Catedral de Mondoñedo
Una lengua es buena cuando sabe a pan fresco
(Cunqueiro)
(Cunqueiro)
Confieso que no he leído todo lo que debiera a Cunqueiro, al que por otro lado considero como paisano, fantástico viajero al final de la soledad. "Siempre me ha apetecido construir mis narraciones como viajes", escribe él.
Hace poco leí un libro, publicado por Everest, donde el maestro nos lleva por las Rías Baixas. Todo un placer para los sentidos.
Hace poco leí un libro, publicado por Everest, donde el maestro nos lleva por las Rías Baixas. Todo un placer para los sentidos.
Un escritor que acaso hizo de su vida (y sobre todo de la literatura) puro realismo mágico, en el que resplandecen las ánimas en pena -bien galaico-, así como los viejos marinos y aventureros que sueñan con imposibles, porque en el fondo él mismo era un soñador y fabulador magnífico, al que le encantaba comer. Y todo aquello que procura intensos placeres corporales. O eso dicen quienes tuvieron el gusto de conocerlo.
Este verano tuve la ocasión -en realidad así lo decidí- de acercarme a su tierra natal, Mondoñedo, para sentir más de cerca su figura, que por lo demás luce espléndida mirando, en actitud contemplativa, hacia la catedral de esta coqueta ciudad en la que el tiempo parece haberse congelado.
Me entusiasmó esta visita a Mondoñeo, y sobre todo me encandiló la odisea que viviera hasta llegar a la misma. Cualquiera diría que está en el fin del mundo.
No lo está, pero como si lo estuviera.
Me entusiasmó esta visita a Mondoñeo, y sobre todo me encandiló la odisea que viviera hasta llegar a la misma. Cualquiera diría que está en el fin del mundo.
No lo está, pero como si lo estuviera.
Sentí buenas vibraciones durante mis paseos por al misma e intenté de alguna manera re-ligarme con su espíritu visitando el cementerio en que está enterrado. Un sitio muy bello. Al principio, no daba con su tumba, hasta que unas buenas señoras me la indicaron, y aun me dijeron alguna cosas sobre este autor, que si tenía un hijo que vivía en Estados Unidos, que si no se cuidaba mucho, porque le gustaba darse a los placeres cotidianos, entre otros asuntos.
*Entre sus muchas obras, Las crónicas del Sochantre, novela ambientada en la Bretaña francesa del XVIII. Una Bretaña similiar en tantos aspectos a Galicia.
(Cunqueiro)
No hay comentarios:
Publicar un comentario