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miércoles, 10 de julio de 2019

Trento, con sabor alpino

Si a uno le dicen la palabra Trento (cual si estuviera en una sesión psicoanalítica), lo más probable es que la respuesta (por asociación, acaso semántica, o de otro tipo, vaya usted a saber qué tipo de asociación nemotécnica) responda con la palabra Concilio (quizá para eso haya que estar educado en religión católica, apostólica y romana). 
Panorámica de Trento desde el castillo

Trento es igual a Concilio. Pero eso ya ocurrió hace siglos. Y Trento es mucho más que su concilio (que debió de ser importante, a tenor de lo que nos cuentan los historiadores). 
Más que su concilio, sí, por fortuna. 
Si bien tuve la ocasión de poner los pies, hace años, en Bolzano (con aromas tiroleses), la capital del Alto Adige (el río que discurre por el Trentino, incluida la ciudad de Trento), no recuerdo haber pisado la capital del Trentino, que es una ciudad en efecto con historia, mucha historia (el Concilio como respuesta a la Reforma protestante) y mucho arte. 
Ubicada en medio de los Alpes, rodeada por altas montañas y bosques frondosos. La vegetación en esta zona es extraordinaria. Como si fuera una olla.
Calle Belenzani
La olla de Trento (Tridentum, en referencia a tres dientes), se me ocurre. 


Elegante, coqueta, con sabor alpino, austriaco, incluso en lo referente a su gastronomía. Conviene recordar que esta ciudad perteneció a Austria hasta hace aproximadamente un siglo. Y eso se nota. Y mucho. También en su arquitectura. 

Trento es una ciudad hecha a escala humana, como deberían estar construidas todas las ciudades, para que sus habitantes no se sintieran deshumanizados, en el zoo (a uno le sale inevitablemente su ruralidad, su vena campesina y campestre). 
Castillo


Se me antoja un buen lugar para vivir, para impartir clases, también para estudiar. Para llevar una vida sosegada, contemplativa, aunque parece que también tiene vida a resultas de sus muchos estudiantes universitarios. Y por supuesto para degustar por ejemplo un stinco o codillo, acompañado de buena cerveza, en la birreria Pedavena, que es un lugar emblemático de la ciudad. 
El Duomo



En la actualidad, Trento es una ciudad reconocida en toda Italia por su prestigiosa Universidad. Sobresaliente en robótica, con un laboratorio de investigación Microsoft. 
Una de las mejores universidades de Italia, según me cuentan mis cicerones Jordi y Álida, quienes me muestran hospitalarios sus facultades, Letras y Filosofía y Economía. Incluso sus despachos. 
Fuente de Neptuno

Me parecen edificios bellos y funcionales a la vez (sobre todo el de Letras y Filosofía), tanto en su exterior como en su interior, con instalaciones de primerísimo nivel. 

En el transcurso de la visita a Trento, coincido, coincidimos (ahí estaba Álida), con unas chicas bilbainas, que también estaban visitando la capital del Trentino. Y al recomendarles que se fueran a comer a la cervecería Padavena, dijeron que ya la tenían señalada como su punto gastronómico. Las chicas vascas tenían previsto pasarse un mes entero en la región del Trentino Alto Adige. Con lo cual, aunque creo que Trento es una ciudad algo desconocida para los españoles, sí se encuentra uno con turistas de la piel de toro.
Plaza del Duomo
En todo caso, Trento (en general la región del Trentino Alto Adige) poco o nada tiene que ver con esa 
Italia turística de la Toscana, Roma, Napoli... esa Italia que tantas veces hemos visto a través del cine neorrealista, del cine en su amplio sentido. 
En la Facultad de Letras y Filosofía

Visitas obligadas se me antojan la calle Belenzani, el imponente castillo del Buonconsiglio y la plaza del Duomo, donde se halla la catedral (espectacular, como por lo general todas las catedrales, de eso sabe mucho el escritor Julio Llamazares) y la fuente de Neptuno, aparte de sus coloridas y llamativas casas. Desde el castillo se tienen lindas panorámicas de la ciudad. 

Trento es un sitio que procura buenas vibraciones, con una gran calidad de vida. En esta ciudad se percibe mucha tranquilidad y seguridad. 
Hablamos de la Europa del Primer Mundo.
Siguiente parada: Dolomitas

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