La villa del ‘buen vivir’ se convierte, desde
hace años, en la capital por excelencia de la alta montaña, con charlas y
proyecciones harto interesantes, sobre todo para quienes sentimos devoción por
los viajes y en cierto modo la aventura.
Gracias a la labor de la Peña de Montañeros de
Gistredo, que se merece todos los honores -incluido el que le ha otorgado
recientemente el Instituto de Estudios Bercianos-, tenemos la ocasión de ver y
escuchar a extraordinarios escaladores y escaladoras, capaces de treparse a las
cumbres más altas y complicadas de toda la Tierra. Los viajes que nos cuentan,
sus salidas a la montaña, nos entusiasman y nos religan una vez más con la
aventura como algo estimulante. El viaje como emoción intensa, y la escalada
como un modo de confrontarse con la vida en toda su dificultad, el riesgo
llevado al límite, incluso más allá, porque donde menos te lo esperas, salta la
liebre, pero cuando uno arriesga el pellejo, como estos intrépidos e intrépidas
de la alta montaña, adentrándose por entre la nieve, el hielo, las bajísimas
temperaturas, la falta de oxígeno, las posibles avalanchas, entre otras
inclemencias e inconvenientes, la aventura está servida y el peligro, incluso
mortal, está asegurado. No hay vuelta de hoja.
En todo
caso, es un placer y
un lujo escuchar a estos seres de hierro, y se alegra uno de que Bembibre,
sobre todo a través de Eloy Gundín (el cual también se merece un homenaje como
figura emblemática de la Peña de Gistredo), nos acerque las experiencias de
gente capaz de enfrentarse a tamaños desafíos.
La Peña de Gistredo, que es el club en activo
más antiguo de la provincia de León, comienza su andadura –nunca mejor dicho-
en los años setenta, aunque unos años antes ya realizaban excursiones por los
parajes de la zona, como las cuevas de Castropodame o el Pozo de las Ollas, subiendo
por primera vez al mítico pico Catoute a finales de los sesenta. Es
precisamente en la Navidad de 1970 cuando los de Gistredo (bello y sugerente
nombre) tuvieron la maravillosa idea de colocar el primer Nacimiento o Belén en
este mirador de ensueño, a 2117 metros de altitud, desde el que se contempla en
todo su esplendor el Bierzo al completo.
Cerca ya del medio siglo de existencia, la
Peña de Gistredo, que también ha editado varias revistas, ha realizado
ascensiones a cumbres importantes por todo el planeta, desde Picos de Europa,
Gredos o Sierra Nevada, pasando por el Mont Blanc hasta llegar al Himalaya o
Aconcagua, entre algunos otros.
Larga vida a este club deportivo, que tan
buenos momentos nos ha procurado.