Toño Llamas, Miriam Alonso, Marta Muñiz, Manuel Cuenya y Manuela Vidal
No amanece.
Pasan los días y no amanece.
Pasan las nubes sobre el mar y no amanece.
Nos dijeron que el mundo caminaba hacia la luz,
que todo estaba en su sitio,
que detrás de la noche vendría el alba y detrás el amor.
(fragmento del poema No amanece, de José Antonio Llamas)
Este año, y ya van seis –cómo vuela el tiempo–, Noceda del Bierzo
celebró un nuevo encuentro literario, lo que se me hace extraordinario,
al menos para quienes disfrutamos con la palabra escrita, con la poesía,
con la literatura, en definitiva. Recuperar la palabra como un modo de
ser y estar en el mundo, lograr que la palabra se encarne, adquiera
vida, qué belleza, ay, conseguir que la literatura nos ayude a viajar, a
emocionarnos, a sentir la vida como un niño o una niña que
redescubriera el mundo por primera vez, hacer que las palabras vibren,
lleguen al corazón de la gente, dejarnos mecer por los versos y los
relatos que nos susurraban nuestros ancestros en las heladas noches de
los filandones, hablar con el tiempo presente en el útero de Gistredo,
en el valle esplendoroso de Noceda, tierra de castros e ídolos, espacio
afectivo donde me nacieran y en el que, con el transcurso de los años,
he ido encontrando mi lugar en el mundo, mi envoltorio afectivo, la
temperatura emocional que deseo, casi nada.Un pueblo por el que siento
gran cariño, porque en él están mis afectos, los de la infancia y por
supuesto los de ahora, un sitio que me procura calma, un huerto epicúreo
donde cultivo la amistad, la reflexión, y también el reposo, que viene
bien de vez en cuando, un paisaje que me da fuerza para continuar
caminando, abrazando nuevos horizontes, un territorio legendario, de
cuento, en el que por fortuna siguen viviendo mis padres (divino
tesoro), mi hermana Marisa y en verdad tanta gente querida.
En esta sexta edición nos hemos reunido, como siempre en las antiguas
escuelas del barrio de Vega, que siguen mirando hacia la montaña sagrada
de Gistredo, narradores y poetas de la provincia leonesa, tan pródiga
en escritores y escritoras, además de un público generoso y entregado,
al que agradezco infinito su presencia, porque sin este público (en
torno a unas sesenta personas, incluido Tomás Vega Moralejo, el alcalde
de Folgoso, o mi amiga berciana Álida Ares -profesora en la Universidad
italiana de Trento-, que participara como literata el pasado año) nada
sería igual, aunque la poesía y la literatura, en general, brotarán y
seguirán brotando como un manantial salutífero imparable.
Mi agradecimiento no sólo para los asistentes sino para las invitadas
(tres mujeres) y el invitado a leer y contar, que en este caso y en esta
ocasión fueran la poeta y narradora asturleonesa Marta Muñiz Rueda, la
poeta, narradora e ilustradora leonesa Manuela Vidal Vallinas, la
narradora valenciana con raíces bercianas Miriam Alonso Rodrigues y el
veterano poeta y narrador leonés José Antonio Llamas, aparte de uno
mismo que tuve el placer, como ya viene siendo habitual, de ejercer como
maestro de ceremonias y despedir el encuentro leyendo un poema o texto
poético titulado El silencio, dedicado al amor/Amor.
Marta Muñiz, a quien agradezco asimismo su colaboración con el último
número hasta ahora de la revista La Curuja, nos deleitó con sus poemas
de ese “otoño es nuestro”, con su voz dulce y musical (no en vano es
profesora de música, especializada en piano, y se nota que lleva el
ritmo en las venas). Incluso nos sorprendió recitando y cantando a Lorca
acompañada a la guitarra por su compañero,el mexicano Ulises, y sus
niños, que se portaron como angelitos.
A continuación intervino Manuela Vidal, que nos leyó, además de algunos
poemas, un impactante relato, El trapero, con el que quedara finalista
en el Concurso de relatos convocado por Diario de León en 2007.
Por su parte, la novelista y bloguera Miriam Alonso Rodrigues, de cuna
mediterránea, lusa de madre y mestiza de corazón, nos leyó algunos
relatos con humor, que en algunos momentos arrancaron la risa del
auditorio, así como el comienzo de una de sus novelas (esta chica no
para, acaba de editar ya su tercera novela, y va camino de convertirse
en todo un éxito).
Por último, intervino el avezado poeta y narrador Toño Llamas,
cofundador de la emblemática revista Claraboya y autor del reciente
poemario, Manuscrito del Alba, quien nos invitó a reflexionar acerca de
la razón y la memoria, poniendo como ejemplo al gran poeta Paul Celan,
uno de sus maestros, que acabara arrojándose al río Sena atormentado por
los recuerdos. Y, es que, en el fondo los seres humanos, más que
racionales, solemos ser emocionales. Y la memoria, sobre todo la memoria
afectiva (léase también a Proust, sin afán de ponernos estupendos)
prevalece en la mayor parte de los casos y de las gentes sobre la razón.
Cuando se nos va la memoria, dejamos de ser. La memoria, esa fuente de
placer, tan importante sobre todo para un escritor o escritora, y sobre
todo esa fuente de dolor. Además de reivindicar a Celan o Rilke como
algunos de los más grandes poetas, Llamas nos leyó algunos de sus bellos
y reflexivos poemas. Y se metió al público en el bolsillo. El autor del
conocido y magnífico poema No amanece -“el mejor poeta de la literatura
española del último siglo”, según el gran poeta y narrador leonés Julio
Llamazares-, sólo escribe cuando tiene algo que decir y está convencido
de que lo que escribe no ha sido escrito antes del modo en como él lo
hace. Qué maravilla.
Hasta el próximo encuentro.