Museo que se ha convertido en la casa de uno.
En realidad, ya es nuestra casa, la casa de todos.
En realidad, ya es nuestra casa, la casa de todos.
Hemos estado allí para arropar el acto en compañía del propio autor, por supuesto, y de la periodista, profesora y narradora Noemí Sabugal, a la que he podido entrevistar en más de una ocasión, la más reciente con motivo de su último libro hasta ahora, Una chica sin suerte, dedicado a Big Mama. https://www.ileon.com/cultura/084661/noemi-sabugal-el-periodismo-es-una-buena-escuela-de-escritura-porque-obliga-a-la-concision-comprobacion-de-datos-y-cierta-limpieza-estilistica
Lo primero que salta a la vista, después de la lectura de Terceras personas, es que su creador es un amante del micorrelato, un género en sí mismo, con su economía narrativa, su precisión verbal, pero también con su intertextualidad, su humor y parodia, sus elipsis, su final sorpresivo, entre algunas otras características.
Y Fermín R. Trabado es un heredero directo de nuestro entrañable amigo Fermín López Costero (tristemente fallecido, demasiado joven, aunque a buen seguro nos estará sonriendo desde la otra orilla al tiempo que nos hace gestos narrativos con la precisión de un orfebre del lenguaje).
Heredero (también Noemí Sabugal mencionó este término en la presentación) de su tocayo Fermín. Y a su vez de la retranca galaico-berciana de un grande del cuento, oral y escrito, como lo fuera el genial Antonio Pereira, que hablaba como escribía. Con agilidad mental y excelente retranquina.
Sólo hay que leer Turrón del duro, de Fermín R. Trabado:
"-Hala, coméi, coméi, que luego se pone duro!".
Coméi y bebéi, rapaces, se decía con frecuencia en mi pueblo del útero. ¿Coméi con tilde o sin tilde, Fermín? ¿En galego o en asturllionés?
Turrón del duro cual si estuviéramos leyendo por ejemplo Las peras de Dios, de Pereira.
En su libro de micorrelatos, Terceras personas (en referencia asimismo a que los cuentos están escritos en tercera persona), el profesor y dramaturgo Fermín nos ofrece 99 historias en las que hay referencias a múltiples escritores (se nota que es profe de Lengua y Literatura, en el Instituto Álvaro Yañez de Bembibre, "que se ha chutado literatura en vena", señala el prologuista del libro, Miguel Varela) y cuentos clásicos, como el de Caperucita, al que él le ha dado una vuelta de tuerca. Un giro sorprendente. Algo que se me antoja un buen ejercicio de estilo. Y me hace recordar, cómo no, los ejercicios de estilo del polifacético Queneau, que es un auténtico manual de escritura creativa. Cómo escribir un único relato de 99 formas diferentes: en estilo macarra, pasota, paleto, subjetivo, olfativo, táctil...
Y por supuesto Fermín hace referencia a algunos de los grandes microrrelatistas y fabulistas contemporáneos como el leonés Aparicio con su micro-micro "Luis XIV. Yo.", que introduce su cuento 'Microcuántica', en el que nos muestra algunas de las características de un microrrelato como la condensación narrativa o la elipsis. O bien referencias explícitas al guatemalteco-mexicano Monterroso, conocido por su dinosaurio: "Cuando se despertó, el dinosaurio todavía estaba allí". Cuento que, hasta hace algún tiempo, fuera el más breve de la historia de la literatura, ahora superado por el de Aparicio, o incluso por uno que se le ocurriera al radiofonista Fermín R. Trabado titulado 'Amnesia', seguido de un folio en blanco, a partir de otro titulo: 'Fantasma', seguido también de un folio en blanco. Algo que en verdad resulta ingenioso. Y entronca por vía directa con el arte posmoderno.
Cabe recordar (lo escribo en mi reciente Del agua y del tiempo') que el micro del dinosaurio de Tito Monterroso es una clara intertextualidad (incluso un plagio creativo, que también) del inicio cautivador de La metamorfosis de Kafka: "Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto".
Si es que la literatura está amasada con las harinas que otros hábiles panaderos han moldeado, amasado con sus manos.
Un excelente ejemplo de intertextualidad (o mejor dicho metaliteratura) es su microrrelato 'Los inicios', donde hace referencias explícitas al Quijote, al Gabo de Crónica de una muerte anunciada, la Vetusta o Regenta de Clarín, La metamorfosis de Kafka y el dinosaurio de Monterroso.
Fermín R. Trabado, del que su prologuista Miguel Varela dijera que en su libro hay crónicas ficcionadas y ciencia ficción distópica (está presente también el gran Cunqueiro, sus crónicas del Sochantre y otras, Cunqueiro junto con Torrente y Valle Inclán como inventores claros del realismo mágico, lo tengo escrito y publicado desde hace tiempo) nos ofrece también micros como 'Efectos colaterales', en el que no lograremos zafarnos, como seres humanos, de la esclavitud, ni siquiera en el 2045.
Orwell y Huxley, por ejemplo, fueron unos visionarios acerca del mundo que estamos viviendo. Y del que vendrá a buen seguro. Si es que no estalla antes por los aires.
Enhorabuena a Fermín por esta criatura, que escribiera a partir de un congreso del cuento al que asistiera en Villafranca del Bierzo en 2017.
Por cierto, Villafranca y la puerta del Perdón también figuran en alguno de sus micros, acaso como reclamo para nuestra singular comarca, por parte de este berciano de Sésamo (ábrete, Sésamo, que cuenta con unas magníficas pinturas rupestres). Y residente en su juventud en Vega de Espinareda, lugar emblemático por su monasterio, donde estudiara el escritor villafranquino Gil y Carrasco. Y por su colegio diocesano, al que fueran a parar muchos rapaces (algunos amigos) en otros tiempos. Escenario incluso de Entre ánimas en pena (relato incluido en mi Trasmundo).
Lo dicho, reitero mi felicitación. Y a por (como se dice en el fútbol) el siguiente libro, que tú ya has anunciado que podría ser Primeras personas, o al menos, que todo el volumen estuviera escrito en primera persona, lo que le daría sin duda otra dimensión.
https://www.lanuevacronica.com/historias-cortas-de-terceras-personas
Y Fermín R. Trabado es un heredero directo de nuestro entrañable amigo Fermín López Costero (tristemente fallecido, demasiado joven, aunque a buen seguro nos estará sonriendo desde la otra orilla al tiempo que nos hace gestos narrativos con la precisión de un orfebre del lenguaje).
Heredero (también Noemí Sabugal mencionó este término en la presentación) de su tocayo Fermín. Y a su vez de la retranca galaico-berciana de un grande del cuento, oral y escrito, como lo fuera el genial Antonio Pereira, que hablaba como escribía. Con agilidad mental y excelente retranquina.
Sólo hay que leer Turrón del duro, de Fermín R. Trabado:
"-Hala, coméi, coméi, que luego se pone duro!".
Coméi y bebéi, rapaces, se decía con frecuencia en mi pueblo del útero. ¿Coméi con tilde o sin tilde, Fermín? ¿En galego o en asturllionés?
Turrón del duro cual si estuviéramos leyendo por ejemplo Las peras de Dios, de Pereira.
En su libro de micorrelatos, Terceras personas (en referencia asimismo a que los cuentos están escritos en tercera persona), el profesor y dramaturgo Fermín nos ofrece 99 historias en las que hay referencias a múltiples escritores (se nota que es profe de Lengua y Literatura, en el Instituto Álvaro Yañez de Bembibre, "que se ha chutado literatura en vena", señala el prologuista del libro, Miguel Varela) y cuentos clásicos, como el de Caperucita, al que él le ha dado una vuelta de tuerca. Un giro sorprendente. Algo que se me antoja un buen ejercicio de estilo. Y me hace recordar, cómo no, los ejercicios de estilo del polifacético Queneau, que es un auténtico manual de escritura creativa. Cómo escribir un único relato de 99 formas diferentes: en estilo macarra, pasota, paleto, subjetivo, olfativo, táctil...
Y por supuesto Fermín hace referencia a algunos de los grandes microrrelatistas y fabulistas contemporáneos como el leonés Aparicio con su micro-micro "Luis XIV. Yo.", que introduce su cuento 'Microcuántica', en el que nos muestra algunas de las características de un microrrelato como la condensación narrativa o la elipsis. O bien referencias explícitas al guatemalteco-mexicano Monterroso, conocido por su dinosaurio: "Cuando se despertó, el dinosaurio todavía estaba allí". Cuento que, hasta hace algún tiempo, fuera el más breve de la historia de la literatura, ahora superado por el de Aparicio, o incluso por uno que se le ocurriera al radiofonista Fermín R. Trabado titulado 'Amnesia', seguido de un folio en blanco, a partir de otro titulo: 'Fantasma', seguido también de un folio en blanco. Algo que en verdad resulta ingenioso. Y entronca por vía directa con el arte posmoderno.
Cabe recordar (lo escribo en mi reciente Del agua y del tiempo') que el micro del dinosaurio de Tito Monterroso es una clara intertextualidad (incluso un plagio creativo, que también) del inicio cautivador de La metamorfosis de Kafka: "Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto".
Si es que la literatura está amasada con las harinas que otros hábiles panaderos han moldeado, amasado con sus manos.
Un excelente ejemplo de intertextualidad (o mejor dicho metaliteratura) es su microrrelato 'Los inicios', donde hace referencias explícitas al Quijote, al Gabo de Crónica de una muerte anunciada, la Vetusta o Regenta de Clarín, La metamorfosis de Kafka y el dinosaurio de Monterroso.
Fermín R. Trabado, del que su prologuista Miguel Varela dijera que en su libro hay crónicas ficcionadas y ciencia ficción distópica (está presente también el gran Cunqueiro, sus crónicas del Sochantre y otras, Cunqueiro junto con Torrente y Valle Inclán como inventores claros del realismo mágico, lo tengo escrito y publicado desde hace tiempo) nos ofrece también micros como 'Efectos colaterales', en el que no lograremos zafarnos, como seres humanos, de la esclavitud, ni siquiera en el 2045.
Orwell y Huxley, por ejemplo, fueron unos visionarios acerca del mundo que estamos viviendo. Y del que vendrá a buen seguro. Si es que no estalla antes por los aires.
Enhorabuena a Fermín por esta criatura, que escribiera a partir de un congreso del cuento al que asistiera en Villafranca del Bierzo en 2017.
Monasterio de Vega de Espinareda |
Por cierto, Villafranca y la puerta del Perdón también figuran en alguno de sus micros, acaso como reclamo para nuestra singular comarca, por parte de este berciano de Sésamo (ábrete, Sésamo, que cuenta con unas magníficas pinturas rupestres). Y residente en su juventud en Vega de Espinareda, lugar emblemático por su monasterio, donde estudiara el escritor villafranquino Gil y Carrasco. Y por su colegio diocesano, al que fueran a parar muchos rapaces (algunos amigos) en otros tiempos. Escenario incluso de Entre ánimas en pena (relato incluido en mi Trasmundo).
Lo dicho, reitero mi felicitación. Y a por (como se dice en el fútbol) el siguiente libro, que tú ya has anunciado que podría ser Primeras personas, o al menos, que todo el volumen estuviera escrito en primera persona, lo que le daría sin duda otra dimensión.
https://www.lanuevacronica.com/historias-cortas-de-terceras-personas
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