En el Bierzo también abundan las leyendas de duendes,
trasgos, diablos, cazcarranes, xanines y
xanas, que todos son parecidos, salvo que los trasgos habitan en las casas
y los xanines o janines están en los
bosques, como bien nos recuerda Balboa de Paz en el fascículo número 12 de Bierzo Mágico.
Las Médulas desde el mirador de Orellán
Una de las leyendas más conocidas sobre xanas, janas u ondinas es la que tiene
relación con el origen del lago Carucedo, de la que existen numerosas
variantes, como queda recogido por Jovino Andina en sus Leyendas bercianas, y por Castaño Posse en Una excursión por las Médulas.
Las xanas, ondinas o mouras son como hadas o ninfas que viven en el
agua, ya sea un río, lago o fuente. Son bellas mujeres de ojos verdes y
cabellos largos y dorados, que peinan con peines de oro. Pueden estar desnudas
o llevar lujosos vestidos.
Gil y Carrasco en el artículo Los asturianos, publicado en 1838 en el Semanario Pintoresco Español, escribe sobre estos seres:
"... lindas mujeres de plata que
salen por el agujero de las fuentes, que hacen coladas más blancas que la nieve
y secan sus delicadas ropas a la luna... A estas mujercitas, de un codo de
estatura, misteriosas y llenas de poder en la mente de estos montañeses,
señalaban con el nombre de janas”.
Ermita de Las Chanas
En el Bierzo, son abundantes los topónimos
relacionados con ellas, como Las Chanas (Ermita y fuente de Noceda), Chanos,
Chano, Chanavareices, La Chana, La Chaniella, entre otros, aunque, como bien me recuerda David Díez de Paz, no todos estos topónimos tienen su origen en Xano o Xana. A decir verdad, creo que tienen que ver, en el caso de Noceda, con lugares llanos.
Poncelas, en su edición castellano-gallega, recoge algunas
leyendas interesantes como la de los Jainines,
que tenían como lugar de asentamiento las tupidas laderas boscosas del Carballal, monte poblado de robles, en
Folgoso de la Ribera.
Panorámica de Folgoso de la Ribera
“Durante las largas y frías noches invernales, en las que
los ribereños asaban en sus cocinas bajas y amenizaban los filandones con
cuentos e historias que al amparo del fuego reponedor cobraban un aire
misterioso e irreal, estos seres descendían…. a calentarse en los últimos
rescoldos y a saborear la comida…”.
Panorámica de Villafranca del Bierzo
También reseñables son: De cómo surgió Villafranca del Bierzo,
de la que existen varias versiones, El lago de Carucedo, El mouro, La mujer que
hilaba o La bula.
“La dependencia y subordinación de villas y aldeas
bercianas a este o aquel monasterio… fue secular –escribe Poncelas en La Bula-. Diezmos, foros y otros
tributos esquilmadores desaparecieron como quien dice ayer”.
Sobre bulas merece
leerse asimismo el cuento recogido por Alicia Fonteboa en Literatura de tradición oral en el Bierzo (O que foi a pagar as bulas).
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