Esa pareja feliz (1951) es la peli con la que debutan a dúo Berlanga y Bardem, si bien se estrenaría dos años más tarde, con buena acogida por parte del público, cuando a Berlanga le llega el éxito en el Festival de Cannes por su ¡Bienvenido Mister Marshall! (1953).
Esa pareja feliz se estrena, por tanto, en el cine Capitol de Madrid el 31 de agosto de 1953, obteniendo el premio del círculo de escritores cinematográficos a la mejor dirección, de la cual se ocupan tanto Berlanga como Bardem, aunque siempre quedará la anécdota de "el director soy yo", que llegó a pronunciar Bardem en el rodaje en un momento de enfado. Anécdotas aparte, tanto uno como otro, "tanto monta, monta tanto", además del carismático Muñoz Suay como ayudante de dirección, llevaron a buen puerto esta peli, realizada con poco dinero y financiada fundamentalmente con el capital de sus directores y la donación que hizo un buen hombre a la productora Altamira, la encargada de sacar adelante esta obra, y de la cual eran socios Berlanga y Bardem.
El propio Bardem cuenta que Luis (García Berlanga) se encargaba de la dirección técnica, y él de la dirección de actores. Es sabido que Berlanga siempre dijo que los actores y actrices en sus pelis se dirigían solos, lo cual es una evidente salida de tono, aunque a veces, y en determinadas obras suyas, nos de la impresión de un caos actoral. Bardem concluye que ellos también eran una pareja feliz, rodando su ópera prima.
Por su parte, Berlanga recuerda que escribieron Esa pareja feliz en óptimas condiciones de libertad, habida cuenta de las imposiciones que a menudo hace una productora y el ambiente castrador de la época de principios de los 50.
Bardem, por su lado, también cuenta que la peli era en su origen una historia dramático-sentimental, con una visión más triste y desesperanzada del mundo.
En mente tuvieron cuatro modelos de películas: Antoine et Antoinette, de Becker, Solitude, de Paul Fejos, From this day onward, de John Berry, y Navidades en julio, de Preston Sturges. Y, a partir de estas pelis, ellos configuraron la suya, derivando hacia una comedia sentimental con un final estilo Capra, donde el amor (con beso incluido) acaba triunfando sobre la lucha de clases.
"Yo adamiraba el cine de Capra desde muy joven -aclara Berlanga-; por eso si en Esa pareja feliz hay algo capriano, se debe más a mí que a Bardem, porque a Juan Antonio no le gustaba ese anarquismo de derechas que presidía todo el cine y el mundo de Capra". Ya sabemos que Bardem era de ideología de izquierdas, y Berlanga comulgaba más con otros ideales. No obstante, Berlanga apostilla que a Capra le gustaban las pelis alegres y optimistas y que ellos hicieron una película con cierto toque amargo y triste, porque los personajes, hagan lo que hagan, nunca van a poder salir de lo que son. Una vez más, se cumple en famoso "arco dramático berlanguiano", constante en su cine, en el sentido de que Esa pareja feliz arranca con una situación y un problema, luego los protas (Juan y Carmen, interpretados por el gran Fernán Gómez y Elvira Quintillá respectivamente) viven un momento de euforia, donde parece que se solventará el problema, y luego asistimos a una caída final que nos devuelve (o los devuelve) hacia una situación igual o inferior a la de partida.
Respecto a la actriz Elvira Quintillá (la mujer del gran actor Rodero, quien por cierto colabora en Esa pareja feliz) decir que también la hemos visto en otras pelis de Berlanga: Bienvenido Mister Marshall (en su papel de maestra) o en Plácido. Y en La colmena, de Camus. En teatro ha intervenido en montajes como La gaviota, de Chejov.
Sobre Fernán-Gómez se podría escribir la Biblia. Es un todoterreno no sólo en cine, sino en teatro y en literatura. Ha trabajado con los mejores directores como Neville, Cuerda, Fernando Trueba, Ricardo Franco, Saura, Gutiérrez Aragón, Mario Camus, Almodóvar, Garci, etc. El mismo ha dirigido la estupenda El viaje a ninguna parte y co-dirigido Lázaro de Tormes. Y es autor de obras de teatro tan grandes como Las bicicletas son para el verano.
Esa pareja feliz narra la historia urbana de un joven matrimonio madrileño, de clase humilde, que aspira a alcanzar un mejor nivel de vida en una España en crisis (¿os suena, no?), debido a la brutal posguerra "incivil". Y encima con el engaño de una incipiente sociedad de consumo.
Él ejerce como eléctrico de cine (lo que da juego para hacernos reflexionar e introducirnos en el mundo del cine) y ella es una costurera idealista a quien le entusiasma soñar con viajar (por ejemplo a Nueva York), jugar a la lotería y participar en concursos.
Un buen día aparece la "falsa felicidad" en forma de premio de la marca de jabones Florit, que consiste en que a esta "pareja feliz" se le ofrece un día entero de lujos y regalos. Al final, ambos se dan cuenta de lo ridículo de esta situación y se alejan abrazados entre dos filas de vagabundos, a quienes dejan los regalos que han recibido como premio.
Esa pareja feliz comienza poniendo en cuestionamiento el cine histórico que se hacía en esa época en España, un cine de cartón-piedra, en clara alusión al cine de Orduña. Y luego asistimos, de la mano de la prota femenina, a una cutre sala de barrio de sesión continua. Un buen pretexto para que el otro prota, Juan, le hable a su pareja del engañoso mundo del cine.
Por influencia de su profesor de la Escuela de Cine de Madrid, Serrano de Osma, Bardem y Berlanga hicieron un storyboard (guión gráfico) de toda la peli, de forma que plasmaron en viñetas, plano a plano, todo lo concerniente a movimientos de cámara, decorados, etc. Una gran labor, que se tradujo en una obra que funciona bien en su aspecto narrativo, aunque a veces (supongo que dependiendo de la copia) se observan cortes bruscos en el montaje. También emplean el recurso del flash back o salto hacia atrás en el tiempo (con voz en off incluida) en los planos de recuerdo. Algo insólito en el cine español de aquellos momentos (si exceptuamos naturalmente el cine de Buñuel).
A través de los flash back se nos cuenta cómo evoluciona esta joven pareja madrileña desde su enamoramiento hasta su enlace matrimonial.
Berlanga confiesa que la técnica del flash back es algo que nunca le gustó, y menos aún desde que comenzara a trabajar con Azcona, su amigo y guionista preferido (uno de los más grandes del cine español).
Cabe aclarar que las películas de Berlanga -en colaboración con Azcona- han procurado hacer coincidir el tiempo real con el tempo cinematográfico.
Esa pareja feliz se estrena, por tanto, en el cine Capitol de Madrid el 31 de agosto de 1953, obteniendo el premio del círculo de escritores cinematográficos a la mejor dirección, de la cual se ocupan tanto Berlanga como Bardem, aunque siempre quedará la anécdota de "el director soy yo", que llegó a pronunciar Bardem en el rodaje en un momento de enfado. Anécdotas aparte, tanto uno como otro, "tanto monta, monta tanto", además del carismático Muñoz Suay como ayudante de dirección, llevaron a buen puerto esta peli, realizada con poco dinero y financiada fundamentalmente con el capital de sus directores y la donación que hizo un buen hombre a la productora Altamira, la encargada de sacar adelante esta obra, y de la cual eran socios Berlanga y Bardem.
El propio Bardem cuenta que Luis (García Berlanga) se encargaba de la dirección técnica, y él de la dirección de actores. Es sabido que Berlanga siempre dijo que los actores y actrices en sus pelis se dirigían solos, lo cual es una evidente salida de tono, aunque a veces, y en determinadas obras suyas, nos de la impresión de un caos actoral. Bardem concluye que ellos también eran una pareja feliz, rodando su ópera prima.
Por su parte, Berlanga recuerda que escribieron Esa pareja feliz en óptimas condiciones de libertad, habida cuenta de las imposiciones que a menudo hace una productora y el ambiente castrador de la época de principios de los 50.
Bardem, por su lado, también cuenta que la peli era en su origen una historia dramático-sentimental, con una visión más triste y desesperanzada del mundo.
En mente tuvieron cuatro modelos de películas: Antoine et Antoinette, de Becker, Solitude, de Paul Fejos, From this day onward, de John Berry, y Navidades en julio, de Preston Sturges. Y, a partir de estas pelis, ellos configuraron la suya, derivando hacia una comedia sentimental con un final estilo Capra, donde el amor (con beso incluido) acaba triunfando sobre la lucha de clases.
"Yo adamiraba el cine de Capra desde muy joven -aclara Berlanga-; por eso si en Esa pareja feliz hay algo capriano, se debe más a mí que a Bardem, porque a Juan Antonio no le gustaba ese anarquismo de derechas que presidía todo el cine y el mundo de Capra". Ya sabemos que Bardem era de ideología de izquierdas, y Berlanga comulgaba más con otros ideales. No obstante, Berlanga apostilla que a Capra le gustaban las pelis alegres y optimistas y que ellos hicieron una película con cierto toque amargo y triste, porque los personajes, hagan lo que hagan, nunca van a poder salir de lo que son. Una vez más, se cumple en famoso "arco dramático berlanguiano", constante en su cine, en el sentido de que Esa pareja feliz arranca con una situación y un problema, luego los protas (Juan y Carmen, interpretados por el gran Fernán Gómez y Elvira Quintillá respectivamente) viven un momento de euforia, donde parece que se solventará el problema, y luego asistimos a una caída final que nos devuelve (o los devuelve) hacia una situación igual o inferior a la de partida.
Respecto a la actriz Elvira Quintillá (la mujer del gran actor Rodero, quien por cierto colabora en Esa pareja feliz) decir que también la hemos visto en otras pelis de Berlanga: Bienvenido Mister Marshall (en su papel de maestra) o en Plácido. Y en La colmena, de Camus. En teatro ha intervenido en montajes como La gaviota, de Chejov.
Sobre Fernán-Gómez se podría escribir la Biblia. Es un todoterreno no sólo en cine, sino en teatro y en literatura. Ha trabajado con los mejores directores como Neville, Cuerda, Fernando Trueba, Ricardo Franco, Saura, Gutiérrez Aragón, Mario Camus, Almodóvar, Garci, etc. El mismo ha dirigido la estupenda El viaje a ninguna parte y co-dirigido Lázaro de Tormes. Y es autor de obras de teatro tan grandes como Las bicicletas son para el verano.
Esa pareja feliz narra la historia urbana de un joven matrimonio madrileño, de clase humilde, que aspira a alcanzar un mejor nivel de vida en una España en crisis (¿os suena, no?), debido a la brutal posguerra "incivil". Y encima con el engaño de una incipiente sociedad de consumo.
Él ejerce como eléctrico de cine (lo que da juego para hacernos reflexionar e introducirnos en el mundo del cine) y ella es una costurera idealista a quien le entusiasma soñar con viajar (por ejemplo a Nueva York), jugar a la lotería y participar en concursos.
Un buen día aparece la "falsa felicidad" en forma de premio de la marca de jabones Florit, que consiste en que a esta "pareja feliz" se le ofrece un día entero de lujos y regalos. Al final, ambos se dan cuenta de lo ridículo de esta situación y se alejan abrazados entre dos filas de vagabundos, a quienes dejan los regalos que han recibido como premio.
Esa pareja feliz comienza poniendo en cuestionamiento el cine histórico que se hacía en esa época en España, un cine de cartón-piedra, en clara alusión al cine de Orduña. Y luego asistimos, de la mano de la prota femenina, a una cutre sala de barrio de sesión continua. Un buen pretexto para que el otro prota, Juan, le hable a su pareja del engañoso mundo del cine.
Por influencia de su profesor de la Escuela de Cine de Madrid, Serrano de Osma, Bardem y Berlanga hicieron un storyboard (guión gráfico) de toda la peli, de forma que plasmaron en viñetas, plano a plano, todo lo concerniente a movimientos de cámara, decorados, etc. Una gran labor, que se tradujo en una obra que funciona bien en su aspecto narrativo, aunque a veces (supongo que dependiendo de la copia) se observan cortes bruscos en el montaje. También emplean el recurso del flash back o salto hacia atrás en el tiempo (con voz en off incluida) en los planos de recuerdo. Algo insólito en el cine español de aquellos momentos (si exceptuamos naturalmente el cine de Buñuel).
A través de los flash back se nos cuenta cómo evoluciona esta joven pareja madrileña desde su enamoramiento hasta su enlace matrimonial.
Berlanga confiesa que la técnica del flash back es algo que nunca le gustó, y menos aún desde que comenzara a trabajar con Azcona, su amigo y guionista preferido (uno de los más grandes del cine español).
Cabe aclarar que las películas de Berlanga -en colaboración con Azcona- han procurado hacer coincidir el tiempo real con el tempo cinematográfico.
En definitiva, Esa pareja feliz es una cinta atrevida, alejada del folclore, con buenas dosis de neorrealismo italiano, que en este caso se transformaría en realismo crítico, en una fina crítica social, que curiosamente logró burlar la censura imperante de la época (resulta raro, por ejemplo, que no se cortara el beso final).
Podríamos definirla como una comedia agridulce con toques de sainete de Arniches y humor costumbrista, que nos muestra la sociedad precaria de aquella época, incluido el machismo (véase la escena en que Juan se queda sin trabajo y reacciona violentamente contra su mujer).
Una buena buena ocasión para conocernos y conocer cómo se vivía en los 50 en España. No os la perdáis.
Una buena buena ocasión para conocernos y conocer cómo se vivía en los 50 en España. No os la perdáis.
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