Julio Llamazares nos devuelve a Chema Sarmiento, que descorchó nuevo año, en concreto el miércoles 14 de enero, con las primeras Tardes de Cine en la Casa de las Culturas de Bembibre, y al que siguieron Valentín Carrera, Felipe Vega, Juan Antonio Pérez Millán y la actriz Macarena Gómez.
La primera vez que supe de Chema Sarmiento fue cuando se estrenó El Filandón en el antiguo Cinema Paz, hoy Teatro Benevívere. En aquella película veíamos a algunos de los mejores escritores de la provincia leonesa, reunidos en torno a una hoguera, para contarnos historias apasionantes. La Campa o campo de Santiago, próxima a Colinas del Campo, servía como escenario espectacular. Aquel fue sin duda un gran acontecimiento cultural, que despertó en mí una curiosidad por el cine, y en concreto por su cine. Entonces, uno era un guajín, que cursaba estudios de Bachiller en el Instituto Señor de Bembibre. Aquella película me impresionó, y me pareció una obra de arte, porque además retrataba a gente y paisajes conocidos, familiares, y lo hacía de un modo que se me antojaba extraordinario, emocionante. Nunca olvidaré aquellas Peras de Dios, filmadas como un cuadro impresionista, en Albares de La Ribera, pueblo cercano, pues mi abuelo materno, conocido por Antonio El Chulo, era oriundo de esta localidad, que es a su vez la cuna de Chema Sarmiento. Luego pasó el tiempo, y poco más supe de aquel director, que nos había cautivado con sus puestas en escena filandonianas.
No obstante, me enteré, gracias al amigo Pedro Trapiello, que Chema vivía en París, pero los bercianitos de a pie no estábamos al corriente de sus andanzas fílmicas, más bien nada. Hasta que un buen día quedamos en la Ciudad de la Luz, en un café de Châtelet, y hablamos de sus quehaceres y proyectos. También me contó que estuvo a punto de rodar El año de wólfram, basada en la novela de Guerra Garrido, pero al final no hubo entendimiento. Lástima, porque de seguro hubiera hecho una buena adaptación fílmica. Yo había viajado a la capital francesa, entre otras cosas, para visitar una Escuela de Cine, Eicar, con la que habíamos firmado un convenio de intercambio de alumnos. En esa época trabajaba en la Escuela de Cine de Ponferrada, y Chema Sarmiento trabajaba, y aun trabaja, en la Femis, antiguo IDHEC, donde se tituló como Director de cine. A partir de ese momento, intercambiamos algunos correos electrónicos, y nos volvimos a ver con motivo del Primer Festival de cine de Ponferrada, pues Chema fue el invitado de honor.
Aparte de El Filandón, con la que los bercianos estamos más o menos familiarizados, Chema rodó Los Montes, un espléndido trabajo fin de carrera, con el que fue nominado al César en la categoría de Documental, aunque éste sea un mediometraje de ficción, y El wólfram. La montaña negra (éste sí es un documental).
Los Montes se adentra en las esencias rurales de una aldea perdida en las estribaciones del Catoute, el pico más alto del Bierzo. Algunas secuencias de esta película nos hacen recordar Las Hurdes (Tierra sin pan) de Buñuel, aunque su director confiesa que cuando hizo esta película, no había visto el documental de Buñuel. Los Montes tiene un aura como de realismo poético o mágico, que logra cautivar al espectador. Todas estas obras pudieron verse en el Festival de cine de Ponferrada, cuando su director fue invitado al mismo.
En las Tardes de cine, en cambio, Chema nos habló sobre todo de su serie Mahoma, sobre el profeta musulmán, que consta de cinco capítulos. Incluso proyectó el primer capítulo, cuya duración es de 55 minutos. Esta serie ha tenido gran difusión no sólo en Francia sino también en el Canal Arte de la televisión alemana.
Creo que fue una buena idea que, en la Casa de las culturas, y habida cuenta de que en Bembibre hay una comunidad pakistaní, caboverdiana, entre otras, se diera a conocer esta serie, que fue rodada en diferentes países de África y Asia.
La primera vez que supe de Chema Sarmiento fue cuando se estrenó El Filandón en el antiguo Cinema Paz, hoy Teatro Benevívere. En aquella película veíamos a algunos de los mejores escritores de la provincia leonesa, reunidos en torno a una hoguera, para contarnos historias apasionantes. La Campa o campo de Santiago, próxima a Colinas del Campo, servía como escenario espectacular. Aquel fue sin duda un gran acontecimiento cultural, que despertó en mí una curiosidad por el cine, y en concreto por su cine. Entonces, uno era un guajín, que cursaba estudios de Bachiller en el Instituto Señor de Bembibre. Aquella película me impresionó, y me pareció una obra de arte, porque además retrataba a gente y paisajes conocidos, familiares, y lo hacía de un modo que se me antojaba extraordinario, emocionante. Nunca olvidaré aquellas Peras de Dios, filmadas como un cuadro impresionista, en Albares de La Ribera, pueblo cercano, pues mi abuelo materno, conocido por Antonio El Chulo, era oriundo de esta localidad, que es a su vez la cuna de Chema Sarmiento. Luego pasó el tiempo, y poco más supe de aquel director, que nos había cautivado con sus puestas en escena filandonianas.
No obstante, me enteré, gracias al amigo Pedro Trapiello, que Chema vivía en París, pero los bercianitos de a pie no estábamos al corriente de sus andanzas fílmicas, más bien nada. Hasta que un buen día quedamos en la Ciudad de la Luz, en un café de Châtelet, y hablamos de sus quehaceres y proyectos. También me contó que estuvo a punto de rodar El año de wólfram, basada en la novela de Guerra Garrido, pero al final no hubo entendimiento. Lástima, porque de seguro hubiera hecho una buena adaptación fílmica. Yo había viajado a la capital francesa, entre otras cosas, para visitar una Escuela de Cine, Eicar, con la que habíamos firmado un convenio de intercambio de alumnos. En esa época trabajaba en la Escuela de Cine de Ponferrada, y Chema Sarmiento trabajaba, y aun trabaja, en la Femis, antiguo IDHEC, donde se tituló como Director de cine. A partir de ese momento, intercambiamos algunos correos electrónicos, y nos volvimos a ver con motivo del Primer Festival de cine de Ponferrada, pues Chema fue el invitado de honor.
Aparte de El Filandón, con la que los bercianos estamos más o menos familiarizados, Chema rodó Los Montes, un espléndido trabajo fin de carrera, con el que fue nominado al César en la categoría de Documental, aunque éste sea un mediometraje de ficción, y El wólfram. La montaña negra (éste sí es un documental).
Los Montes se adentra en las esencias rurales de una aldea perdida en las estribaciones del Catoute, el pico más alto del Bierzo. Algunas secuencias de esta película nos hacen recordar Las Hurdes (Tierra sin pan) de Buñuel, aunque su director confiesa que cuando hizo esta película, no había visto el documental de Buñuel. Los Montes tiene un aura como de realismo poético o mágico, que logra cautivar al espectador. Todas estas obras pudieron verse en el Festival de cine de Ponferrada, cuando su director fue invitado al mismo.
En las Tardes de cine, en cambio, Chema nos habló sobre todo de su serie Mahoma, sobre el profeta musulmán, que consta de cinco capítulos. Incluso proyectó el primer capítulo, cuya duración es de 55 minutos. Esta serie ha tenido gran difusión no sólo en Francia sino también en el Canal Arte de la televisión alemana.
Creo que fue una buena idea que, en la Casa de las culturas, y habida cuenta de que en Bembibre hay una comunidad pakistaní, caboverdiana, entre otras, se diera a conocer esta serie, que fue rodada en diferentes países de África y Asia.
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