La Kutubía al fondo (símbolo de la ciudad)
El sueño se ha cumplido. Siendo un niño -ya lo he contado- soñaba con un país como Marruecos, acaso con una ciudad como Marrakech, y al final, la infancia, que es la matria de los sueños, se ha impuesto, una vez más. En el fondo, uno sigue siendo un niño (o tal vez ese es mi deseo) que aspira a seguir viendo y sintiendo la realidad con la mirada inocente de alguien que descubriera el mundo por primera vez. Qué maravilla, seguir siendo un niño, o un extraterrestre en un mundo, en ocasiones infame. Un ser al que le gustaría vivir en un mundo mejor, más saludable, más amoroso.
Una buena forma de descorchar este 2013, viajando al país de mis sueños, a la ciudad de mi infancia imaginada, para dar estopa a la fragua de mis ilusiones, donde se forjan miradas, impresiones, emociones, una forma de ser y estar en el mundo, un modo de entender el mundo, de autoconocimiento. La escritura como autoanálisis, como catarsis, y como un acercamiento a la realidad.
Me entusiasma volver a Marrakech para, en esta ocasión, presentar mi fragua (de Furil) en esta ciudad roja, que vibra día y noche a ritmo berebere, bajo una luz vital, humeante y protectora. Y me encanta, claro, presentar este librito, aromatizado con las flores bercianas y los fluidos del lado de allá, en el Instituto Cervantes, toda una institución mundial, encargada de impartir lengua y cultura castellanas/españolas por todo el mundo.
http://marrakech.cervantes.es/FichasCultura/Ficha86470_34_1.htm
Instituto Cervantes de Marrakech
Posteriormente, llegaría el contacto con Antonio Vañó, en la actualidad Coordinador general, y luego con el actual director, Vicente Mora.
Espero que todo salga bien, y que mi estancia en Marrakech resulte fructífera y sobre todo agradable. Qué curioso, Noemí Sabugal, que unos días antes de mi viaje a la ciudad de la Kutubía (inspiradora de nuestra Giralda) me hayas mostrado tu Demasiado humano. Pinocho, un relato estupendo, con toques frankenstenianos y nitzscheanos, y ambientado en esta ciudad marroquí, por la que siento un gran cariño.
Procuraré, amigo Ángel Fierro, acercarme à nouveau al hotel Mamounia, uno de los más elegantes y lujosos del mundo. Y por supuesto, me encantaría, querido Julio Llamazares, rencontrarme con el escritor Juan Goytisolo, como aquella vez, año de 2004, que tuve la fortuna de charlar con él, incluso fotografiarlo, en el Café de France, algo sobre lo que dejé constancia en el suplemento El Filandón del Diario de León, y después en este mismo espacio bloguero:
http://cuenya.blogspot.com.es/2009/06/encuentro-con-juan-goytisolo-en.html
Al amigo Tomás Néstor le pareció muy interesante este escrito, tanto que fue así como nos conocimos, hablando de nuestro gusto por Marruecos y Marrakech... y también por la obra literaria de Juan Goytisolo. Eso fue en una de las Tardes Literarias de Bembibre, cuando aún se hacían en la "improvisada" biblioteca de la que es hoy "la casa blanca" de Bienestar Social del Ayuntamiento de la capital del Bierzo Alto.
A estas alturas, ya estoy pensando casi en exclusivo en este viaje a la ciudad de mis sueños.
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