-¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?
-Desgraciadamente en traducción, no dejaré de leer Así habló Zaratustra.
Por segunda vez leo siempre los libros que me llenan de pensamiento y el
pensamiento de belleza: Don Quijote, Cien años de Soledad, La Regenta, La
enfermedad mortal, Mientras agonizo, Ulises, Diapsálmata, Crítica de la Razón
Cínica, Venir al mundo venir al lenguaje…
-Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida)
-Inolvidable en mi vida literaria César Valdesogo. Tío de mi madre que me
enseñó a narrar y no sabía casi escribir. Y sobre todo me enseñó la pobreza que
regala toda la riqueza que lleva dentro. En habilidad narrativa mi madre era
también extraordinaria.
Personaje literario: La cara multiforme de don Juan y Alonso Quesada o
Quijada, junto con Lázaro de Tormes o el Buscón llamado Pablos.
- Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable)
Mi formación crítica podría colocar aquí docenas de autores y libros
insoportables. La buena educación me lo impide. Que cada cual descubra por su
cuenta la levedad insoportable de.
- Un rasgo que defina tu personalidad
Todos mis relatos andan respondiendo a esa pregunta. Una persona en sentido
original es una máscara. Tras la máscara de los libros se esconde el hombre,
pero no tengo ninguna simpleza sicológica de autoanálisis para definirme.
-¿Qué cualidad
prefieres en una persona?
-¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
-Si política es lo que dicen periodistas y tertulianos, no merece ni
opinión. Esperemos que no sea verdad todo lo que dicen. Saldremos de la crisis
económica, pero ¿saldremos de la crisis humana a la que la política educativa y
el ejemplo de tanto desalmado de la política, nos ha llevado de treinta años
acá? Ju, ju. Pero no son ladrones todos… -dicen. Claro. Sólo la mayor parte de
los que están colocados junto al dinero y su gestión.
-¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?
-La edad me va poniendo en la situación de un peón que tiene cerca un
alfil y oye el pensamiento del jugador de ajedrez que dice: -Voy a limpiar el
camino al Rey y este peón me estorba. En un par de jugadas… Creo que algo así
leí en Diapsálmata. De todas formas apuesto por esta monarquía parlamentaria.
No encuentro diversión en nada y sin embargo es enormemente divertida la
trascendencia que se da a la banalidad en todos los Media.
-¿Por qué escribes?
-No hay respuesta. ¿Por qué respiras? O como dice Heidegger: -Por qué el ser
y no la nada? Hace unos días me hicieron una litotricia. Me rompieron con
ultrasonidos una piedra que se encastró en un uréter y me generó un cólico
nefrítico de mírame y no te menees. Algo así debe ocurrir a los escritores;
escriben para liberarse de cólicos del alma. ¿Que no? ¡Bueno, pues no!
-¿Crees que las redes sociales, facebook o twitter, sirven para ejercitar
tu estilo literario?
-De ninguna manera. ¿Crees tú que una tertulia ayuda a ejercitar el
estilo? ¿Acaso las redes sociales no son un guirigay de opiniones
incontrastables, donde la más mema vale tanto como la más selecta y ponderada?
Hace días un periodista de la primera ponía el micrófono ante una ama de casa
como en una encuesta: ¿Prefiere usted, un papa joven o un papa viejo? La señora
no tardó en responder a esta necedad con otra supina: -Yo quiero un Papa joven
porque no me gusta cambiar de Papa cada poco.
Seguramente todos los Media pueden influir en la marcha de los asuntos
públicos, pero en el estilo literario ni hablar, a no ser que se pregunte esto
de manera negativa; ¿Crees que las redes sociales influyen en la corrupción
del estilo? Entonces contestaría… Sí, claro.
-¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
-En la barra de herramientas de mi ordenador hay un apartado que dice:
fuentes. ¿No es maravilloso? Cuando escribo no tengo fuentes literarias, pero
al avanzar aparece irremediablemente mi vieja condición de profesor y ya sabes
lo que es la intertextualidad. Multitud de libros y lecturas podrían aparecer debajo.
Me hacen guiños, Nietzsche y Kierkegaard, enarca las cejas Unamuno, arruga el
entrecejo Baroja, maldice Valle Inclán, escupe en el suelo Faulkner, sonríe
tristemente Machado, me reconviene Quevedo, hace gestos de aceptación con
reservas Cervantes, me empuja la mano Camilo José Cela, Vargas Llosa y don Gabriel (perdone que los junte aquí) me
miran con perplejidad, niega Samuel Becket o ríe de buena gana Joyce, Vallejo
mueve la cabeza Pessoa me mira desde su miopía y me juzga borrosamente, y Juan
Rulfo aprueba algunas cosas… Shopenhauer hace una mueca displicente si
encuentra algo optimista… No sé.
-¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una
herramienta literaria?
-Tengo un blog que a veces hago avanzar, a veces lo dejo olvidado
durante tiempo, porque parezca que estoy pensando pero en realidad estoy
dormitando. Me gusta sestear a la sombra de algún relato, me gusta dormirlo y
acunarlo incluso. Si llega a adulto me llevo una alegría, si no, pues no pasa
nada. Hay muchas auroras que todavía no han nacido – como asegura Nietzsche.
-Una frase que resuma
tu modo de entender el mundo
-El problema es que no puedo entenderlo, pero a lo mejor esa es la frase
sobre el mundo, que no es inteligible. Los libros son panoramas de mundo, paisajes,
pero una frase para definirlo para señalarle límites que eso es definir, poner
fronteras... Ya se da cuenta de que no soy genial y de que mi ingenio también
es corto. ¡Buena pregunta la suya sin posibilidad de respuesta. Si alguien se
la da, desconfíe. Y desconfíe más si la da con énfasis. Está usted
probablemente ante un tonto.
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