Un placer haber participado en este libro colectivo, El Bierzo en silencio, editado por Más madera https://editorialmasmadera.com/product/el-bierzo-en-silencio/, bajo la tutela del artista Víctor Ruisánchez Ossorio, quien fuera alumno de los cursos de escritura de extensión universitaria de la Universidad de León que vengo impartiendo desde hace años (ahora también en la UNED).
El propio Víctor es el que pone imágenes a cada uno de los relatos que componen este volumen. Con mis felicitaciones a los autores que colaboran en el mismo. He aquí el mío.
“Desde
cada fotografía, nos mira siempre el ojo oscuro y mudo del abismo” (Julio
Llamazares, Escenas de cine mudo)
Hace
tiempo que no mirabas esta foto con detenimiento, como lo haces ahora que estás
quizá en un abismo sin fondo, con los achaques propios de alguien que trabajó
durante muchos años en el tajo.
Cada
fotografía, y ésta en especial, te provoca emociones que te trasladan a una
época de tu vida que giraba en torno a la minería de carbón, un mundo que ya no
existe como tal, que ya sólo pertenece a la memoria.
Una
foto en blanco y negro, como ésta que tienes delante de ti, te lleva por los
derroteros de la fabulación, aunque también te hace ser consciente de la
realidad, porque hubo una vez unos vagones, como éstos que lucen en la imagen,
cargados de carbón.
Y
aquí podría comenzar esta historia, que no es más que un montón de recuerdos e
imágenes que te asaltan en momentos como éste.
Te
gustaría contar una historia alegre, pero alguien te está diciendo -puedes
escucharlo con nitidez-, que la minería de carbón, además de procurar riqueza a
algunos -los menos-, causó estragos entre la población que entregó su vida a
esta dura profesión.
“La
mina es buena para el dueño”, te dice esta voz, que te llega desde algún lugar
que tal vez sea un no lugar. Entonces, le das una y mil vueltas a esta frase,
que se te antoja reveladora, acaso definitiva, y sientes escalofríos,
sumiéndote en una profunda tristeza.
Continúas
mirando esta foto como si se te hubiera aparecido algún fantasma. Es probable
que en este lugar, en el que está tomada esta imagen, los muertos hablen con
los vivos acerca de alguna dimensión extraña que se les escapa al común de los
mortales. |
Foto de Víctor Ruisánchez |
Y
es que los vivos siempre están preguntándose qué hay al otro lado de la muerte,
porque no acaban de entender que la vida tiene un principio, pero también un
fin. Puede que hasta el propio universo tenga un principio y un fin.
Quizá
cabría preguntarse qué hay a este lado de la vida. Y a la vez dejarse llevar
por esos vagones a través de las vías “donde el amor inventa su infinito”.
Ojalá el amor pudiera inventar el infinito. Al Oeste del Poniente. En busca de
otros horizontes perfilados con la textura balsámica de las ilusiones.
El
viaje, siempre el viaje como una forma de ser y estar en el mundo.
“La
mina es buena para el dueño”, vuelves a escuchar, casi de un modo entrecortado,
como si estuvieras en una pesadilla, donde el espacio y el tiempo estuvieran
rotos en mil añicos.
Te
lo está diciendo una voz que puedes reconocer, aunque no logras ver su rostro.
Miras
por la ventana de tu habitación al cielo, que
se muestra con una sonrisa blanca. Y en ese momento se te aparece un rostro que
en realidad son dos rostros fusionados. Es probable que el reciente visionado
de la película Persona, de Bergman,
te haya sugestionado de tal modo que estés ante un fundido encadenado. Como
dicen en el argot cinematográfico. Y es que el cine siempre ha sido y sigue
siendo una de tus grandes pasiones. El cine y la fotografía: sueños hechos
realidad.
Presentación en Ponferrada el pasado abril en el museo de la radioSara Rodríguez, Raúl Ochoa, Víctor Ruisánchez, Ruy Vega y Cuenya
¿Y
si la mina sólo es buena para el dueño, qué ocurrió con los miles de hombres y
mujeres que dejaron sus pulmones, su alma, en los subterráneos de las minas de
carbón?
Con el rostro tiznado de antracita y el cabello cubierto
por una boina de color negro, esa voz te llega ahora como una taladradora:
“Algún
día, no tardando, sabrás de lo que te hablo… pero por ahora disfruta del momento
presente, mientras contemplas esa foto en blanco y negro que te convida a soñar
con un viaje al infinito a través de unos vagones tirados por tu propia
energía”.
Sientes de nuevo escalofríos y una profunda tristeza.
Te gustaría imaginar un mundo donde la vida fuera
igualmente dichosa para todos. Pero ese mundo nunca ha existido ni existirá.
Los obreros -como esos mineros y mineras que quemaron su
vida en pozos sin fondo-, seguirán moviendo el mundo a través de los raíles de
la esperanza.
Tú
también has movido tu propio mundo, eso crees, y esperanza, ay, es lo último
que deberían perder los seres humanos, aunque la mina sólo sea buena para el
dueño.
https://elbierzo.eldiario.es/cultura-y-ocio/presentan-ponferrada-bierzo-silencio-fotos-victor-ruisanchez-textos-autores_1_11260547.html