Después de revisar el Atlas
Lingüístico de El Bierzo (ALBI), en sus léxicos I y II, además de hacer
indagaciones al respecto del habla berciana, uno llega a la conclusión de que
en el fondo no hay sustanciales diferencias en los vocablos que emplea un oriundo de
Igüeña y otro de Dragonte, por citar dos pueblos extremos del Bierzo.
Términos,
cuando menos singulares, que uno podría llegar a creer que son propios de un
pueblo específico o bien de una zona determinada dentro del Bierzo, resulta que
son utilizados en casi toda la comarca:
Véanse algunos vocablos de la flora: devesa (dehesa), humera
(aliso), brimbia o brimba o brima
(mimbre), salgueiro (sauce), negrillo (olmo), sabugueiro (sauco), rebolla
(roble); gamacho, gamayo o fullaco (roble) se dice en la zona del Sil y en el
Alto del Boeza; sardonal (encinar) y abruno (endrino) en casi todo el Bierzo,
salvo en Balouta, que se dice ameixa; cruesco o cuesco (hueso de melocotón) se
dice sobre todo en el Bierzo Alto, conjo (nuez) y conjal (nogal), tuco,
tuérgano, tarabuco, tarugo (tronco), esgazar (desgajar), casca (monda dura de
patata), pataca (patata), encelga (acelga) miruéndanos (fresas silvestres),
subiao o subiau (zarzal), machao o machau (hacha), rachón (pedazo de tronco),
silva (zarza), que es a su vez topónimo frecuente, se emplean en todo el
Bierzo.
Términos referentes al tiempo: dispués o despois (después),
estiaño (este año), polamañana o polamañá (por la mañana), polanoite (por la
noche), templano (temprano), entavía, entovía o untavía (todavía) en casi todo
el Bierzo, salvo en la zona limítrofe con Galicia, donde dicen aínda o inda;
vrano o vrau (verano), ivierno (invierno), babisnar o babuznar (llovizna) se
emplean en el Bierzo Alto, y parte de los Ancares; escorecer o escurecer
(anochecer), remolín (remolino); calambrión (niebla) en el Alto del Boeza;
orballo (rocío), xelada, xeada o gilada (escarcha), roxo (rojo o rubio) en todo
el Bierzo.
Términos referentes al espacio: abeseo, abeseu, abisedo o
abesedo (sombrío) se dice en todo el Bierzo, incluso en el resto de la
provincia de León; camín (camino) en Ancares, Fornela; rodera (camino) en el
Alto Boeza, regueiro (arroyo) y cabuerco (fango), chaguazal o chaguazo (terreno
pantanoso, barrizal) en el Bierzo Alto; piedra ralenga o morrillo (canto
rodado) se dice en pueblos tan extremos como Igüeña, Villaverde de La Abadía o
Llamas de Cabrera; buraco (agujero) se utiliza en Dragonte, Orellán, Dehesas,
Quilós, Santa Cruz de Montes; furaco (agujero) se dice en Balouta, Fornela,
Páramo del Sil; furaco y buraco se
emplean indistintamente en Noceda del Bierzo; poulo (terreno malo) y llera (pedregal) se
usan en Noceda, San Miguel de las Dueñas, Igüeña, Santa Cruz de Montes.
Términos referentes a la fauna: carracha (garrapata) se dice
en el Valle de Fornela, Balouta, Dehesas, Noceda; lumaco, llumaco o limaco
(babosa), raposa (zorra) y orizo (erizo), curuxa o curuja (lechuza), furón
(hurón) se emplean en casi todo el Bierzo; caceiro o cacello se utilizan en
Dehesas, Santa Cruz de Montes, Noceda; y galfarro (gavilán) en Tejedo del Sil,
Noceda, Villaverde de la Abadía, Ancares.
Términos de caza y pesca: garduñera (cebo) en Tejedo del Sil,
Sancedo, Villaverde de la Abadía, Igüeña, Noceda, etc.
Vocablos referentes al ser humano y partes del cuerpo: home
(hombre), muller, muyer o moza (mujer), rapaz (chaval) y rapaza (muchacha),
penca (peca), deda (dedo del pie), papo (bocio), rabuñar (arañar), zarabeto
(tartamudo), arrutar o rutar (eructar), xordo (sordo), lambrión o llambrión
(glotón) y lambisqueiro (goloso) se
dicen en todo el Bierzo; guaje o guajín (crío) en Noceda, Páramo del Sil,
etc; viello (viejo) y viella (vieja),
monín o munín (apelativo afectuoso para niño), bisgo o trusgo (bizco), ingre
(ingle), pesquisa (sexo femenino), pija (sexo masculino); galbana (pereza), asadura
(hígado), bandullo o botillo (vientre) se emplean en gran parte del Bierzo;
divieso (forúnculo) meticón (entrometido), esgarriar (escupir) se utilizan en
el Bierzo Oriental; embrigo o embligo (ombligo) se dicen en Fornela, Parámo del
Sil, Noceda, Cabañas Raras, entre otras poblaciones.
En diferentes números de la revista cultural La Curuja, editada en Noceda del Bierzo ( y posteriormente en el volumen, Vocabulario de Noceda del Bierzo),
he recogido vocablos singulares, sobre todo del Bierzo Alto, como: abisnar
(husmear), achuquinar (golpear), acontonar (empujar), encrencar (abarrotar),
encurullada (cruda), espérfulo (déspota), grollos (comida para las gallinas), entre otros.
Algunas singularidades fonéticas, morfológicas y sintácticas:
En el Bierzo, por lo general, se suelen pronunciar algunos
diptongos: “ou” en términos como topo (toupo), poulo, mocho (moucho), boza
(bouza), Bouzas (pueblo de San Esteban de Valdueza); “ei” en vocablos como caldero
(caldeiro), vega (veiga), reguero (regueiro), etc.; “ue” en palabras como culebra
(culuebra) (culebra), cabuerco (terreno fangoso), etc.; “ie” en otras como
castillo (castiello), cuchillo (cuchiello), etc. En cambio, en los siguientes
términos, debido a la influencia gallega, se conserva la “o” breve: fuente
(fonte), fontoria, Fonfría, Foncebadón, etc.
También se da con frecuencia la pronunciación de la “u” por
la “o” en vocablos como comer (cumer), como (cumu), con que (cunque), llovió
(lluvió), sobre todo en la zona de mayor influencia asturleonesa; el cambio de
la “o” por la “e” en palabras como oscuro (escuro), hospital (espital),
obstruir (estruir), ostentar (estentar), procurar (precurar), etc., confusiones
vocálicas o cambios fonéticos: bimbría (mimbre), arbañil (albañil), teléfano
(teléfono), calandario (calendario), párroco (párraco), pimientos (pamientos),
Auria (Aurea), etc., la eliminación de vocales, sobre todo prefijos en: “chicoria”
por achicoria, “letricidá” por electricidad, etc., y la conservación de la “e”
en palabras terminadas en “d”, como pared (parede), sede (sed), rede (red),
etc. En ocasiones se pierde la “d” en: verdad (verdá), salud (salú), mitad
(mitá o metá), prado (prao), etc.
Otra particularidad es la transformación de las vocales
átonas: la “e” se convierte en “i” en términos como envidia (invidia), entierro
(intierro), empresa (impresa), leer (lier), decir (dicir), Imilio (Emilio),
etc.; la transformación de la “l” en “r” y vivecersa en términos como diablo
(diabro), blanco (branco), temprano (templano), etc., así como la
transformación de la doble “l” en “ch”: llorar (chorar), llamar (chamar),
llover (chover), etc.
En cuanto a la morfología, conviene señalar el sufijo “al” en
árboles frutales: rebollal, repollal, cirullal (ciruelo), castañal, perullal
(peral), así como el cambio o añadido de prefijos: reventar (arreventar), rodeo
(arrodeo), surcar (asurcar), bajo (embajo), principiar (emprecipiar), todavía
(entavía, entuvía o untovía), radio (arradio), moto (amoto), acordeón (alcordeón),
destripar (estripar), derramar (arramar) arrimar (arimar). Asimismo, son
frecuentes las contracciones de preposición y artículo: nel (en el), pol (por
el), etc., y los adverbios deformados: onde, dende, iquina, dallí, daquí,
delantre, embajo, alredor, dispués, untovía, entoncias, ansí mesmo, tamién, non
o nun, etc.
Una característica del Bierzo de influencia asturleonesa, al
igual que ocurre en La Cabrera, es que la “n” se hace “ñ”. Ejemplos: ñabos,
ñapia, ñalga, ñigal, etc. También la “l” inicial se vuelve doble “l” en
palabras como llambrión, llumaco, lluengo, llumbre, etc. Otros rasgos típicos
de lo asturleonés en el Bierzo es la pervivencia de la “f” inicial latina en:
farina, forno, fogaza, fartar, fillo, fuso, filar, etc. Abundan incluso los
nombres de pueblos con la “f” inicial: Folgoso, Finolledo, Fresnedo, Fonfría,
etc., así como la terminación de diminutivos en “in”: molín, guapín, monín,
pequeñín, bobín, curisosín, etc. También por influjo asturleonés se emplea el
pronombre personal y artículo después del verbo: Díjomelo, hablole, preguntole,
etc., y a veces con la forma de doble “l”: díjolle, dalle, etc., así como el
pronombre “vos” al final de los verbos en infinitivo: quitaivos, sentaivos,
levantádevos, etc., y como tratamiento respetuoso: Dios vos guarde, etc. También son frecuentes los excesos de
diptongación en la conjugación de verbos: queramos (quiéramos), podamos (puédamos),
vayamos (váyamos o váigamos), etc.
También cabe señalar que los posesivos van precedidos por el
artículo: la mi hermana, el mi tío o el mío tío, la tu mujer, etc., así como el
empleo de pronombres posesivos “nueso/a/s” (nuestro/a/s) y “vueso/a/s” (vuestro/a/s
o suyo/a/s). Ejemplos: el nueso abuelo, la vuesa madre, etc.
En casi todo el Bierzo se registran formas verbales similares
y conjugadas de este modo: cantei (canté), cantemos (cantamos), canteste
(cantaste), arimeste (arrimaste), arrameste (derramaste). Asimismo se emplea el
“haiga” (haya) en el subjuntivo de la primera persona singular del verbo haber,
“toviera” (tuviera) en la tercera persona singular del verbo tener, “sos” (eres)
y “sodes” (sois) en el presente de indicativo de la segunda persona singular y plural
respectivamente del verbo ser; diba (iba) en la primera persona singular del
pretérito imperfecto y vaite y vaiga en
el imperativo y presente subjuntivo respectivamente del verbo ir, etc. Por otra
parte, la conservación de la “e” final en verbos infinitivos: quedare, tomare,
comere, dormire salire, etc., la “e” final en los imperativos: marchade,
salide, cantade, etc., o las formas convertidas en “ai” en la conjugación de
verbos: marchai (marchad), cantai (marchad), etc. En determinados sitios desaparece
la “e” final en la conjugación de verbos
como tener, venir, querer: tien, vien, quier, etc. Respecto a la morfología,
cabe subrayar el cambio de género femenino por el masculino en términos como
(el) nuez, (el) sartén, (el) sal, (el) leche,
(el) miel, (el) lumbre, etc., y viceversa. Ejemplo: arroz (la), calor (la),
entre otros muchos.
gracias me sirvio para un trabajo de clase :)
ResponderEliminarMe alegro, Tania. Saludos.
ResponderEliminar