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jueves, 13 de marzo de 2014

Personas marginales

Confieso mi devoción por las personas marginales y marginadas, que están fuera del sistema y por supuesto contra el sistema caníbal que nos devora a propios y extraños, no se vayan a creer, porque hasta los peces gordos acaban ahogados en su propio dinero y poder-mierda, aunque se crean todopoderosos. Si al final, no sé si esto sirve como autoengaño o consuelo, todos acabaremos del mismo modo, porque la muerte, que es una gran cabrona y uniformiza a la especie humana en la finitud, no perdona a nadie, ni siquiera a quienes se creen inmortales. Que esto de la inmortalidad, incluso sin haber leído a Nietzsche y a otros muchos ateos en su totalidad, es un engañatolos. Y vivimos en un mundo sin dios.

         Siento devoción por los desheredados, acaso porque uno, aún sin pretenderlo, se encuentra de su lado, o bien uno acaba poniéndose en su lugar, en ese espacio/no espacio de los sin techo, los discapacitados mentales, los locos y los iluminados, las mujeres maltratadas y aun asesinadas por violencia de género. Huelga decir que también uno se pone en la piel de aquellos pobres infelices que sufren en silencio. Que de todo hay en la viña del señor (o la señora).      
         Vivimos en una sociedad hecha ex profeso para quienes se adaptan al sistema, y le sacan partido con sus trapacerías, porque “el que tranza, avanza”, que diría un cuate ‘mexica’. Y los adaptados, además de comulgar con toda la inmundicia habida y por haber, por eso mismo están adaptados, aprovechan el tirón verbenero para sacar pecho y la cabeza a flote en este revuelto mar de incertidumbres, en el que, bajo un férreo control, en ocasiones se impone el azar en forma de ciclogénesis explosiva.
         El reciente fallecimiento del poeta Lepoldo María Panero, un tipo lúcido y marginal, nuestro Artaud maragato, al que electrochocaron en vida por salirse de la raya y del redil, o bien la muerte de nuestro paisano nocedense Calvín, un santo inocente al que recuerdo con cariño, aparte de un homenaje a la mujer artista en forma de exposición fotográfica en Astorga, que podrá verse hasta finales de marzo, y corresponde a siete jóvenes creadoras, entre ellas, nuestra amiga Blanca Porro o Julia D. Velázquez, me ha hecho reflexionar, una vez más, sobre mi acercamiento y apoyo a los desamparados y desheredadas, que son quienes de verdad deberían tener voz. “Mis textos tratan de poner voz a quienes no la tienen”, dice, con sensibilidad y empatía, la narradora leonesa Sol Gómez Artega. Y eso es lo que uno desearía, ahora y siempre.


1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo con tus reflexiones y tu sensibilidad. Los tímidos, los inseguros, los que carecen del don de la labia verbal, los que no son capaces de destacar en nada, los que son incapaces de vencer sus miedos o éstos son tan fuertes que aunque sean más valientes que el más célebre de los héroes siempre salen derrotados... Todos esos y todos los que has citado nunca "triunfarán" en este mundo donde los caraduras, los descarados, los desalmados, los aprovechados y los que medran explotando a los débiles terminan incluso cayendo bien a muchos. Los sectarios enseguida atribuirán todas estas cualidades negativas a los del grupo opuesto, pero desgraciadamente personajes así los hay en todas partes, en todos los estamentos, grupos sociales, partidos políticos, colectividades y agrupaciones humanas. Eso sí, en el cementerio los gusanos no entienden de chulos ni de desgraciados. Pero como eso no es suficiente justicia, ya se encarga la vida de ir repartiendo por otro lado a cada uno lo que se merece, porque mientras de cara a la galería unos viven felices y otros no, los primeros, de puertas adentro se rebozan en sus miserias, con unas relaciones humanas pobrísimas con los que les rodean, con todo el sufrimiento que eso conlleva. Ya quisiera cualquiera de ellos recibir las mismas palabras de elogio que Leopoldo María Panero al morir. Si no existiera esta pequeña compensación a tanto sufrimiento inmerecido, no quedaría otra que coger la motosierra y empezar a hacer limpieza...

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