Querido amigo Ruy Vega, logras emocionarme con tu carta en La Nueva Crónica de hoy domingo 23 de junio acerca de mi libro 'Del agua y del tiempo', que ya es tuyo, porque así lo siento.
https://www.lanuevacronica.com/el-escritor-construido-con-palabras-y-belleza (Os invito a leer esta bellísima y emocionante carta).
Agradezco infinito tus palabras, la belleza de tu texto, que también son palabras dirigidas a tu padre, ese padre que nos une y nos ayuda a mantenernos en pie, firmes (la vida firmeza aunque existan adversidades), porque a tu padre le hubiera gustado leerte/leerme, lo mismo que a mi padre le hubiera entusiasmado leernos. Se sentiría la mar de ancho. "Pero qué chulo", diría él a buen seguro. "Y qué orgulloso me siento". Y aunque no estén ya físicamente con nosotros, ni tu padre ni el mío, nos siguen alumbrando con su farol, con su espíritu grande. Y velan por nosotros. Eso seguro. Al menos, así lo siento.
Querido amigo Ruy Vega, lo que has escrito lo guardaré como un gran tesoro, que lo es, y lo leeré cada vez que me sienta triste, en bajo estado anímico. Y recordaré que un día, un día que Dios (o sea, tu padre y mi padre, que eran dioses humanos) estuvo sano y alegre, tu escribiste esto con tanto afecto, con tanta belleza, que inevitablemente acaba emocionando, con la emoción de la bondad que se percibe en tu escrito, hecho con una exquisita sensibilidad y entrega.
Te lo agradeceré siempre.
Hoy me siento feliz y agradecido. Y emocionado. Por ese afecto y amistad que se muestra en tu carta a ninguna parte en La Nueva Crónica, en realidad una carta que ha llegado al útero de Gistredo para quedarse para siempre.
Con todo mi cariño y amistad, recibe un abrazo entrañable.
Y otro abrazo afectuoso para nuestra amiga periodista Mar Iglesias, que también nos brinda su cariño.
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