Épico y
lírico a la vez se nos muestra el periodista, poeta y pintor Lorenzo
Gorostiaga, que finalmente se ha decidido a exponer su obra pictórica en La
Ercina, el pueblo minero que hace algún tiempo gobernara el cineasta Julio Sánchez
Valdés, “el Camarada”, y que ahora está en manos de Ignacio Robles, un regidor
entregado a la causa, que se muestra amable y hospitalario enseñando esta
magnífica exposición de su amigo Lorenzo, en la que vemos cerca de un centenar
de caras y cruces, o lo que es lo mismo, iglesias rurales, paisajes, bodegones y
rostros de gentes de la cultura leonesa, entre ellos el propio Ignacio Robles,
o escritores de la talla de Julio Llamazares, Antonio Pereira, Gamoneda, Juan
Pedro Aparicio o Ernesto Escapa, aparte de iconos de la literatura y arte en
general, no sólo nacionales, como Cela, Umbral, Pérez Reverte, Ana Belén,
Sabina, Serrat o Krahe, sino internacionales: véase a las actrices Angelina Jolie
y Ornella Muti, por quienes Lorenzo siente devoción.
Todos ellos acompañados de
textos poéticos, de modo que poesía y pintura aparecen religadas en un mismo
instante, porque el autor de ‘Huellas y recuerdos de los Oteros’ entiende que
pintar es poner música a la partitura literaria de un soneto o una décima o
espinela. Los versos, que ilustran los retratos, sirven, según él, para redondear los perfiles de los personajes
retratados, como si de algún modo fueran repintados. Cuenta que sus paisajes,
iglesias o bodegones pueden adscribirse al género épico de la narrativa,
mientras que los retratos, centrados en la mirada del personaje y su
gestualidad, se enmarcarían en el género
lírico.
lírico.
Aunque se define como un pintor
autodidacta, es un defensor del academicismo pictórico y los cánones clásicos.
Y un apasionado del hiperrealismo, sobre todo del perfeccionismo pictórico y
puntillista del gran Antonio López, entre algunos otros especialistas de esta
tendencia . No
en vano es un estupendo dibujante, que ha sabido elegir a buenos maestros en este
arte .
Hombre renacentista, pues se trata de alguien cultísimo, que ha estudiado desde Filosofía hasta Arte Dramático –lo que le sirviera de un modo definitivo en su faceta como radiofonista y director de Radio Nacional en León– pasando por supuesto por la Facultad de Ciencias de la Información, Lorenzo Gorostiaga es además una persona cercana, entrañable, que se merece todos mis respetos y mi admiración. Y a quien agradezco infinito que me incluyera en su exposición, que puede verse aún en el edificio que alberga el Ayuntamiento de La Ercina, otrora un antiguo lavadero de carbón.
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