Este artículo escribía allá por el año de 1999 en Diario de León. Ahora me doy cuenta de que, desde esa época, casi todo sigue igual, salvo que muchos paquistaníes se han largado de Bembibre.
Hace tiempo que en Bembibre viven
pakistaníes. Llegaron hace más de veinte años a trabajar a las minas de carbón,
y algunos se han ido instalando en la capital del Bierzo Alto. Otros, en
cambio, decidieron marcharse a su tierra, una vez logrado su objetivo: ahorrar
un dinero que de seguro les permitirá vivir con relativa comodidad en su país.
Aunque esto no es evidente. Cada día
menos, visto lo visto. Pakistán nunca ha sido un país estable. Desde que tengo
uso de memoria el Oriente Medio siempre ha sido un polvorín, o al menos eso me
ha parecido, un depósito de almas y cadáveres en tierra santa. Y ahora soplan
vientos beligerantes en el desierto de las desdichas. Ahora, más que nunca, la
cosa está que arde.
Alrededor de un centenar de personas
se calcula que viven en Bembibre. Los vecinos de esta localidad aseguran que
los pakistaníes, o los pakistanes (que así es como les llaman), van a su rollo
y casi no se mezclan con los nativos. Todos conviven en paz y en armonía, tal
vez porque ellos viven en su mundo particular, en su útero islámico.
La comunidad pakistaní de Bembibre
es sin duda la mayor de Castilla y León, y eso se nota cuando uno se pasea por
algunos sitios de esta villa berciana: el barrio de La Estación, Socuello o la
Villavieja. Se nota, pero uno no lo vive en todo su esplendor. No hay ni un
solo restaurante especializado en comida pakistaní, y tampoco uno puede disfrutar
de un espectáculo, sea musical o de otro tipo, de esta cultura que a nosotros
se nos escapa, y de la cual no sabemos casi nada. Entre los bercianos, muy
pocos acertarían a decir más allá de cuatro cosas -estereotipos incluso
absurdos- sobre el país y la cultura de Pakistán.
En general, los pakistaníes
no se quejan de cómo se les trata en Bembibre. Esa es la verdad. Luego no
podemos hablar de rechazo y xenofobia por parte de los bembibrenses. He tenido
la oportunidad de hablar con algunos, y están satisfechos de su vida en nuestra
tierra. Quienes saben hablar bien inglés acostumbran a ir a Gran Bretaña, me
contaba hace casi tres años Zaffar-Iqbal, que se mostró amable y abierto
conmigo.
Zaffar-Iqbal fue uno de los primeros en llegar a Bembibre.
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