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martes, 18 de octubre de 2022

Rajas, Laly del Blanco Tejerina

 A través del punto de vista de un personaje harto curioso, que tanto nos hace recordar a Macario, de Rulfo, o al propio Azarías, de Delibes, Laly del Blanco compone este magnífico monólogo, que nos enternece y nos invita a posicionarnos del lado de los más débiles, de quienes a menudo no tienen voz. Con un final que sorprende tanto como estremece.

(Taller de composición de relatos de la Universidad de León, impartido por Manuel Cuenya, publicado por La Nueva Crónica)


Hoy es un día raro porque ayer se quemó el cobertizo y todo el pueblo anda alborotao por la quema por eso llevo aquí todo el día solo pero no me importa me gusta estar aquí sentao con las piernas colgando del puente mirando cómo se rompe el agua mirar el agua es lo que más me gusta del mundo cuando llega a esa piedra la rodea cada agua por un lado luego se junta toda y yo sé por dónde se rompió porque queda rajada aunque parezca entera allí hace un remolino y le salen como rizos con el lomo brillante y cuando llega donde las salgueras se remansa y se queda muy quieta entonces me pongo allí de cuclillas y miro las gotas una por una las del fondo son muy azules y gordas apretadas unas contra otras y las de arriba son casi blancas y como blandas mi hermano Agustín dice que es mentira porque él no ve nada de eso y me dice enfadao «Tolín, no digas esas cosas que luego te llaman loco» y me lo llaman pero da igual yo veo el agua por dentro y eso es cierto además sólo lo saben él y madre porque yo no hablo nunca con nadie Padre nunca me habla sólo me mira muy despacio menea la cabeza igual de despacio y me da pan como a Puscas el perro siempre nos da pan y nos pega al mismo tiempo bueno yo recibo más palos porque cuando empieza con uno el otro sale pies pa qué os quiero y a Puscas no hay quien lo alcance pero yo siempre acabo espatarrao en el suelo madre sí me decía cosas me reñía por ir siempre sucio y llevar las rodillas y las uñas negras «Tolín, hijo, mira tu hermano qué limpio va» me decía pero es que Agustín va a la escuela y allí no hay barro ni tierra y yo siempre estoy aquí en el río es el único sitio donde me dejan estar solo porque saben que yo si hay agua pa mirar no hay cuidao que no me muevo hasta que tenga hambre lo peor de madre es que me lavaba echándome jarros de agua por encima que me escaldaban me metía de patas en el barreño y me frotaba hasta que me escocía el pellejo mientras yo apretaba los ojos pa no llorar porque yo no lloro nunca lloré ni pienso hacerlo es lo que más miedo me da del mundo porque se rajan los ojos pa que salgan las lágrimas no sé por dónde andará madre ni cuándo volverá la echo mucho en falta a lo mejor Agustín me lo diría pero a mí no me gusta preguntar cosas por eso no sé nada ¡Mira qué trucha más gorda! Agustín las caza con un tenedor atao a un palo se mete de patas en el río espera muy quieto a que salgan y… ¡zas!  les clava el tenedor en el lomo pero yo ando listo y las espanto pa que no las mate después soy yo el que corre y él corre detrás de mí hasta casa con el tenedor apuntando a mi lomo bueno eso era antes cuando madre estaba ahora no voy allí porque la casa está vacía padre siempre está en la majada cuidando el futuro de Agustín dice yo no sé por qué lo llama así si él cuida ovejas Agustín es muy listo pal ganao silba diciendo cosas que los animales entienden por eso le obedecen ahora desde que la casa está vacía cuando espanto a las truchas corro pa cualquier sitio menos pa casa hasta que Agustín se aburre de perseguirme yo creo que es bueno y no me alcanza porque no quiere además desde que falta madre está siempre conmigo cuando llueve la maestra le deja llevarme a la escuela pa que no esté en el río pero me ponen detrás pa que los niños no se despisten mirándome yo no sé qué miran igual es por ser tan grande ellos son como Agustín andarán por los ocho o nueve años y yo ya tengo doce y soy tan grande como padre por eso me llaman oso porque soy muy torpe y grande bueno eso también era antes ahora si llueve me encierran a mí el agua que más me gusta es la lluvia y más si caen gotas gordas pa verlas caer una por una atrapo una en el aire y bajo con ella hasta el suelo y subo los ojos engancho otra y bajo con ella y subo a por otra y bajo y subo y bajo… así hasta que me duele mucho el cuello por hacerlo tan rápido pero no puedo parar porque no sé ver llover entero yo veo llover gota a gota entonces todos se asustan por si se me rompe el cuello por eso cuando viene la nube me encierran en la bodega pa que no la vea y me ponga loco sí hoy es un día raro por la quema del cobertizo padre lloraba y gritaba «Con lo que yo he trabajado para que Agustín tenga un rebaño y sea un hombre de provecho» y cosas de esas el monte era una llama con mil colores volando por el aire y corriendo por el suelo como culebras cada vez más largas ardió el monte entero no me quito de la cabeza a las ovejas de carbón todas ardidas con la boca abierta y Agustín que las reconocía llamándolas por su nombre daba pena verlo pero no me arrepiento porque si no las quemo antes de que Agustín sea un hombre de provecho se irá a la majada con el futuro y yo me quedaré solo ahora que madre está muerta además ahora ya sé que cuando lloras algo se te raja y duele mucho pero no son los ojos por eso hago como que madre está viva pa que no se me raje nada allá dentro.


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