Ninguna ciudad, ni ninguna persona, pueden sustituirse por otras. Pero Madrid se me antoja, ahora mas que nunca, como una prolongación de Estambul. Estaré soñando, tal vez. Sin embargo, Tuquía se me está apareciendo, como un fantasma que me persiguiera, en nuestra capital del Reino, desde una exposición de fotos turcas, y de mujeres turcas, que me ha dejado impresionado. No hay mas que ver sus rostros. Hasta un espectáculo de danza grandioso, Gálata, que ayer noche pude ver en el Teatro de Madrid (en La Vaguada) con músicas de Omar Faruk, Sezen Aksu... Y aun un baño en el hamman Mayrit, que queda en la plaza de Jacinto Benavente. Y ahora quizá me coma un kebab. Turquía a la carta en los madriles. Es como si tuviera mono y encontrara cualquier pretexto para seguir enganchado al país de la media luna con estrella sobre fondo rojo. Olvidaba decir que en el Fnac, aparte de ver a Jorgito Martínez de Ilegales, siempre tan provovador en la presentación de su nueva gira musical, me he comprado un cedé de Mercan Dede, otro de los grupos singulares turcos. Y para rematar la faena he conseguido Estambul, de Pamuk, obra casi imprescindible para quien desee entender esta ciudad del Cuerno de Oro.
Acerca de esta ciudad, tengo que hablar sobre todo, y con más tranquilidad, de los castañeros que están por doquier en la ciudad, y venden castañones bravos (Kestane) y una tienda regentada por un tal Pedro (turco), que está casado con una española, y cuya hija está amadrinada, según él, por una berciana. Curioso.
Una vez más uno puede encontrar y ecuentra puntos de conexión entre el Bierzo y Estambul, porque lo de las castañas tiene su tela. Si los estambulíes descubrieran nuestras sabrosas castañas, en vez de vender castañones asados en sus carritos rojos, se harían de oro, con un éxito arrollador, que por lo demás ya tienen.
Por la tienda de Pedro, que está al ladito mismo de la plaza Sultanahmet, han pasado y se han fotografiado, como queda constancia, personalidades como nuestro presi Zapatero (y su mujer Sonsoles, claro está) hasta Javier Sardá... y aun otros y otras como Guiza, Nuria Ber, Marta Sánchez, etc.
Tanto en el viaje de ida como en el de vuelta me he encontrado, naturalmente en el avión de Iberia, con una revista en la que figuran, entre otros, un reportaje de Vancouver (aprovechan el tirón porque esta ciudad ha sido sede de juegos olímpicos de Invierno) y un texto sobre peregrinos a Santiago de Compostela de Fernando Aller, de Diario de León. Sorprendente.
Acerca de esta ciudad, tengo que hablar sobre todo, y con más tranquilidad, de los castañeros que están por doquier en la ciudad, y venden castañones bravos (Kestane) y una tienda regentada por un tal Pedro (turco), que está casado con una española, y cuya hija está amadrinada, según él, por una berciana. Curioso.
Una vez más uno puede encontrar y ecuentra puntos de conexión entre el Bierzo y Estambul, porque lo de las castañas tiene su tela. Si los estambulíes descubrieran nuestras sabrosas castañas, en vez de vender castañones asados en sus carritos rojos, se harían de oro, con un éxito arrollador, que por lo demás ya tienen.
Por la tienda de Pedro, que está al ladito mismo de la plaza Sultanahmet, han pasado y se han fotografiado, como queda constancia, personalidades como nuestro presi Zapatero (y su mujer Sonsoles, claro está) hasta Javier Sardá... y aun otros y otras como Guiza, Nuria Ber, Marta Sánchez, etc.
Tanto en el viaje de ida como en el de vuelta me he encontrado, naturalmente en el avión de Iberia, con una revista en la que figuran, entre otros, un reportaje de Vancouver (aprovechan el tirón porque esta ciudad ha sido sede de juegos olímpicos de Invierno) y un texto sobre peregrinos a Santiago de Compostela de Fernando Aller, de Diario de León. Sorprendente.
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