Playa de Espasa |
Sea como fuere, en Asturias pasé cinco cursos en la Universidad de Oviedo. Y eso también marca. Cinco cursos como cinco soles (esto me ha quedado algo cursilondio, excusez-moi) en los que se comienza a explorar el mundo (en realidad, uno mismo), porque nada de lo humano nos es ajeno, como bien sabemos.
Cabo de Vidio |
Desde el mirador del Fito |
Para despedir el verano, coincidiendo con la Encina ponferradina, viajé a Asturias. Y pude visitar y disfrutar de lugares que no conocía en absoluto, como el cabo de Vidio, las playas de Salinas y de Espasa o el mirador del Fito. Todos estos paisajes me entusiasmaron pero he de confesar que los que más me impactaron fueron el cabo de Vidio y el mirador del Fito.
La belleza de la costa occidental
La costa occidental del cabo de Vidio, que se halla en la parroquia de Oviñana, próxima al singular pueblo de Cudillero, se me antoja realmente espectacular.
Me fascinó asomarme a la belleza de estos acantilados grandiosos. Incluso tuve la oportunidad de saborear los sones de un grupo de música al aire libre. Lástima que el aire soplara algo frío.
En la aldea de Soto de Luiña, perteneciente al municipio de Cudillero, cuya historia está vinculada al Camino de Santiago, tienen casa Ángela y Robert, que son buenos amigos de la amiga Raque. Ángela fue alumna del escritor Suárez-Roca (natural de Busdongo, la tierra de Amancio Ortega, y autor de República de almendros). Y Robert es compañero de instituto del paisano, profesor de inglés y poeta José Yebra, con quien coincidí hace unos dos años en Llanes. Algo que cuento en El verde aroma del Noroeste.
https://cuenya.blogspot.com/2023/09/viajar-nos-abre-otros-horizontes.html
https://cuenya.blogspot.com/2023/10/acaso-el-viaje-no-es-vuelo-en-libertad.html
Salinas |
En Avilés, una ciudad ahora conocida por el centro cultural Niemeyer -un lugar para la educación, la cultura y la paz-, vive desde hace un tiempo mi sobrino Rodrigo.
Playa de Espasa |
El Oriente astur o la fantasía hecha realidad
Si el Occidente astur tiene un gran encanto, el Oriente resulta magnífico. El Oriente siempre invita a fantasear. Con sus valles profundos, sus cumbres elevadas y sus playas paradisíacas, como la de Espasa, entre otras muchas, el Oriente despierta todos los sentidos del visitante, incluso la extrasensorialidad propia de quien se adentra en un territorio de fabulación. Una belleza comestible, como me gusta decir, porque la belleza será comestible o no será, como la suculenta gastronomía astur.
Y atesora un gran patrimonio románico y prerrománico, además de una escultura, Exaltación de la manzana, realizada por el artista vasco-astur Úrculo dedicada a las manzanas que salen de un sombrero.
Un espacio, a más de mil metros sobre el nivel del mar, desde el que uno logra tocar el cielo. Se trata de un paisaje sublime, cuya belleza extrema te sobrecoge, te eriza todos los vellos del alma.
La Paloma en Oviedo |
El viaje también me permitió, por supuesto, dar una vuelta por Oviedo, que por lo general suele procurarme nostalgia. Esta vez estuve tomando algo en La Paloma, un bar con solera donde es típico el vermú y las gambas a la gabardina. Y puede adentrarme en el colorido barrio de Cimadevilla, donde late el alma de Xixón, y caminar por su largo y precioso paseo marítimo, donde, por azar, me encontré con el amigo Pablo Huerga, lo que me hizo mucha ilusión.
Paseo marítimo en Xixón |
Ahora Pablo, que es un gran filósofo y profesor en la Facultad de Filosofía de la Universidad ovetense, ha organizado unas jornadas en torno a la figura del maestro y filósofo Gustavo Bueno, que no quiero perderme por nada del mundo. Así que Asturias sigue llamándome. Y tendré que acudir a su llamada en octubre, que es cuando se celebrarán estas jornadas filosóficas en homenaje al gran Bueno, profesor en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación, al que siempre recordaré con cariño porque él me enseñó a desarrollar un espíritu crítico.
Puerto Pajares |
El regreso por el puerto de Pajares me procuró un chute de dopamina porque es este puerto otro mirador a lo sublime.
Cuenya, tambien, es mi quinto apellido.
ResponderEliminar¡Un buen recorrido espiritual asturiano!