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martes, 7 de agosto de 2018

Encuentro literario en el útero de Gistredo, el noveno

Un año más, y ya van nueve (qué veloce transcurre el tiempo, bueno, aún faltan unos días), celebraremos el Noveno Encuentro Literario en Noceda del Bierzo, en mi útero, el útero gistredense, al que siempre vuelvo (me lo recuerda también el paisano y amigo Pepe Álvarez de Paz, a lo mejor es porque compartimos memoria, querido Pepe, memoria afectiva), esa matria/patria que siempre está presente en todo lo que escribo, incluso cuando escribo sobre la Ciudad Eterna. 
Foto en la desaparecida  librería Ave María de Ponferrada
(Jorge, el hijo de Fermín, en primer plano)
(Raquel, Cano, César Cabezas, Fermín, César Gavela, Santi Macías, Miguel Varela)


Noceda como escenario de un encuentro, que este año quiere rendirle homenaje al escritor y amigo inolvidable Fermín López Costero, con quien viviera momentos muy agradables, incluso llegó a estar en Noceda en más de una ocasión. Siempre me recordaba una merienda a la que le invitara mi madre. Qué grande, Fermín. Pero la muerte, el puto cáncer, se lo llevó joven, con muchas cosas aún por hacer. Qué tristeza. En to caso, siempre nos quedará su obra, sus libros, como me recordara Mar Iglesias. Sí, nos queda su espíritu, su memoria, el memorial de sus piedras, sus cuentos, sus poemas, sus ensayos, sus colaboraciones, también en nuestra Curuja, que presentaremos este viernes, con el número 19 casi recién salido del horno (del horno de Bernardo y Antonina, mítico su horno en Noceda). Nos queda todo eso. Pero el paisano, como decimos por estas tierras, se nos fue, nos dijo adiós, con su despedida, que al recordarla se me pone un nudo en la garganta.  
Fermín en Noceda, en la cena del segundo encuentro literario, a la derecha Alicia, compañera del poeta y narrador Abel Aparicio

Fermín estará presente, siempre lo está. Me dice su novia Isabel que a buen seguro estará también presente en este encuentro, ella, el hijo de Fermín (Jorge) y tal vez la madre de Jorge, María José, quien fuera compañera de insti. Y a quien no veo desde esa época. Ha llovido y tronado desde entonces. 
A través del Colectivo la Iguiada (que se encarga de editar la revista La Curuja) y con la estimada colaboración del Ayuntamiento de Noceda del Bierzo, llevaremos a buen puerto, eso espero y deseo, este noveno encuentro: el próximo viernes 10 de agosto, a las 19h30, en la Casa de la cultura del pueblo, en el barrio de San Pedro, al lado de la iglesia parroquial y Las Fontaninas (donde tendremos, acabado el encuentro, un post-encuentro, con algunas viandas y bebidas, acaso para reponer fuerzas, y prolongar la charla con los invitados e invitadas, que siempre se agradece, porque no sólo de pan vive el ser humano).

Esta será la primera vez que lo haremos en la Casa de la Cultura. Y en esta ocasión, los invitados e invitadas son Vanesa Díez (narradora leonesa, que ha escrito y publicado sobre todo literatura infantil), Marina Díez (joven poeta y emprendedora de Sopeña del Curueño-el río del olvido/memoria-, siempre activa, con muchas ilusiones, que ha publicado al menos tres poemarios, sobre el amor/desamor. 
Foto: cascada del Azufre. Cuenya
Y ha colaborado en algún número reciente de La Curuja), Isabel Llanos (poeta y actriz, también leonesa, que estuviera en el pasado encuentro en Noceda, y repite porque su actuación fue memorable. Y además ella está encantada de volver, eso sí con la promesa de disfrutar después de la verbena, que habrá, con motivo de las fiestas), Inés Diago (actriz leonesa, de la Robla, que se me antoja una magnífica intérprete, de teatro, aunque también ha hecho cine, como la última peli del maestro Epi Rodríguez, Media hora (y un epílogo), sembrada está Inés), Loli Prieto (poeta berciana, reivindicativa, atrevida, inquieta, entusiasta de la Naturaleza, comprometida con su tiempo, que también ha colaborado con la Curuja, Loli es además maestra en Fabero, y organizadora de eventos literarios),  Ruy Vega/César López (poeta, narrador, crítico de cine, apasionado de la ciencia ficción, con fundamento, autor de al menos dos libros, El proyecto dream y La señal, sobrino carnal del triste y recientemente fallecido periodista y narrador Gonzalo López Alba, a Ruy lo vemos, con la gran María de Miguel, haciendo programas de cine y literatura en la 8 Bierzo, nuestra tele local). Y para finalizar el amigo y excelente aforista, poeta también, Antonio Merayo. De Corullón, esa tierra fértil y amable, donde se erige un bello castillo. De la tierra del poeta González Guerrero (quien llegara a conocer entre otros muchos ilustres e ilustrados -eso cuentan algunas lenguas- al cineasta alemán Fassbinder, que murió joven aunque con una estupenda y amplia obra cinematográfica. También Guerrero murió joven y con una sustanciosa obra poética). 
Antonio Merayo también es impulsor y organizador de eventos varios, sobre todo en Gijón, su otra casa, pues Antonio tiene casas y parada en León, Gijón y su matria de Corullón (de donde por cierto podría provenir mi apellido, qué cosas, aunque me inclino más por la aldea astur de Cuenya, sobre la que ya he hablado alguna vez. La verdad, eso lo sabría tal vez la abuela Simona Cuenya, quien naciera en Vega de los Árboles, La Vega, próxima a San Miguel de Escalada, donde también se organiza un encuentro literario. Bello rincón para hacer un encuentro. O lo que se tercie). 
Como dice el propio Antonio Merayo, cuyas palabras me apetece recoger aquí, tengo ganas de hacerle una entrevista, una fragua literaria, porque él siempre me recomienda a gente para la fragua, lo cual le agradezco mucho, pero no se ha parado aún a que lo entreviste. Así que, querido amigo Antonio, de esta no te libras. 
Estas son sus recientes palabras a resultas de la invitación que le he hecho para recitar en Noceda y recordar a nuestro entrañable y común amigo Fermín López Costero. 

Voy encantado a Noceda del Bierzo -era yo un adolescente cuando me eché a la cara agua de la cercana Fuente del Azufre: había oído decir que eliminaba el acné- porque allí nació la maestra Felisa Rodríguez (una de las primeras poetas que leí en mi vida y que 'me dejó de piedra' con lo que escribía sobre el Ídolo de Noceda), porque de allí es mi querido amigo el escritor Manuel Cuenya (artífice de estos encuentros literarios, criador de curuxas de papel y tinta y a quien le debo una entrevista desde casi antes de que se convirtiera en entrevistador), porque coincidiré de nuevo con la joven poeta Marina, porque conoceré personalmente a Vanesa, Loli, Inés, Isabel, Ruy y, ¡ay!, porque todos estaremos allí, con la emoción anudada al cuello del alma, para recordar a uno de los más grandes escritores nacidos en el Bierzo: FERMÍN LÓPEZ COSTERO.
Antonio Merayo


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