Granada, con sus aromas y sabores morunos, resulta exótica. En realidad, es una ciudad exótica, que engancha nada más que pones los pies en la misma. En todo caso, son muchas ya las veces que he podido visitar esta ciudad. Y nunca me canso de visitarla, al contrario, creo que en cada visita, como en la más reciente de finales de diciembre de 2024, descubro algo que me cautiva para volver a ésta, en tiempos, capital de Al-Ándalus.
Se me antoja por tanto una ciudad mora, la última en ser reconquistada por los Reyes Católicos, que están enterrados en la catedral de la ciudad (en concreto en la Capilla Real), obra cumbre del Renacimiento.
Cabe señalar asimismo que en la céntrica plaza de Isabel la Católica se encuentra una escultura de la Reina Isabel y Colón.
Mirador de San Nicolás |
El Sacromonte |
Lo cierto es que desde que descubriera esta ciudad hace treinta y pico años, me quedé prendado de la misma. Y vuelvo siempre que puedo. Es uno de mis lugares favoritos, al menos de España, o de lo que he podido visitar.
Las vistas a la Alhambra-Generalife, con sus bellos palacios nazaríes, jardines y alcazaba -monumentos situados en lo alto de una colina-, tanto desde el mirador de San Nicolás como desde San Miguel Alto, son fascinantes, ensoñadoras, con el telón de fondo de Sierra Nevada, que me hace recordar al Atlas nevado en invierno desde la ciudad de Marrakech. Y es que Granada tiene cierto parecido con la ciudad roja marroquí, aunque sea un ligero parecido, al menos esta similitud se halla en mi percepción. Desde el mirador de San Miguel Alto
Desde el mirador de San Miguel Alto, donde se halla la ermita del mismo nombre, se tienen las mejores panorámicas de la ciudad, del Albaicín, de la Alhambra y de Sierra Nevada.
Las huellas árabes también perviven en la Alcaicería, un antiguo zoco árabe de callejuelas. de artesanía y souvenirs, donde se fabricaba y se vendía la seda en la época árabe. Y próximo a la Alcaicería se puede encontrar el corral del carbón, una alhóndiga nazarí construida en el siglo XIV, con su gran patio cuadrado de tres pisos rodeado de habitaciones y una fuente con dos caños en medio, para dar en un inicio alojamiento a los comerciantes, y posteriormente para realizar representaciones teatrales, que se mantiene en la actualidad en muy buen estado de conservación. Carrera del Darro
Para rematar una visita más o menos breve a Granada, el viajero tiene querencia por la carrera del Darro y el Paseo de los Tristes, llamado así por ser el antiguo camino hacia el cementerio de San José. Un paseo entre la Alhambra y el Albaicín, entre los puentes árabes, bordeando el río Darro, en pleno corazón de esta ciudad renacentista y barroca, pero también liberal (la Granada de la heroína Mariana Pineda, que Lorca consiguió darle una dimensión universal y hacer de ella un modelo de libertad).
De esta ciudad moruna y exótica, como dije al inicio.
¡Qué facilidad para poner en la mente del lector lo que vas viendo! Felicidades.
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