Muchas gracias, amigo Chema García, por el homenaje al gran poeta Vicente R. Manchado. Os dejo esto que escribí sobre él y también este vídeo en el que se me hace mención también a partir de la hora y ocho minutos.
"Creo que Manchado habría sido poeta aunque no hubiera publicado ni un solo libro en su vida".
https://www.youtube.com/watch?v=p9U5yQw2yd0
...Sé que el amor y la saliva
son una misma cosa entre
los colmillos filosos.
Sé que la lengua y los insectos
usan yesca aun en verano...
(Vicente
Rodríguez Manchado, Bajo otra luz, la última)
El oficio de vivir de Vicente Rodríguez Manchado
Vicente R. Manchado en Salamanca. Foto: Cuenya |
Entablé contacto con el poeta Vicente Rodríguez Manchado
hace años a través del Facebook. Y, a partir de ese momento, aunque nos
viéramos en contadas ocasiones, tanto en Salamanca como en León, mantuvimos una
buena relación de camaradería.
Recuerdo cómo en una de mis visitas a Salamanca, allá por el
año de 2017, ejerció como un excelente cicerone y me redescubrió la capital
charra, al menos una parte de la misma, adentrándome en lugares como la terraza
de El Quijote, un huerto epicúreo, en calma, donde es posible conversar sin
ruidos. O bien en el casino (maravilloso espacio), incluso en el jardín (desde
el que se gozan de estupendas vistas a la catedral) así como el museo dedicado
al gran artista, también fallecido, Venancio Blanco.
Vicente, al que le entusiasmaban los espacios verdes, era un enamorado de su ciudad, al que le agradezco que me presentara a algunos amigos suyos como Mari Ángeles (rapsoda), Elba Maribel (poeta, artista) y Fernando (catedrático de la Universidad de Salamanca y poeta).
Torrente Ballester en el Instituto Villarroel de Salamanca
Vicente tuvo el privilegio
de conocer al maestro Torrente Ballester, pues el escritor gallego, afincado en
Salamanca, llegó a darle clase en el Instituto Torres Villarroel, creo
recordar, donde estudió el Bachiller. Era, según él, un profesor atípico,
asistemático pero excelente. Lo que más le gustaba de sus clases era cuando
contaba anécdotas acerca de Valle-Inclán.
Recuerdo haber visto, al menos una vez, a Torrente Ballester en el café Moderno. Y es que los bares de Salamanca, que suelen estar hechos con esmero, son toda una institución y atraen mucho a los estudiantes de toda España y aun de otros puntos de la geografía internacional.
Torrente Ballester, Novelty |
Decía que Vicente me redescubrió Salamanca porque ésta es
una ciudad que forma parte de mis mapas de los afectos, ya que tuve la ocasión
de estudiar el posgrado en su universidad a principios de los años noventa. Y
vuelvo siempre que puedo a la misma.
Agradezco la hospitalidad que me brindara Vicente, así como
su cercanía, su verbo, tan lleno de sabiduría, de poesía, porque él era (da
pena decirlo ya en pasado) un poeta con mayúsculas. Creo que Manchado habría
sido poeta incluso aunque no hubiera publicado ni un solo libro en su vida. Y
él no sólo publicó varios libros, entre otros Bajo otra luz, la última o Sólo
por habitarte, sino que fue premiado en diversas ocasiones.
Contaba que los premios literarios son un estímulo, que a
uno lo dan a conocer y, además, le permiten conocer a otras personas que
también aman la poesía.
Recordaba con entusiasmo el Premio Nacional de poesía
Conrado Blanco que le concedieran en el 2014 por su poema Nadie te espera en la ciudad en el Certamen Poesía para Vencejos
organizado por el poeta leonés Felipe Pérez Pollán, ya fallecido. "Un
trabajo interesante que rememora la figura de Claudio Rodríguez en un ambiente
propicio cerca del Duero –en palabras del poeta Adolfo Ares–. El poeta
transmite su pasión y se hace fluir junto a ese río, que ha sido el de tantos
poetas. Hay soledad y hay noches de emociones contenidas... porque el ser
humano aparece en cualquiera de los versos, en un camino nuevo de un autor que
sabe hacer discurrir el río a través de la poesía".
Su poemario Sólo por habitarte fue galardonado con el Primer Premio en el XIX Certamen de Poesía Pepa Cantarero (Baños de la Encina, Jaén, en octubre de 2015). Este galardón fue para él un aldabonazo... “un verdadero acicate en los años venideros... Representa el trazado de lo que yo llamo 'el bajo continuo del oficio de poeta' (con un guiño a Cesare Pavese y su Oficio de vivir)", rememoraba Vicente, que obtuvo en 2016 el Primer Premio en el XXXII Certamen Juan Bernier de Poesía del Ateneo de Córdoba con su poemario Bajo otra luz, la última, lo que significó, a su juicio, el asentamiento interior, la convicción de seguir la ruta emprendida, sin inquietarse por el paisaje.
Vicente R. Manchado en Salamanca. Foto: Cuenya |
"Y en esa línea sigo, con algún que otro 'apagón'
por motivos de salud”, decía él, porque en el año 2000, "siempre en
otoño/invierno", fue ingresado en el Hospital Clínico. Y lo que en
principio fue diagnosticado como un tipo de leucemia, finalmente quedó en una
anemia hemolítica autoinmune: "mi organismo destruía plaquetas, y, para
cuando ingresé, en el recuento ¡salieron seis mil, cuando el mínimo del rango
son ciento cincuenta mil plaquetas! Fue una convalecencia de casi siete meses:
allí, en la habitación del hospital, nunca dejé de leer y escribir. Y, ya
en casa, tampoco. En ese aspecto, puedo decir que fue algo terapéutico. Y
cuando en 2006, ingresado de nuevo en el Hospital, me fue diagnosticado un
Lupus Eritematoso Sistémico, que, en mi caso me afecta a la sangre, se repitió
mi respuesta”, comentaba Vicente, para quien la poesía, la lectura y la
escritura fueron su tabla de salvación.
Chema García, poeta salmantino. Foto: Alejandro Nemonio |
“Así, en esta segunda convalecencia, me encontré con una
producción muy amplia que necesitaba una criba. Y ahí aparece ya el concepto de
'lavoro', tan 'pavesiano' y querido para mí. Comienzo entonces a
ordenar los materiales, a participar en concursos...", rememoraba este
creador, que en mi opinión tenía cierto parecido físico con Unamuno. Y para
quien la poesía es revelación y emoción, como el poema que le dedicó a su madre
afectada de Alzheimer, que falleció hace unos años, según me comunicó en su día
el poeta Chema García, al que también agradezco que me haya invitado a
participar en este acto, que tanto se merece el gran poeta Vicente Rodríguez
Manchado.
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