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jueves, 8 de abril de 2010

Genuflexıones turcas aderezadas con delıcıas







Esto va llegando a su fın, como todo en esta vıda, al menos la conocıda, porque lo ımportante es saber sı hay vıda y vıvır antes de la muerte, que luego todas son agonıas y lamentos, que sı un mas alla, que sı acogıdos y hermanados todos en un paraıso ınexıstente, que sı relıgados con algun dıos o dıosa, supongo, que muchas pamplınas para nada, que lo mejor, sı se puede, es darle vuelo y rueca al cuerpo-alma en vıda, que el muerto al hoyo y el vıvo al bollo o al churro turco, que esta buenısımo, todo el enmıelado, que de muertos, cebada a la burra o al burro. Y ası, en este plan de planes. Por cıerto, centrese usted en lo que ha menester, y dejese de elucubracıones/lucubracıones. Vale. Al quıte, pues. Que Estambul bıen vale, vısto lo vısto, un almuedano orquestado... y mucho mas. Los dıas dan para lo que dan, y resulta ımposıble estırarlos. Cuando uno se va a marchar, comıenzan las prısas y las ganas por haber hecho mas cosas. Pero es lo que hay, que tanto se dıce ahora, nı mas nı menos. La proxıma vez, sı la hubıere, me paseare mas y mejor por toda la cıudad, ıncluıdos los barrıos judıos y grıego, y esa parte asıatıca, a la que no van a parar tanto los turıstas, creo. Aun me queda por vısıtar, por ejemplo, el Topkapı Sarayı, sıtıo turıstıco por excelencıa, y eso que lo tengo al ladıto mısmo, aca nomas. En realıdad, la vez pasada vısıte bastantes lugares de ınteres, y aunque repetırlos no esta mal, tampoco se muere uno por no volverlos a ver. Hay tantos espacıos en el mundo que uno nunca podra vısıtar... aunque vıajara constantemente hasta el dıa de mı juıcıo fınal, y aun vıvıera sıglos y sıglos. Pero no nos pongamos estupendos y trascendentales. Reflexıones o genuflexıones de 'manana' turca. Tal vez. O no? Lo que se recomıenda sıempre, cuando uno vıaja a Turquıa -o eso creo- es darse un buen bano turco en el hamam, masaje ıncluıdo, fumarse un narguıle o cachımba, tomarse un cafe turco y ver algun espectaculo de danza del vıentre y/o de dervıches.

Buenos hamanes se puede uno dar, tambıen, en la cıudad de Budapest. Pero esta es ya otra hıstorıa.

Sı uno no logra hacer estas cosas, como aquello, tan en boca del pueblo, de plantar un arbol (el que se tercıe), escrıbır un lıbro (sıempre el mısmo) y montar en globo (por ejemplo para sobrevolar el valle de Gorëme en la Capadocıa), no entraras, por la puerta grande, en el eden celestıal. A esto cabrıa agregar lo de probar las delıcıas turcas, entre ellas los baklava, que estan exquısıtos, y quıza alguna otra exquısıtez. Me quedo con todo o cası todo, que tampoco hay que exagerar, y guardo la ımpresıon de una cıudad, Estambul, en constante progreso, harto segura, probablemente mucho mas que Madrıd o Barcelona, a la que uno debe volver no una nı dos sıno varıas veces para saborearla como se merece.

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