Como viene siendo habitual
por estas fechas (mes de febrero), el Colectivo cultural la Iguiada de Noceda, a través de uno mismo, como responsable y editor, ha publicado un nuevo número de la revista La Curuja, el número 22 de la segunda
época, para ser más exactos, con los siguientes contenidos:
Se abre la revista con una
semblanza a Lorenzo Nogaledo, paisano nocedense que pronto cumplirá el siglo,
haciendo un repaso asimismo por el centenario señor Camilo y Pepín el Guerro,
que ya ha cumplido sus cien años. Este texto lo firma Javier Arias Nogaledo,
que es un habitual colaborador de La
Curuja.
El también nocedense José
(Pepe) Álvarez de Paz, otro habitual colaborador de esta revista, con un estilo
crítico constructivo, nos alerta de la necesidad de un Bierzo sano ante las
amenazas reales que hemos venido sufriendo a lo largo de los años con humos
tóxicos que se traducen en enfermedades varias, entre ellas, las leucemias
agudas.
Por su parte, la profesora y
escritora omañesa Margarita Álvarez nos habla acerca de los miedos en la
infancia, miedos que todos hemos llegado a experimentar alguna vez en la vida,
en cierto sentido de carácter universal a la vez que propios de determinadas
culturas.
Venancio Álvarez de Paz, con
un artículo estremecedor, nos devuelve a una Noceda de principios del siglo XX
en llamas, incendiaria, inquisitorial.
En esta ocasión, en cuanto a mi participación como autor, entrevisto a Céline Droillard, ciudadana
francesa que vive desde hace años en
España, en concreto en León. Y se siente tan berciana, tan leonesa, como el que
más.
Y para cerrar este número, contamos con la colaboración de la narradora
y poeta leonesa Lidia Fos, que participara en el Décimo Encuentro Literario en
Noceda del Bierzo el pasado mes de agosto. Con sensibilidad y prosa lírica, la
autora reflexiona acerca de los afectos, del tiempo, de la vida.
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