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jueves, 12 de diciembre de 2024

Divinas palabras, de García Sánchez

 Miércoles 11 de diciembre, continuamos en el campus de Ponferrada con el ciclo de cine y teatro dedicado a Valle y a Lorca, con la proyección y comentario de Divinas palabras de Valle y la película homónima dirigida por el guionista, productor y director salmantino García Sánchez, que intervino en el embrión del guion de Belle époque, cuyo guion firma Azcona y dirige Fernando Trueba. 

García Sánchez recibió el Goya al mejor guion adaptado por Tirano Banderas en 1994.

https://www.elbierzodigital.com/campus-ponferrada-ciclo-cine-teatro/

Siento devoción por las Divinas palabras de Valle-Inclán, en realidad, me fascina toda la obra de este bohemio universal. Y por ende me apasiona esta tragicomedia de aldea, como así la subtitula su creador, una pieza de teatro compuesta por tres jornadas (equivalentes a tres actos), que se publicó en 1919 como folletín en el diario El Sol de Madrid, y al año siguiente apareció como volumen XVII en su Opera Omnia.

El propio Valle-Inclán afirmó que Divinas Palabras era su obra de teatro más cinematográfica por su ágil y dinámica estructura. Y la película basada en esta obra resulta espectacular.

Divinas palabras (cuyo título hace referencia al final de esta obra) nos cuenta la terrible historia de un enano hidrocéfalo (el Laureaniño o baldadiño), al que quieren, por puro interés, tanto Marica del Reino, su tía, como Mari-Gaila, la mujer de Pedro-Gailo, el sacristán, porque el baldadiño, como un mono de feria, les procura buenas limosnas en las romerías. Y además nos cuenta la historia de Mari-Gaila con Séptimo Miau. 

Divinas palabras aborda, entre otros, los temas de la ignorancia, la milagrería (de ahí esas divinas palabras), la miseria moral y física, el adulterio, la violencia, la venganza. En el fondo, como sintetiza el alumno Fernando, Divinas palabras es un retrato de la miseria humana. 

Estructura clásica en tres jornadas

Se trata de una obra de estructura clásica, resuelta en tres jornadas con sus respectivas escenas: la primera jornada nos presenta a los personajes y el conflicto: la discusión por el hidrocéfalo, que es fuente de ingresos; la segunda jornada desarrolla el conflicto: Mari-Gaila se hace con el carromato y se echa a las ferias y romerías, haciendo buen dinero a costa del baldadiño, que acaba muriéndose a resultas de una borrachera; la tercera jornada: el desenlace o resolución de la intriga. Se obra como un milagro. "¡Quien sea libre de culpa, tire la primera piedra!", dice Pedro Gailo. 

En A Pobra do Caramiñal

La acción sucede en una geografía ficticia aunque con base real: la Viana do Prior que inventara Valle a partir de A Pobra do Caramiñal. También se habla del pueblo de San Clemente. Transcurre en doce escenarios diferentes, sobre todo en exteriores. Aunque su acción no está ubicada temporalmente en ninguna fecha específica, podríamos situarla a comienzos del XX en una Galicia atávica, supersticiosa, hambrienta, inculta. 

Ciclo mítico y comedias bárbaras

Divinas palabras forma parte del llamado “ciclo mítico”, con una estética cercana al esperpento, compuesto por cinco obras ambientadas en una Galicia mítica cuya realidad aparece deformada, lo que le sirve al autor para realizar crítica social. Estas son, además de Divinas palabras, El embrujado (1912) y la trilogía de Comedias Bárbaras: Águila de Blasón (1907), Romance de Lobos (1908) y Cara de plata (1923).

Divinas palabras es expresionista, esperpéntica, el teatro de la crueldad -por decirlo en palabras de Antonin Artaud-, cuyas situaciones grotescas y trágicas, que remiten a las pinturas de Los disparates y Los Caprichos de Goya, son tratadas en tono de comedia. Por eso es una tragicomedia. Con una galería de personajes malvados y sórdidos, donde también está presente la avaricia, la lujuria y la muerte, como se titula otra de las obras teatrales de Valle. Me apetece rememorar que este retablo de avaricia, lujuria y muerte me sirvió de inspiración/transpiración para componer la obra teatral El velorio, que pudimos representar, con el grupo de teatro de la Universidad de la Experiencia de Ponferrada, hace años en Alicante, en el primer certamen nacional de teatro para mayores/seniors. https://www.ua.es/es/servicios/comunicacion/notas/10011101.html

https://www.diariodeleon.es/bierzo/91118/1377204/grupo-teatral-campus-participa-certamen-teatro-nacional_amp.html


Valle emplea un lenguaje coloquial y una escenografía vanguardista. Una obra escrita para ser leída y por supuesto para ser representada, con seguridad la más universal de las que escribiera este gran autor modernista, inventor del esperpento. 
"Se trata de la obra más excelsa (Divinas palabras) que ha producido el teatro español desde el Siglo de Oro", según el director Guerrero Zamora. 

La picaresca y el tremendismo

Valle, como buen heredero de la literatura picaresca española, nos muestra cómo el engaño y la trampa sirven como medio de subsistencia en un mundo horrible, donde tratan de ganar dinero a costa de un discapacitado. Asimismo, nos muestra la venganza, el rencor, el abuso (Padro Gailo intenta acostarse con su hija Simoniña), la muerte (cómo el personaje de Miguelín embriaga al hidrocéfalo hasta terminar con él); la crueldad (¡Cara y manos le comieron los cerdos! al idiota), algo que está presente también en el tremendismo de Cela en La familia de Pascual Duarte. 


Estreno de Divinas palabras

Desde que se estrenara por primera vez en el Teatro Español de Madrid en 1933, con la actriz y directora teatral Margarita Xirgu, entre otros (no volvió a  representarse en España hasta 1961), se han realizado cerca de cuarenta montajes teatrales de la misma, entre ellos, el que hizo el director sueco Bergman en Estocolmo en el año cincuenta del pasado siglo, o bien los montajes de Tamayo, Lavelli, con María Casares; Víctor García, con Nuria Espert en el papel protagonista; Ricardo Iniesta, José Carlos Plaza, Juan Mayorga, Gerardo Vera (que es el director artístico y de vestuario de la película de García Sánchez, sobre la que hablaré a continuación) o El Brujo, quien hizo un monólogo titulado El alma de Valle-Inclán, donde aborda la vida de Valle además del hilo argumental de Divinas palabras.  

Versiones cinematográficas

Existen asimismo dos versiones cinematográficas de Divinas palabras: la que Juan Ibáñez filmó en México en 1977, con la actriz recientemente fallecida Silvia Pinal en el papel de Mari-Gaila (adúltera entre harapientos, ladrones, prostitutas, enanos y otros seres deformes), y la de José Luis García Sánchez en España en 1987, que es la que tendremos la ocasión de visionar esta misma tarde de miércoles en el campus de Ponferrada. Incluso está la versión operística que se estrenó en 1992 en el Teatro Real de Madrid, con música de Antón García Abril, quien puso música al también mítico programa de Félix R. de la Fuente, El hombre y la Tierra.

La vigencia de Divinas palabras, "obra pasional, violenta y fuerte",  sigue intacta en la actualidad. Algún crítico llegó a decir que resulta difícil encontrar en todo el teatro europeo de todos los tiempos una obra más negra y atrevida. "Tiene algo de romance de ciego, mucho también de juego espectacular de escarnio, y está como instrumentada con música de feria, con su tambor, platillos y cornetín de pistón... Danza de lo irracional en la médula de la humanidad y de su historia".  

Película de García Sánchez

La película de García Sánchez obtuvo tres premios Goya en 1987: mejor actor de reparto, Juan Echanove; mejor fotografía, Fernando Arribas; mejor montaje, Pablo G. del Amo. Por tanto, lo mejor de Divinas palabras son, aparte de la fotografía (cada imagen está elaborada con esmero), los decorados y vestuarios, que corresponden al escenógrafo y director de cine y de teatro Gerardo Vera, el autor, entre otras, de la película La Celestina.

La película de Sánchez pretende ser fiel a la obra literaria. Con la música de Milladoiro, grupo legendario gallego que puso también banda sonora a La mitad del cielo, de Gutiérrez Aragón, por la que consiguieron un premio Goya. 

Cabe señalar que las adaptaciones cinematográficas de Valle-Inclán (Sonatas, de Bardem, 1959; Flor de santidad, de Marsillach, 1973; Beatriz, de Gonzalo Suárez, 1976; Luces de bohemia, de Miguel Ángel Díez, 1985; y tras Divinas palabras, 1987, otra adaptación de José Luis García Sánchez, Tirano Banderas, en 1994) han solido decepcionar a los devotos de la obra de Valle porque su prosa resulta intraducible a la narración cinematográfica clásica. El propio García Sánchez llegó a decir que "es mucho mejor la obra de Valle que sus películas, siempre es mejor la literatura grande que el cine, porque el lector tiene una relación de tú a tú con la obra y construye sus imágenes propias, que luego no suelen coincidir con las que aparecen en la pantalla". 

Monumento a Valle y sus personajes en Vilanova de Arousa










En todo caso, cine y literatura y teatro son lenguajes complementarios. Y esta película, que busca el realismo, es un verdadero espectáculo, hermoso y brutal, de una Galicia de personajes embrutecidos, de una pésima catadura moral, siniestras intenciones y un cinismo egoísta estremecedor.  

"Una obra profundamente gallega y española, culturalmente enraizada con nuestra tradición, al margen de esos géneros cinematográficos de naturaleza multinacional que se nos imponen desde la televisión", llegó a decir el director de la película. 

Sea como fuere, el director considera que esta versión "libre" de Divinas palabras es una curiosa película que abre la posibilidad de acceder a la obra de Valle a través del cine. 

Mari-Gaila en Vilanova

La labor de Gerardo Vera como director artístico y de vestuario es espléndida, como ya había apuntado. Y las interpretaciones de los personajes también se me antojan estupendas: el sacristán Pedro Gailo (Paco Rabal), su bella esposa Mari Gaila (Ana Belén), con mal trato con su cuñada Marica del Reino (Aurora Bautista), a la que disputa la custodia del Laureaniño (Víctor Rubio), un huérfano hidrocéfalo al que muestran como atracción por las ferias de los pueblos en compañía de la espabilada Rosa la Tatula (Esperanza Roy), rodeadas ambas de peregrinos, pordioseros, mendigos, farsantes y mentirosos, entre ellos, Séptimo Miau-Lucero, un rufián seductor (Imanol Arias), cuyo encuentro con Mari Gaila es favorecido por Miguelín el Padronés (Juan Echanove)... Entre los personajes que pueblan Divinas palabras también están Simoniña, la hija de los Gailo (Rebeca Tébar, que es hija del guionista Juan Tébar, profesor que fuera de la Escuela de cine de Ponferrada, un tipo extraordinario) y el ciego de Gondar (Francisco Merino), que está enamorado de Gaila, pero ésta lo rechaza... 

Tanto la película de García Sánchez como la obra teatral de Valle nos introducen de lleno en un mundo grotesco, absurdo. Como ese final en el que el populacho veja a Mari-Gaila, pero todos reculan ante las palabras latinas de un texto religioso que nadie entiende. El temor a un castigo divino les hace cambiar de actitud. 

REZO LATINO DEL SACRISTÁN 

Lucero de Divinas palabras

Qui sine peccato est vestrum, primus in illan lapidem mittat. El sacristán entrega a la desnuda la vela apagada y de la mano la conduce a través del atrio, sobre las losas sepulcrales... ¡Milagro del latín! Una emoción religiosa y litúrgica conmueve las conciencias y cambia el sangriento resplandor de los rostros. Las viejas almas infantiles respiran un aroma de vida eterna. No falta quien se esquive con sobresalto y quien aconseje cordura. Las palabras latinas, con su temblor enigmático y litúrgico, vuelan del cielo de los milagros. SERENÍN DE BRETAL ¡Apartémonos de esta danza! 

QUINTÍN PINTADO También me voy, que tengo sin guardas el ganado. 

MILÓN DE LA ARNOYA ¿Y si esto nos trae andar en justicias ? SERENÍN DE BRETAL No trae nada. 

MILÓN DE LA ARNOYA ¿Y si trujese? 

SERENÍN DE BRETAL ¡Sellar la boca para los civiles, y aguantar mancuerda! Los oros del poniente flotan sobre la quintana. MARI-GAILA, armoniosa y desnuda, pisando descalza sobre las piedras sepulcrales, percibe el ritmo de la vida bajo un velo de lágrimas. Al penetrar en la sombra del pórtico, la enorme cabeza del idiota, coronada de camelias, se le aparece como una cabeza de ángel. Conducida de la mano del marido, la mujer adúltera se acoge al asilo de la iglesia, circundada del áureo y religioso prestigio, que en aquel mundo milagrero, de almas rudas, intuye el latín ignoto de las DIVINAS PALABRAS.

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