Suele ocurrir que uno elige un bar en función de la música
que allí ponen. En el Bierzo, concretamente en Ponferrada o en Bembibre, son pocos
los bares de noche especializados en algún tipo de música. O al menos uno los desconoce. Es como si la música no fuera importante. O no
pareciera importarles a los clientes, que aguantan con estoicismo el ruido que
les arrojan encima de sus oídos taponados, elevando su voz, si cabe, por encima de los decibelios "atronadores".
Aunque no se encuentran muchos bares especializados en algún estilo de música, sí me gustaría reseñar el Cocodrilo y la sala Tararí en la capital berciana.
En esta sociedad "embadurnada" se habla de la televisión basura, de los trabajos basura, de la comida basura y de
algunas otras mierdas. Pero son pocos a los que se les oye hablar de la música
basura, que en nuestra época es como el pan y el cáliz nuestros de cada día.
Como en casi todo lo que se ha dado en llamar arte, lo que predomina en la actualidad, y desde hace tiempo, son los
sucedáneos, las malas imitaciones, el mal gusto, lo hortera y lo Kitch, o sea. Y en muchas ocasiones ni
siquiera se puede hablar de música, sino de ruidos más o menos empaquetados.
Vivimos rodeados de basura. Qué lástima. Y algún día, no tardando, acabaremos ahogados en
nuestra propia inmundicia. Pero no nos pongamos estupendos ni tremendistas, y apechuguemos con lo que "haiga" (que dicen en mi pueblo).
A lo largo de la vida, uno se ha dedicado a escuchar
músicas varias, clásica, rock, pop, psicodelia, músicas del mundo... Entre todas esas músicas, el flamenco, que desde el 2010 ha pasado a ser Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, nunca fue una de mis
preferidas. Incluso podría decir que me resultaba insoportable a los oídos, tal
vez porque no le prestaba suficiente atención, o seguramente porque lo que
escuchaba también era un vil sucedáneo.
Uno, por el hecho de ser norteño, está acaso más familiarizado con la llamada música “celta”, que quede en folclórica, porque le término "celta" también se las trae, salvo que hablemos del Celta de Vigo o de los Celtas aquellos que en tiempos fumara mi padre.
Desde hace tiempo también me he sentido muy atraído por la música zíngara, esa que se oye en Los Balcanes. Escúchese por ejemplo a los Taraf de Haïdouks.
Sin embargo, el flamenco, que tiene mucho de gitano y de árabe, no me enganchaba hasta que presencié una sesión en vivo y en directo y vi, cómo no, Flamenco, la película de Saura.
Sin embargo, el flamenco, que tiene mucho de gitano y de árabe, no me enganchaba hasta que presencié una sesión en vivo y en directo y vi, cómo no, Flamenco, la película de Saura.
Tiene el flamenco ese aroma de muerte, y ese regusto a entonación magrebí, que se te mete en las entrañas
y te produce un agridulce contraste de emociones. Es el flamenco un arte para disfrutar en vivo
y en directo. Me gustaba mucho el maestro Enrique Morente.
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