Quiero dedicarle este
artículo a los chicos de Rapabestas, que han compuesto, en colaboración con
Templarios del Oza y Sforzato, el ‘himno’ del Mundial de Ciclismo, algo que me
entusiasma, como imagino que entusiasmará a la gente de la capital del Bierzo,
que a lo largo de la pasada semana se ha convertido en sede de este deporte valiente,
maravilloso. La bici como vehículo imprescindible en otros tiempos, como medio
para desplazarse, por ejemplo, a trabajar a la mina. Un lujo, entonces, que hoy,
en nuestra sociedad harto clasista, se ve (si no es en el ciclismo profesional)
como ramplón, de poca monta. Hasta Carmen, el personaje creado por Delibes en ‘Cinco
horas con Mario’, le reprocha a su difunto marido que fuera al instituto en bici.
“Desengáñate, Mario, cariño, la bici no es para los de tu clase”. Pues sí, la
bici es y será un medio magnífico, pura poesía andante, para moverse y
ejercitar el cuerpo-espíritu.
Ahora, sobre todo en
estos tiempos de miseria espiritual, hay que apantallar con cochazos para ser
alguien en esta sociedad materialista, abocada a pudrirse en dinero. Pero lo
que quería es felicitar al grupo Rapabestas (Rapa das bestas, imagino que será
su origen), que nos han ofrecido no sólo este bello himno musical sino otras
composiciones estupendas. El pasado martes nos brindaron en la ponferradina
plaza Fernando Miranda -en compañía de los gaiteros Templarios del Oza-, una
actuación memorable. Además, esa tarde-noche compartían escenario con otro grande
de la música folk, amigo suyo, como es el vasco Kepa Junkera, un virtuoso de la
trikitixa.
Desde que surgiera o se
diera a conocer esta banda de música folk, allá por principios del 2000, les he
seguido más o menos la pista, incluida alguna actuación suya en el Festival Internacional
de Ortigueira o recientemente en Bembibre, bajo el orvallo -mejor dicho bajo un
chaparrón- y me parece que tienen mucho mérito. Tampoco quiero olvidarme de su
concierto el pasado mes de agosto en Noceda del Bierzo, como teloneros de los
Celtas Cortos, con motivo de las fiestas de esta localidad.
Se alegra uno de que
Ponferrada, el Bierzo, cuente con bandas de la talla de Rapabestas, que sin
duda nos darán muchas alegrías. Ahora, con el himno para este Mundial de
Ciclismo, que es algo grande, antes con una versión del himno de la
Ponferradina, y en un futuro, más o menos próximo, seguro que harán otra
composición inolvidable.
Os deseo, estimados
Jorge, Rober y demás componentes del grupo, lo mejor en vuestra andadura
musical, vital, porque lo merecéis y lográis hacer que vuestra música llegue a
las entrañas.
Enhorabuena y felicidades a Rapabestas, por el legado musical que nos han dejado, estos músicos locales de gran valía y merito sobrado, para tener mayor altura o estar entre los más grandes.
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