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jueves, 23 de octubre de 2014
Mestre en Italia
El Premio Nacional de Poesía Juan Carlos Mestre, que
es voz poderosa y luz, clausuró la semana pasada las jornadas ‘Ut pictura
poesis. Intersecciones de arte y literatura’, organizadas por el Departamento
de Filosofía y Letras de la Universidad de Trento (Italia), donde la berciana
Álida Ares ejerce como profesora.
Me cuenta Álida, excelente traductora y entrañable
persona, que el autor de ‘La bicicleta del panadero’ (estupendos
símbolos-palabras) reflexionó sobre la engañosa equivalencia que se establece
entre la pintura y la poesía: "Ni la poesía es pintura que habla ni ésta
última es poesía muda. Estas dos modalidades de arte solo son complementarias
desde el punto de vista filosófico, ya que ambas son fruto de inspiración y
reflexión inconscientes. Cada acto creativo es autosuficiente y autárquico.
Tanto una como otra comparten los resultados, pero no los procesos”, sintetizó
Mestre, que es, aparte de gran poeta, un artista plástico al que le entusiasma
dedicar sus libros ilustrándolos con bellos dibujos. .
Por su parte, Jordi Canals destacó el compromiso
social del poeta, sobre todo el que muestra en sus últimas obras, que le ha
llevado a darles la palabra a quienes sufren la prepotencia del poder, porque
su poesía está comprometida con aquellos y aquellas que a menudo no tienen voz
ni voto, aunque sean quienes en verdad mueven y han movido el mundo:
carpinteros/as, albañiles, sastres, panaderos/as -su padre era el panadero de
Villafranca del Bierzo-, poetas, judíos/as que fueron exterminados/as en el
Holocausto, entre otros/as. A los débiles y descontentos les da voz para que se
expresen en libertad lírica, que es la mejor y más sana forma de expresarse,
porque ser poeta es una forma de estar y ser en el mundo. Y su poesía nos toca
de lleno las entrañas y nos invita a tomar conciencia crítica de la realidad,
literalmente podrida por el dinero y el poder corrupto, un mundo que aplasta a
los pobres y venera a los poderosos, donde por fortuna también existen
artistas, como Mestre, que nos devuelven, con sus hermosas, reflexivas y
espirituales palabras, el amor por la poesía, hecha vida en su caso.
“Lo difícil tal vez resida en poder vivir hasta su
últimas consecuencias la vida del poema”.
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