizada por Aitana Sánchez-Gijón (La Regenta), Carmelo Gómez (Fermín de Pas), Héctor Alterio (Víctor Quintanar), entre otros. A estos geniales intérpretes también he tenido el placer de saludarlos en alguna ocasión.

Encuentro muchas similitudes entre La Regenta de Clarín, Madame Bovary de Flaubert y Ana Karenina, de Tolstoi.

De repente, he vuelto a entrar en éxtasis, regresando a aquella época de estudiante. Recuerdo que compartía piso, en la calle Capitán Almeida, con un tal Celestino, que estudiaba filología. https://cuenya.blogspot.com/2017/03/oviedo-despues-de-tanto-tiempo.html

He vuelto al presente y me he dejado fluir por el Campillín. Creo recordar que vivía en el número 3 de esa calle con nombre de capitán, que ahora se llama Fernando Alonso. Ya no existe el bar Nemur, donde tomaba café y conocí a gente como el maestro Don Pío, que era un puntazo. No quiero caer en la nostalgia porque sigo en el presente. Y continúo caminando, ahora por la calle Oscura. Y aunque haya dejado de orbayar, me apetece acercarme a la plaza del paraguas. El paraguas como símbolo de Oviedo. Y todos esos garitos a los que algún día, siendo un jovencito con las ilusiones intactas, entré en busca quizá de diversión, como el Tsaciana, que regentaba Pío (este era otro Pío, de Laciana) y El ñeru la Curuxa (singular nombre), entre otros, en aquel Oviedo antiguo y movido de estudiantes. Y también profesores magníficos, como Marino Pérez, del que he hablado recientemente a propósito de sus libros El individuo flotante y Nadie nace en un cuerpo equivocado.

https://cuenya.blogspot.com/2024/12/el-ultramundo-de-las-redes-sociales-y.html

Ñeru la Curuxa

Prosigo mi deambular por ese Oviedo que tanto me atrae hasta alcanzar la plaza de Feijoo, donde se erige una estatua en su nombre. Y se halla asimismo la actual Facultad de Psicología, que en tiempos fuera Facultad de Filología, donde estudiaba Celestino e impartía clases el catedrático emérito y miembro de la Real Academia española Emilio Alarcos. Me detengo ante la figura de Feijoo, que fue un religioso benedictino y ensayista, autor del Teatro Crítico universal (conformado por discursos en todo género de materia acerca de filología, física, matemática, ciencias naturales, medicina, astronomía, geografía, economía, derecho, religión, historia, política, filosofía, literatura, etcétera) y del discurso Defensa de las mujeres, considerado como el primer tratado del feminismo español.

https://cuenya.blogspot.com/2010/02/algunos-recuerdos-ovetenses.html

2. ¡Qué quimeras, qué extravagancias no se conservan en los pueblos a la sombra del vano pero ostentoso título de tradición! ¿No es cosa para perderse de risa el oír en éste, en aquél y en el otro país, no sólo a rústicos y niños, pero aun a venerados sacerdotes, que en tal o tal [351] parte hay una mora encantada, la cual se ha aparecido diferentes veces? Así se lo oyeron a sus padres y abuelos, y no es menester más. Si los apuran, alegarán testigos vivos que la vieron, pues en ningún país faltan embusteros que se complacen en confirmar tales patrañas... (Feijoo, Teatro Crítico universal).

Aunque pudiera sonar a chiste, no deberíamos confundir al padre Feijoo con el padre actual del PP, porque el ilustrado Feijoo, también gallego, en este caso de Ourense, nos ha legado una obra extraordinaria.

https://cuenya.blogspot.com/2024/10/homenaje-al-maestro-bueno-en-oviedo.html

Plaza y estatua Feijoo

2. El falso Profeta Mahoma, en aquel mal plantado paraíso, que destinó para sus secuaces, les negó la entrada a las mujeres, limitando su felicidad al deleite de ver desde afuera la gloria, que habían de poseer dentro los hombres. Y cierto que sería muy buena dicha de las casadas, ver en aquella bienaventuranza, compuesta toda de torpezas, a sus maridos en los brazos de otras consortes, que para este efecto fingió fabricadas de nuevo aquel grande Artífice de Quimeras. Bastaba para comprehender cuánto puede errar el hombre, ver admitido este delirio en una gran parte del mundo (Feijoo, Defensa de las mujeres).

Es probable que Oviedo sea, según llegara a decir el cineasta Woody Allen, una ciudad deliciosa, exótica... como un cuento de hadas. Un cuento de hadas y princesas.

Con Leonor de Borbón como la princesa del Reino de España. Recuerdo que, precisamente con motivo del premio Príncipe de Asturias de las Artes en el 2002, tuve la ocasión de saludar al genio Allen en el Hotel de la Reconquista de la capital astur, donde además rodó algunas escenas de Vicky Cristina Barcelona. M acerco a su estatua para hacerle una fotica y entonces mi mente vuela a Manhattan, donde pude asistir a un concierto suyo, en concreto en el Michael's Pub, donde tocaba el clarinete con su banda de música. Nunca olvidaré aquel lunes de julio del año de 1995. Woody Allen, al que he podido ver al menos en dos ocasiones más, en Madrid y Coruña, me parece uno de los grandes cineastas del siglo XX y también del siglo XXI. He podido visionar, como se dice ahora, casi casi todas sus películas.
Tino Casal

En este reciente viaje a Oviedo (capital española de la gastronomía 2024, con el bulevar Gascona como gran escaparate) he sentido la ciudad, más que nunca, eso creo, a través de sus personajes, como a los que me he referido, entre los que figura también el polifacético Tino Casal, que cuenta con una escultura en bronce en la céntrica y peatonal calle Palacio Valdés. Considerado como rey del Glam rock (liderado por David Bowie) y autor de Eloise (a partir de la versión original de los hermanos Ryan), entre otras canciones, el cantante y compositor Tino Casal nació en Tudela Veguín, cerca de Oviedo. Me gustaba su modernidad, también su música.
Cabe recordar que Tino Casal financió parte de las películas Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón y Laberinto de pasiones, de Almodóvar. Y fue un gran valor de la llamada movida madrileña. Lástima que falleciera tan joven.

Antes de decirle hasta luego a la ciudad carbayona, siento la llamada de la belleza del Fontán, de su mercado, de su plaza. Y ahora vuelvo a rememorar que en Xixón sentí la luminosidad del mar, porque esta es una ciudad portuaria, patria y matria del ilustre e ilustrado Jovellanos, viajero intrépido que un buen día se adentró en los valles del Bierzo. De forma que Xixón y el Bierzo están hermanados a través de este escritor de la Ilustración.
Iglesia de San Pedro-Gijón

Me viene a la memoria -porque uno es memoria, porque la vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla- que Xixón es asimismo el espacio cinematográfico de Garci. No en vano, ganó un Óscar por Volver a empezar. Y que esta ciudad, a la que siempre volveré, eso espero, es una larga caminata a orillas del paseo marítimo de la playa de San Lorenzo, desde la iglesia de San Pedro hasta el Tostaderu. Que Xixón, donde por azares del destino acabo viendo al gran Pablo Huerga, es una ciudad con un palacio llamativo (sobre todo su nombre, Revillagigedo) y una estupenda Plaza Mayor, bajo cuyos soportales se guarecen del orbayu los gijoneses y visitantes, y donde la gastronomía, con sus fabes y quesos, además de los cachopos y cachopines, incluida la sidra, es un arte.
Palacio Revillagigedo y Don Pelayo

Con Don Pelayo (otro personaje emblemático), dizque el fundador del Reino de las Asturias o Asturies, mirando embelesado hacia el puerto deportivo. Pues, como Don Pelayo, seguiré contemplando extasiado el mar Cantábrico, el verde aroma del Noroeste.

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