LA FRAGUA LITERARIA LEONESA
Melchor Riol: “En mi vida, la mina me ha influido de forma considerable”
El novelista Melchor Riol, autor de la reciente 'La vida tiene que seguir', entre otras, está precisamente con la promoción de esta novela, que en cuestión de días estará ya lista en Amazon.
Melchor Riol.
Manuel Cuenya | 27/05/2020 - 10:10h.
Cuando Alicia estaba convencida de que el siguiente objetivo de esa lengua humedecida iba a ser su sexo, un giro brusco la dejó con las ganas. Su boca se desvió hacia el interior del muslo, algo que hizo que ella entreabriese más aún las piernas. Al mismo tiempo que sus manos recorrían suavemente el contorno de las caderas, su boca se deslizaba mordisqueando el interior de dicho muslo hasta la articulación de la rodilla, para de nuevo volver a subir.
Según se acercaba, el aroma que percibía lo excitaba cada vez más. Esta vez no lo esquivó. En esta ocasión, cuando su boca se centró en su sexo, el gemido que emitió Alicia en ese momento alcanzó niveles de grito, acelerando el ritmo de su jadeante respiración.
(Melchor Riol, fragmento de 'Un deseo con nombre de mujer')
Autor de la reciente 'La vida tiene que seguir', entre otras novelas, Melchor Riol nació en Avilés (Asturias), aunque de rebote, como él mismo señala, porque a su padre, que es de Valderas, lo destinaron a trabajar en Ensidesa. En todo caso, los veranos, desde que era un niño, los pasa en el pueblo de su madre, que es de Valdelugueros.
"Soy asturiano de nacimiento y leonés de sangre", aclara Melchor, que dice tener poco deje asturiano porque él siempre ha hablado castellano y su narrativa es en castellano. Asimismo, reconoce que la gente de León es su gran fuente de inspiración, además de la mina, habida cuenta de que trabajó como electromecánico en diversas minas durante años hasta su jubilación a resultas de un accidente laboral en el pozo Nicolasa, cuya experiencia traumática le sirvió para componer su novela 'Los tres álamos', en la que relata el fallecimiento de catorce mineros.
El que trabaja en la mina desde guaje, es como el que lleva en prisión gran parte de su vida y le dejan en libertad bajo palabra. Al principio se excita, y luego no sabe vivir en el mundo exterior. Así que comete otro crimen, para que vuelvan a encerrarle. La institución puede ser restrictiva o insatisfactoria, pero él ya la conoce, y para él es segura.
(Melchor Riol, fragmento de 'Los tres álamos')
"Mi arranque literario surgió a raíz del accidente de los catorce mineros que se mataron en el pozo Nicolasa en Asturias... ver cómo se mataban de manera tan trágica esos compañeros me motivó para escribir mi primera novela 'Los tres álamos'", rememora Melchor, el cual continuó su periplo novelesco con 'La forja de un minero'. Y en este sentido la mina le ha servido para plasmar por escrito, con realismo aunque también con elementos de ficción, sus dos primeras novelas.
"En mi vida, la mina ha influido de forma considerable, pues pasar de ser militar de carrera en Madrid a verme metido en las entrañas de la tierra a 600 metros de profundidad es algo que te marca, pero poco a poco te vas haciendo a ella y en mi caso le acabé sacando mucho rendimiento literario", apunta Melchor cuya vocación literaria se remonta a su juventud, cuando se hallaba en la capital de España estudiando y se presentó a un concurso organizado por la Comunidad de Madrid y ganó un premio con un relato en la modalidad de novela corta.
"Mi arranque literario surgió a raíz del accidente de los catorce mineros que se mataron en el pozo Nicolasa en Asturias... ver cómo se mataban de manera tan trágica esos compañeros me motivó para escribir mi primera novela 'Los tres álamos'"
"Desde muy pequeño destacaba por mi imaginación, por la facilidad que entre mis amigos tenía para inventarme historias, que solía contarles cuando nos íbamos de acampada", precisa el creador de obras como 'El eslabón de la cadena' sobre los prolegómenos de la Guerra Civil en Asturias con una historia de amistad, incertidumbre y lucha por ideales. 'La noche de los gamusinos' sobre las aventuras de una pandilla de amigos, o bien una novela erótica 'Un deseo con nombre de mujer' acerca de la relación de un joven con dos mujeres, Alicia y Lía. Algo de lo que se siente orgulloso Melchor, el hecho de haber podido plasmar distintos registros.
Hay momentos importantes a lo largo de la vida, que te marcan y en los que te das cuenta de que nada volverá a ser igual, a partir de ahí, cuentas el tiempo, por lo que todo se convierte en un antes y un después.
Todos sufrimos pruebas, aunque éstas, nunca se producen ni en la forma ni en el instante que hubiéramos querido. Deseamos ver las cosas claras, pero al igual que cuando cae la niebla, todas las figuras van haciéndose cada vez menos visibles hasta que acaban por desaparecer, así sientes como tu mente acaba por convertirse en un paisaje absorbido por la espesa niebla.
Todos sufrimos pruebas, aunque éstas, nunca se producen ni en la forma ni en el instante que hubiéramos querido. Deseamos ver las cosas claras, pero al igual que cuando cae la niebla, todas las figuras van haciéndose cada vez menos visibles hasta que acaban por desaparecer, así sientes como tu mente acaba por convertirse en un paisaje absorbido por la espesa niebla.
(Melchor Riol, fragmento de 'El eslabón de la cadena')
Cree Melchor Riol que se fomenta más la literatura en León que en Asturias, al menos en lo que a su obra se refiere, pues a él se le conoce más en León como novelista debido a la gran cantidad de charlas que le han propuesto con respecto a la mina y la literatura, tema que da mucho juego, sin duda. Se siente satisfecho con los responsables culturales que le han dado un buen impulso para que se conozcan sus obras.
(Puedes seguir leyendo esta fragua en este enlace de ileon.com: https://www.ileon.com/cultura/la_fragua_literaria_leonesa/108495/melchor-riol-en-mi-vida-la-mina-me-ha-influido-de-forma-considerable)
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