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sábado, 18 de abril de 2020

Rebelión en la granja (de los Animals)

"Camaradas, ¿qué sentido tiene vivir como vivimos? Hay que reconocerlo: nuestra vida es desgraciada, laboriosa y corta... ¿No queda claro entonces, camaradas, que todos los males de esta vida nacen de la tiranía de los seres humanos?... Cómo será la Tierra cuando el hombre haya desaparecido". 
 (Rebelión en la granja, Orwell) 

Orwell, al que me he referido en diversas ocasiones, sobre todo con motivo de su 1984 (lectura absolutamente recomendable, sobre todo en estos momentos de confinamiento y crisis vírica), nos legó asimismo un libro extraordinario, cuyo título es Rebelión en la granja, que leyera en mis tiempos mozos de universitario, acaso por que algún profe lo recomendara. Es probable que fuera el querido maestro Gustavo Bueno quien sugiriera la lectura de esta obra. Sea como fuere, me quedó aquello de que: "TODOS LOS ANIMALES SON IGUALES, PERO ALGUNOS ANIMALES SON MÁS IGUALES QUE OTROS", que es como decir que todos los seres humanos son iguales (¿iguales ante qué y ante quién?), pero algunos seres humanos son más iguales que otros.
Pues la igualdad es una quimera, al igual que lo es la libertad. Quimeras que desearíamos que se convirtieran en realidades palpables, pero que sabemos que distamos muy mucho de conseguir esa igualdad entre los seres humanos. 
Lamentablemente (eso me temo), siempre habrá jerarquías, castas, que impedirán que seamos iguales, ni siquiera iguales ante la ley (extraordinario cuento, Ante la ley, de Kafka, acerca de un campesino que desea traspasar una puerta que da a la Ley, custodiada por un guardián, que nos invita a reflexionar acerca del miedo a la libertad, tema del que se ocupa también con lucidez el psicoanalista Erich Fromm, esto requeriría de otro texto). 
Es probable que ante la ley es donde menos iguales seamos. No hay que arrojar más que un vistazo a los casos de corrupción, estafa, entre otros, a manos de gente de las altas esferas políticas, económicas, sociales, que quedan impunes; en cambio, los roba-gallinas son castigados con todo el peso de la ley. 
Algunos más iguales que otros, como nos dice Orwell en su estupenda fábula sobre la condición humana, una sátira que pone en evidencia los totalitarismos (pánico me dan esas dictaduras, esas tiranías, con una despótica intervención del Estado en la vida de la ciudadanía, eliminando de cuajo cualquier resquicio de libertad, algo así como un islamismo que impregnara con su omnipotencia política, en realidad, toda la vida de su población). 
Lo digo, creo que salta a la vista, porque estamos viviendo momentos convulsos, a raíz del virus corona, que podrían desencadenar consecuencias imprevisibles en el mundo conocido. Pues la historia, la historia de la infamia, como sabemos, tiende a repetirse por desgracia. Y seguimos cometiendo los mismos errores que en el pasado. Nos cuesta aprender de nuestros errores. O quizá nos importa una mierda, hablando en plata (en plata de Taxco, por ejemplo, que es excelente). El miedo al Otro se está acrecentando ahora por el miedo al contagio. 
El miedo y el rechazo al Otro nos trae a mal traer. Y ese es un escenario pernicioso. Un peligro, como sabemos. Así nos lo confirma la historia con los fascismos, nazismos y nacionalismos varios. 
Cuenta el amigo escritor y periodista Moreno-Ruiz (quien además cursara estudios de Medicina) que "la naturaleza humana es incluso más mortífera que la ponzoñosa naturaleza circundante... hay acoso y agresiones contra médicos, personal sanitario en general y cajeras de supermercado, por parte de sus vecinos, por suponerlos infectados con el virus. Los mismos vecinos que aplauden en el numerito de los balcones, les acosan y agreden". Así parece revelarse la naturaleza humana, tan contradictoria y parajódica en su afán por joder al prójimo. "Lo de las concentraciones a hora fija en los balcones se empieza a parecer bastante a las concentraciones franquistas en la Plaza de Oriente y a las concentraciones nazis en Núremberg", añade el polifacético Moreno-Ruiz, en tiempos responsable de una maravilloso programa de radio, en Radio 3, RNE, Rosa de sanatorio, cuyo nombre hace referencia a un yodofórmico soneto del genio Valle-Inclán.

Orwell, una vez más, nos invita a reflexionar con la lectura de su Rebelión en la granja, novela por lo demás que inspirara el disco Animals, de uno de mis grupos musicales preferidos. Hablo de Pink Floyd, que en la juventud escuchaba con devoción. Y que aún hoy sigo escuchándolo boquiabierto, fascinado por esa su psicodelia, que me hace viajar en el tiempo y en el espacio. Grandes y hermosos recuerdos me trae la música de esta banda británica. Memorable su concierto de Pompeya, espacio emblemático que me sigue haciendo soñar. Me chiflan las ruinas de Pompeya, con su anfiteatro, donde Pink Floyd diera su mítico concierto a puerta cerrada. 
Animals, como decía, se inspira en Rebelión en la granja (con sus siete mandamientos, entre otros, ningún animal matará a otro sin motivo), convirtiéndose en una crítica de la sociopolítica inglesa y la decadencia del mundo industrializado de los 70, una crítica en definitiva a la sociedad de consumo, con una portada que se me ha quedado grabada en la retina de la memoria, con unas espectaculares e impactantes chimeneas londinenses y un cerdo sobrevolando (recuerdo mi primer viaje a Londres, con llegada al aeropuerto de Gatwick, para a continuación tomar un tren que me llevaría al centro de la capital inglesa. Y en el transcurso del viaje ver unas chimeneas similares a las que nos muestran los Pink Floyd en su magnífico disco). 
https://www.youtube.com/watch?v=bkclWmrGV-U


En anfiteatro de Pompeya. Principios de los 90
También en este álbum figuran varias castas de la sociedad (¿os suenan de algo las tan cacareadas castas?) representadas por diferentes animales: los cerdos como despóticos mandatarios (como Napoleón, Snowball y Squealer, según Orwell), los perros encargados de la ley (que serían la policía secreta del sistema totalitario), y las ovejas como auténtico rebaño, obedientes y trabajadoras (analfabetas y sin capacidad analítica). 
Pigs, dogs and sheep. 
Da la impresión, desgraciadamente, de que las castas, las desigualdades continuarán, aunque por otro lado nos consuele pensar que, en estos momentos de incertidumbre, algo pudiera unirnos, en la enfermedad y en la muerte (me sale el catolicismo recalcitrante) como es el virus corona. 

2 comentarios:

  1. Buenas reflexiones nos traslada Orwell, que aunque fueran en tiempos pasados sirven todavía para hacernos preguntas ahora, pero en otra dimensión, ya que vivimos en otro tipo de sociedad pero sometida a intereses políticos y economicos donde el individuo no cuenta más que para seguir lucrándose de su trabajo y su condiciones de vida.

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  2. A Orwell se le ha leído poco y la mayoría de las veces mal. Tiene mucho recorrido la fábula.. Tanto que a los comunistas de la época les gustaba menos que la Biblia... Y eso que ahora lo leen como metáfora de la liberación de las masas... Cosas tiene la literatura... Por cierto, no creo que fuera D. Gustavito quien recomendara esta lectura... No.

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