‘El
sol entre los rascacielos’ es la segunda novela de Epigmenio Rodríguez,
perteneciente a la trilogía ‘De infernis’, en la que el infierno está en esta
vida, acaso el infierno no son sólo los otros, los semejantes, como se nos ha
dicho, sino que también está en uno mismo, habida cuenta de que la vida no es
nada fácil, se mire como se quiera, salvo que se viva en una burbuja, en
una torre de marfil, al margen de la sociedad, fuera de realidad, apartado cual
eremita. Y aun así tampoco se me antoja sencillo pues vivimos en un mundo
globalizado, controlado a través de la Telepantalla, convertida en la
actualidad en Facebook, Twitter, WhatsApp… y demás redes y artilugios (de los
que somos esclavos), al servicio del gran sistema antropófago.
Después de su lograda ‘El color de las hayas’, que el narrador y cineasta Epi ambientaba en la montaña leonesa, leemos ahora este segundo volumen (con un capítulo dedicado a su anterior novela), cuyos escenarios son Galicia y Nueva York, de ahí el título del mismo, ya que gran parte de esta obra se desarrolla en esta “selva de cemento” de la Gran Manzana, la capital del mundo, que su autor parece conocer bien, habida cuenta de los detalles que nos da de la misma. De Galicia a Nueva York con billete de vuelta (la emigración como leitmotiv). Un viaje al fondo de las oscuridades, de los subterráneos de los seres humanos, al menos de aquellos personajes que desfilan por las páginas de este libro (Luisa Carbajo, Toribio Ribeiro, el afilador, Mario Ribeiro, Manuel Tamaulipas, José Luis Pardiñas, Peter, Michael…), que su creador introduce con una cita de Italo Calvino: “las ciudades como ésta tienen un reverso: basta mirar al otro lado y aparecerá su faz oculta… cuerdas buenas sólo para colgarse de una viga podrida”. En realidad, todas las ciudades, como los propios seres humanos, tienen su reverso, incluso su lado oscuro, como bien sabemos por el doctor Freud o a través del caso del doctor Jekill y Mister Hyde, de Stevenson. Y Epi nos invita a bucear en estos bajos y sórdidos fondos humanos, con un estilo que se aproxima a lo cinematográfico, incluidos los ingredientes de intriga y ese final contenido en el inicio aunque sólo desvelado y revelado cuando uno finaliza la novela: recursos que también han sido empleados en algunas novelas de género negro, en otras de corte existencialista como ‘El túnel’, de Sábato, y aun en ‘Crónica de una muerte anunciada’, del genio Gabo. “El silencio lo invade todo, como si el cementerio fuera un lugar único, etéreo, un mundo en sí mismo, un espacio flotando fuera de la realidad”.
Será un placer acompañar a este narrador y viajero en la presentación de su ‘El sol entre los rascacielos. Justo después del invierno’ en el Bierzo, el próximo viernes en la Casa de las Culturas de Bembibre, para más señas.
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