La sierra de Gistredo, con nieve, luce espléndida bajo una luz protectora.
Ojalá podamos seguir viendo esta sierra mítica en su ser primigenio, con esa belleza magnética que atrae nuestra mirada, y nos permite seguir caminando con ilusión por las veredas de su montaña, porque Gistredo es naturaleza en estado puro, un maravilloso venero de agua cristalina, un espacio en el que uno se siente como si viviera en una infancia perpetua, en un presente continuo, acaso en un estado de éxtasis, como un eremita, tal vez en sociedad.
Ojalá podamos seguir sintiendo esta sierra, este patrimonio excepcional nuestro, de todos, con ojos asombrados, como si la miráramos por primera vez, con esa nieve, que se revela como una estampa navideña, luciendo mágica bajo una luz acariciadora.
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