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domingo, 19 de enero de 2025

Mérida, la pequeña Roma

  Sevilla me lleva hasta Mérida, que es uno de los asentamientos más antiguos de España y un libro abierto de arqueología clásica. 

Templo de Diana

Mérida es asimismo un gran museo al aire libre, casi casi al aire libre, gracias al legado que han dejado diferentes civilizaciones como el teatro, anfiteatro y circo romanos, entre otros, a los que luego haré referencia.

Mérida, la "pequeña Roma", fue Augusta Emerita (otrora capital de la provincia romana de Lusitania gracias al emperador Augusto, al que se adoraba como a un dios), que visité por primera vez hace un montón de años, y adonde pude volver a principios de este año con sumo gusto.

Teatro romano

Lo cierto es que sentí buenas vibras en esta pequeña gran ciudad, con una población similar a Ponferrada, si bien Mérida es Patrimonio de la Humanidad a resultas de la monumentalidad que atesora, que proviene naturalmente de su historia.

Es probable que Mérida recibiera el apelativo de pequeña Roma porque, salvo en Roma, es raro encontrar un teatro, un anfiteatro y un circo, que son los tres principales edificios para los juegos. 


Mérida fue fundada en el año 25 a.C. por el emperador romano Augusto como colonia para los soldados (emeriti). Y llegó a ser capital de Hispania con los visigodos, centro político árabe, bastión durante la reconquista, baluarte de la colonización del Nuevo Mundo y referencia cultural (con el Festival Internacional de Teatro Clásico) y capital iberoamericana de la gastronomía en 2016. 

Puente de Calatrava

Lo que percibí en esta reciente visita, con respecto a la visita de hace años, es que ahora todo está pensado para turistas, porque existe una entrada conjunta para el teatro y anfiteatro y otra global, sólo un pelín más cara, para visitar, digamos, el resto de monumentos como la zona arqueológica de Morería (cercana a la Alcazaba), el Circo, la casa del anfiteatro, que alberga casas de romanos acomodados del siglo I d.C. en buen estado de conservación, la Casa del Mitreo o el Templo de Diana, también del siglo I d. C., que impresiona a primera vista por sus grandes dimensiones y sus esbeltas columnas con capiteles corintios. 

Anfiteatro


Y, bueno, uno acaba comprando un pase total para darse un voltio por cada uno de los monumentos. Como dije, Mérida es casi casi un museo al aire libre por donde han pasado visigodos, romanos, árabes y cristianos, aunque es la gran Roma quien ha dejado una huella extraordinaria con el teatro y anfiteatro, o el circo romano, un gran estadio de más de 400 metros de largo y 100 de ancho, que aún conserva una parte de las gradas, con capacidad para 30.000 espectadores, donde se celebraban carreras de cuadrigas de caballos.   

Loba capitolina

Se dice que el teatro, ubicado junto al anfiteatro, es uno de los teatros romanos mejor conservados del mundo con capacidad para 6.000 espectadores. Este recinto, que alberga en verano el Festival Internacional de Teatro Clásico, además de algún concierto de música, llama poderosamente la atención por su impresionante escenario de dos niveles con numerosas columnas corintias, esculturas antiguas y bellos frisos. El escenario es de una gran belleza, que me hace recordar al teatro griego de Taormina, en Sicilia.

Por su parte, el anfiteatro tenía capacidad para unos 15.000 espectadores, donde se realizaban todo tipo de espectáculos sangrientos para diversión del pueblo como las luchas entre gladiadores y animales o recreaciones de batallas. 
Circo romano
La visita a este lugar me hace recordar la película Gladiator, dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Russell Crowe, Connie Nielsen y Joaquín Phoenix (este actor me parece uno de los mejores del mundo). Por cierto, Máximo Décimo, el personaje que interpreta Crowe, proviene de cerca de Trujillo, en Cáceres (en el doblaje en castellano menciona Augusta Emerita, o sea, Mérida). 
Acueducto de San Lázaro

Como curiosidad, he de decir que algunas secuencias de Gladiator se filmaron en el ksar marroquí de Aït Ben Haddou, un lugar que he visitado en varias ocasiones y me entusiasma. 
En cuanto a la herencia árabe sorprende la alcazaba, del siglo IX, una fortificación musulmana, quizá la más antigua de la península ibérica, protegida por una muralla y torres defensivas. Se puede recorrer un tramo de muralla, desde donde se tienen excelentes panorámicas al puente romano del siglo I a. C. y al río Guadiana.
Acueducto de los milagros

Se trata de un puente peatonal de casi 800 metros de longitud, uno de los más largos de España, con sesenta arcos de medio punto sobre robustos pilares en buen estado de conservación. En realidad, desde la muralla de la alcazaba árabe puede contemplarse también en la distancia el moderno Puente Lusitania del arquitecto Calatrava, que ya es todo un símbolo de Mérida.
Puente romano y de Calatrava desde la alcazaba

Al lado de la puerta de entrada de la alcazaba y del puente romano, en la plaza de Roma, se halla una escultura de la Loba Capitolina, que es una réplica de la loba romana, colocada en lo alto de un pedestal mientras parece contemplar el fluir del río Guadiana.
Siguiendo las huellas romanas en Augusta Emerita podemos encontrar, además del puente romano sobre el río Guadiana, el puente sobre el afluente del Guadiana llamado Albarregas, aparte de los acueductos de San Lázaro y el de los milagros, porque es un milagro que se mantenga en pie después de tantos años.
Puente sobre el Albarregas

Me apetece subrayar que del puente romano sobre el río Albarregas partía la Vía de la Plata hacia Astorga.
El acueducto de los Milagros, con vistosos arcos de sillares de granito, se construyó en el siglo I d.C. para abastecer de agua a la ciudad desde los manantiales y embalses cercanos.
Me encantan los acueductos y los puentes.
En el centro de la ciudad también llama la atención el monumental arco de Trajano, que al parecer era la puerta de acceso a un templo de culto imperial.
Arco de Trajano

En cuanto al pasado cristiano de Mérida, cabe mencionar la basílica de Santa Eulalia como primer templo cristiano construido en la península. Una grata sorpresa. En el interior se encuentra la cripta con los vestigios del primer túmulo funerario de Santa Eulalia (la que habla bien), que es patrona de Mérida. Y en el atrio de la basílica se conserva el "Hornito", que alberga una imagen de Santa Eulalia y recuerda el horno donde ésta fue quemada viva. Qué horror.
Plaza Mayor

Otro lugar emblemático de Mérida es su plaza Mayor, de origen medieval, rodeada de soportales, con una fuente de mármol en el centro. En esta plaza está el ayuntamiento, algunos palacios y la catedral o concatedral, de estilo gótico y románico, construida sobre la antigua catedral visigoda de Santa Jerusalén. 
Santa Eulalia

Ante tamaña belleza y goce artístico sentí como si me hubiera dado el síndrome de Stendhal, como cuando este autor francés del romanticismo experimentó mareos, sudores y taquicardias al contemplar la basílica de la Santa Cruz de Florencia (la cuna del Renacimiento). De Mérida a Florencia, de Florencia a Roma, y de Roma vuelta a Mérida. Y de Augusta Emerita, por la Vía de la Plata, a Austurica Augusta.

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