Octavio Getino, originario de la provincia leonesa
En el mes de julio de 2004 tuve la ocasión de asistir a un seminario de cine latinoamericano y caribeño en Ponferrada.
Lo recuerdo, entre otras razones, porque escribí un artículo sobre este asunto, que publiqué en Diario de León. Y ahora lo traigo a mientes porque mi amigo Eduardo Keudell me manda un correo desde Buenos Aires para anunciarme la muerte de Octavio Getino, un hombre muy vitalista, con sangre de cineasta, que por lo demás era originario de León, un ilustre de nuestra tierra, algo que pocas personas saben. Es una pena que gente como Getino se muera. No era tan mayor. También Humberto Solás falleció hace unos años. Por fortuna Alquimia Peña, quien me recibiera con hospitalidad la última vez que viajé a La Habana, sigue viva. Larga vida, Alquimia.
La presencia de Alquimia Peña, Humberto Solás y Octavio Getino en el Bierzo fue motivo más que suficiente para que uno se sintiera entusiasmado. La posibilidad de estar con estas personas resulta fascinante. Y es que uno siente una gran atracción por el mundo latinoamericano y caribeño, nuestro mundo hermano, la proyección de nuestros deseos e ilusiones.
Quien haya estado en Latinoamericana se habrá dado cuenta de que este es otro mundo, aunque al mismo tiempo se nos muestre como familiar, cercano, afectivo. A través de Alquimia Peña, Directora de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y miembro del Consejo Rector de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños, he podido ver algunos cortometrajes que se realizan en esta afamada escuela de cine cubana, entre otros, la tesis de graduación que hiciera Benito Zambrano, El encanto de la luna llena.
Por otra parte, Humberto Solás, uno de los fundadores del Nuevo Cine Latinoamericano, nos mostró Miel para Oshún, que es un viaje en el que los protagonistas, entre ellos Jorge Perrugoría, viven estrambóticas y extraordinarias situaciones en su recorrido por Cuba.
El maestro Solás es también uno de los promotores del llamado Cine Pobre, en el sentido de que permite la democratización y la libertad de un cine hecho con pocos recursos, rodado con cámara digital, así como la inserción de nuevos cineastas al mundo audiovisual.
Dentro de este cine pobre, que no por ello tiene menos calidad artística que otros cines, estaría también el mejicano/mexicano Ripstein y sus películas Así es la vida y La perdición de los hombres.
Según Ripstein, el cine digital acabará imponiéndose al celuloide porque a menor riesgo económico se pueden asumir mayores riesgos artísticos.
Y para finalizar este breve recorrido también tuve la ocasión de charlar con Octavio Getino, que aunque argentino de adopción, nació en un pueblo de León, Sopeña de Curueño.
Getino es uno de los leoneses que tuvo la fortuna de emigrar al Nuevo Mundo cuando la Argentina era un paraíso de la cultura y la abundancia económica. Octavio, además de persona entrañable y excelente orador, es un prócer en su país. Director y productor de cine y televisión. Profesor e Investigador de medios de comunicación y cultura. Conoce como nadie los entresijos de esta industria cultural que es el cine.
Un cineasta comprometido con la sociedad de su tiempo.
Vayan estas palabras de afecto por el maestro Getino, que nació en la margen izquierda de la ribera del río del olvido, en el municipio de La Vecilla, y murió hoy lunes 1 de octubre en la Argentina.
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