Campiña Cántabra
Un año más. El tiempo corre veloz por las praderas como un potro (o potranca) desbocado en su afán por llegar a algún lugar en el mundo. Encontrar tu lugar en el mundo es una necesidad. O un simple deseo. Tener referencias. Saber donde está uno parado, que dirían los hispanos. El Eros moviendo tus alas... precisamente de deseo. Volando hacia otros mundos, en los que acabas encontrando la temperatura afectiva adecuada. Sobrevolando como un ángel, cigüeña o golondrina la surrealidad. Volar como sueño recurrente de infancia. Batir las alas. Soñar con ser pájaro. Atravesar el mundo de punta a cabo. Volver a explorar el entorno. Sentir la vida. Sentirlo todo de todas las maneras posibles. Como quisiera Pessoa. Grande, el poeta portugués. Vivir despierto. Vivir de claridades, de realidades, y no sólo de sueños, porque tan pueril es vivir de sueños como de silogismos, según el maestro Umbral, que sigue ahí, susurrándome palabras con fuerza. Todo reside en los afectos. Y por ellos nos movemos. Para otros (y otras) todo parece residir en el poder, en la guita, que putrefacciona todo cuanto toca. Todo se compra y se vende. El sexo como motor de arranque. El cibersexo. Lo cibernáutico como modo de vida occidental. Global. Glocal. La decadencia de Occidente. La emergencia de Brasil, y China y Japón. Huracanes. Terremotos. Marejadas. Explosiones nucleares. Revueltas en el mundo árabe. Gadafis estrellados en su propio egolatrismo. Bin o Ben Laden acribillado en su zulo. Libre mercado. Buitres carroñeros. Crisis de valores. Crisis existencial. Crisis, what crisis? Empitonados por la economía, enculados por hipotecas absurdas, jodidos por los banqueros y banqueras ávida dóllars, chingados por la política "fascistoide" que beneficia a los tiburones y deja en pelota picada a los de las bajas esferas, a la chusma, al hampa, que no interesa a nadie. Corrupción al por mayor. Tramas de risa. Trajes cortados por crápulas, como el tal valençiá. Esto no hay dios quien remedie. Igualdad, fraternidad y libertad como ideales imposibles, que ninguna revolución logrará implantar en la sociedad/suciedad. El miedo a la libertad. La elección del bienestar o la miseria a cambio de falta de libertades. La ignorancia como germen de esclavitud. El imperio yanki arreando candela al mundo, sobre todo a los Afganistanes e Irakes. El sistema (Gran Hermano) apisonando nuestros sueños. Que desgracia. Canibalismo a la carta. El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante. Qué enorme, Greenaway. Woody Allen soplando el clarinete en la Gran Manzana. Un lunes cualquiera. Medianoche en París. Pero esto no es lo que quería contaros. Se me fue la santa a los cielos. Quizá fuera el santo Ecce Homo. Lo siento. Que alguien (alguién, que dirían en mi aldea) me la baje. Retomo.Cada cual debe hallar su espacio. Y su tiempo. Su tempo. Somos hijos (e hijas) de nuestro tiempo, que acelera su paso a ritmo vertiginoso. No hay quien a parar los relojes del tiempo, que se revela dimensional y agujereado en su infinitud curvada. Figura que a lo mejor ni existe. O sí. La relatividad, siempre presente, en este universo desconocido como un enorme cerebro, complejo e ininteligible, acaso como un queso Gruyère. La incertidumbre. Y el azar como parte esencial, formando parte de nuestras vidas. Match point. La cuenta atrás. La cuenta, por favor, garçon. La finitud nos invita a seguir recorriendo camino. Caminante sí hay camino al andar, bajo un firmamento tachonado de estrellas apagadas hace millones de años. Caminante sí hay camino y también estelas en la mar. El sabernos mortales (y rosa) nos ayuda a vivir cada instante, con intensidad, a toda mecha, carpe diem, dándole estopa a las ilusiones, que a veces se trocan en banalidad, en fruslería. Qué viva la bagatela. Lo demás es cuento. ¿Queréis que os cuente el cuento del gallo capón?... Clases, correcciones, reportajes, crónicas, publirreportajes, ciclos y tardes de cine (hasta que pegara un giro la política)... así voy conformando esta vida de prosa y absurdo, a veces puesto en orden y (des)concierto.
Hay que buscar belleza (bondad) en la naturaleza, en el ser humano, que en ocasiones adopta dientes de lobo o loba. Prefiero las lobas amamantadoras. Ejercer de Rómulo (o Remo) surcando mares y ríos. Tras la paz interior, y esa serenidad que da el sueño cobijador de un castaño o de un nogal centenario.
Un año más que se pierde, o se gana, depende de cómo se quiera recordar. Echo la vista atrás y me doy cuenta de tantas y tantas cosas. Darse cuenta es algo imprescindible. Hago auto-análisis. Me dejo hacer. Voy haciendo, componiendo clases, talleres de memoria, reportajes, crónicas, publis, correcciones (la última fue para la editorial LID sobre un libro intitulado Despierta el talento, esto creo que no lo había dicho).
Ningún tiempo pasado fue mejor, aunque a uno le guste regodearse en la memoria, esa fuente de placer, y casi siempre de dolor. El recuerdo (y el saber) produce dolor, no siempre, y es fuente de transpiración. Que la inspiración y las musas nos pillen trabajando. La memoria ayuda a componer la sinfonía de la ficción, aunque sea en y desde el desván de las telarañas. Intento recordar, sobre todo los buenos momentos, siempre con afecto y desde el mismo.
Hoy me apetece escribir un canto a la amistad y todo aquello que procura bienestar. Gritar palabras amorosas desde el alto del Catoute. Subido a la cumbre del tiempo. Recuerdo una primavera espléndida (no me preguntéis por qué) y un verano cargado de viajes por el interior de la provincia, incluso fuera de la misma.
Lago Somido o Sumido-El Bierzo
Castillo de Cornatel-El Bierzo
Viajes por el Bierzo, que se muestra lindísimo en su lago Sumido o Somido, mientras saboreo, en compañía amorosa, un bocata de jamón serrano; hago un alto en el Bierzo-mirador, recostado bajo las faldas del castillo de Cornatel, y prosigo ruta por ese Bierzo serrano escondido en el útero de Gistredo, por ese Bierzo fluvial, que me embarca en una aventura inolvidable.
Valle de Finolledo
Burbia
Con Javi y Ana en Alto de San Bartolo-El Bierzo
Recorro algunos mapas afectivos: el Alto de San Bartolo en su mirada al valle de Finolledo, Vega de Espinareda y el monasterio-colegio en el que nunca estudié (donde el ex Rector Avelino Rellán sigue morando), la coqueta aldea de Penoselo, la cinematográfica Burbia, la musical Aira da pedra (la aldeíca, según Nombela)... Qué maravilla, queridos amigos Javi y Ana, querida Amor.
Salentinos
Salientes
Salentinos (punto de partida al Catoute) y Salientes (extraordinario el descubrimiento del escritor Antoniorrobles gracias a Mónica y Antonio Robles, los responsables de Mil madreñas rojas) como espacios insustituibles, a los que volveré una y otra vez. La peña del Seo, con su pasado de wólfram, como lugar olvidado (en el Bierzo Alto ni se sabe de su existencia) Qué curioso. Lo mismo ocurre con Ferradillo (la pequeña Rusia). Será que la historia la escriben siempre los mismos, en este caso los fachas.
Con Jaime y Abraham en el bar Bierzo- Potes (Cantabria)
Potes-Cantabria
Monasterio de Viaceli-Cóbreces (Cantabria)
Y luego esos días de estío, rodeado de mar, vacas y lírico verdor, en Cóbreces, re-descubriendo la espiritualidad que procura el monacato de Viaceli, nombre de algún clavel, abadía de esperanzas, en compañía del padre Leo (que es un hombre bueno y buen hombre), comiendo al lado de la enigmática JMJ y una monjita desdoblada en su deseo (vaya deseo el suyo) por alcanzar la estupidez celestial. Qué pena. Esos paseos por la Cantabria infinita. Y ese reencuentro con Jaime y Abraham en Potes, pueblo ensoñador, que me religa con mi matria infantil.
El Bolao-Cóbreces-Cantabria
El Capricho de Gaudí-Comillas-Cantabria
San Vicente de la Barquera-Cantabria
Desde San Glorio-Cantabria
Esa Cantabria que se abre como un cuadro expresionista y sublime, sembrado de acantilados y bosques milenarios. Ese regreso, después de tantos años, a Santillana del Mar, Comillas y a San Vicente de la Barquera (qué belleza). El sabor del queso trapense, bocado exquisito. El aromático tacto de otras viandas de monasterio. Los paseos amorosos por el "Bolado" como románticos empedernidos. Tanta pasión... para mucho.
Llamazares en Lugueros
Lugueros-León
Olleros de Sabero-escenario de Escenas de cine mudo
A veces para nada. Como nos cuenta Julio Llamazares en su último libro de relatos, a quien vi en en la montaña leonesa, en Lugueros, un día en que en Noceda corrían los burros. Perdón. Un encuentro que resultó verdaderamente entrañable. "Vengo directamente desde Primout para verte", le digo a Julio, acaso para hacerle un guiño sobre la estancia del poeta Ángel González en esa aldea perdida en el Alto Bierzo. Ya serán menos lobos, Caperucita. "Bueno, en realidad vengo a verte desde Noceda del Bierzo".
Primout
El encuentro literario en Noceda también se me hizo emocionante, y ese recuerdo del amigo Mingo, cuando leí algo sobre tapines y bodegas, me latió hondo: "En realidad, tú inventaste las Tardes de Autor con aquellas veladas literarias en la bodega". Qué bonito. Tantos encuentros... Como el que tuviera, ciertamente inesperado, con Aitana Sánchez Gijón en Comillas, donde Gaudí, el genio inspirado en los hongos de la Capadocia, tiene su Capricho. Una Cantabria que me hace recordar los Países Bajos, y aun Inglaterra y Gales, en su belleza paisajística. Suave y dulce como una melodía pastoral.
Celorio-Asturias
Tazones-Asturias
Cudillero-Asturias
Llastres-Asturias
Y luego las "Asturies matries querides" a su paso por Llanes (vamos a parar en Llanes, decía el autobusero, en aquellos mis viajes eternos e inolvidables como joven estudiante desde Oviedo a Bilbao), la Ribadesella de los descensos en canoa, las playas de Celorio, que tanto gustan al cineasta Gonzalo Suárez, la aldea pesquera de Tazones, la ahora mediática Llastres, el algo decepcionante Cudillero (tanto me había hablado Yolanda, que lo creía paraíso), el puerto de Ventana y el salvaje esplendor de la naturaleza, Peña Ubiña alumbrando los sueños, Babia al fondo, brotada en alucinación, Truébano como espacio acogedor.
Puerto Ventana-Asturias
En Babia-León
Peña Ubiña
Truébano-Babia
Jose y Ludi en Truébano
Gracias, José, gracias, Ludi, por vuestra hospitalidad. El puente de las palomas. La entrada en Laciana. Y el último trecho hasta alcanzar de nuevo la matria. A la orilla queda la estación de Páramo del Sil, donde el autor de Áspero mundo llegara un día de lluvia, posguerra y desamparo.
Luarca
Tumba de Severo Ochoa-Luarca
Centro cultural Diego Jesús Jiménez en Priego-Cuenca
Priego al fondo
Pero el verano no parece agotarse. Y el 2011 dio mucho de sí. Un agosto estirado como cuello de jirafa. Festivo, jaranero, poético. Como ese Priego que pervivirá más allá de todo olvido. Dispuesto a repetirlo, aunque ya no pueda bañarme en las mismas aguas, ni siquiera en el mismo reguero. Antonio Colinas aportando luz mediterránea, Luis Alberto de Cuenca resumiendo su poética en Eros y Tánatos... Priego impregnado de afectos y amistades: Olga, Anabel, Adriana, Társila, María, Idoia, Ángel Luis Luján, Miguel Mula, Rafa Escobar, Curiel, Fernando Nombela, Pilar Blanco, César Gavela, Tomás Néstor, José Enrique Martínez... y tantos otros y otras.Taramundi
Tapia de Casariego
Desde Ribadeo-Galicia
Y esos viajes a la Galicia ortegal y folclórica, que ya son un ritual imprescindible, y a la playa de As Catedrais, escenario gótico, como de leyenda draculina. Un recorrido ceremonial por el pueblo pesquero de Rinlo, por Ribadeo (donde existe una calle dedicada a Villafranca del Bierzo y donde vive un paisano nocedense, Cape), y a tantos sitios, incluidos Castropol y Tapia de Casariego (insólita por su atole tapiego, o sea, mexica) y Luarca (me entusiasma este lugar donde nacieran a Severo Ochoa y Alsa-Autobuses de Luarca Sociedad Anónima), Vegadeo (tal vez la ría más cercana del Bierzo), Taramundi (cuyo nombre remoto y primigenio me sigue haciendo soñar despierto). O bien ese viaje iniciático a Mondoñedo para encontrarme con Cunqueiro y su mundo de fabulación. Y a Foz. La vuelta a A Fonsagrada, por segundo año consecutivo, tras los pasos del documental Elogio de la distancia y el gran Bolaño, el chef del restaurante Cantábrico.
As Catedrais-Galicia
Rinlo-Galicia
El verano como la estación más poética del año, que rematé volviendo sobre mis pasos de estudiante universitario a esa Salamanca de viva la Pepa, bellísima en su monumentalidad (incluidas algunas "seras" humanas) y en su intra-historia a orillas del Tormes. A decir verdad, se me apareció en todo su fulgor el alma de la Santa Teresa.
Claustro de Fonseca-Salamanca
CoArizona-Lugo
Luis Tosar en concierto-Lugo
Budiño y Kepa Junquera-Lugo
Y un otoño cálido y polícromo, arrullado por el canto de los urogallos. Un San Froilán lucense rebosante de estupendos conciertos, como el de los Arizona Baby y los Coronas (los Co-Arizona), Budiño y Kepa Junquera o Berrogüeto. Incluso la presencia de Luis Tosar y su banda. Un otoño teñido por aromas marroquíes: Marrakech, Esssaouira, Rabat, Temara, Casablanca o Casa.
Rabat-Marruecos
Un otoño-magosto dándole estopa, ahora sí, a los malos espíritus. Hay que espantar los meigos y meigas. Aún así siguen ocurriendo desgracias. Inevitable que es la muerte, la muy cabrona. El accidente mortal de un vecino, Venancio el de Josetón, me produjo una gran tristeza. Y la muerte de María, de la que acabo de enterarme, me ha desmoronado. Una chica bembibrense, con quien tuve algún trato. Joven y sonriente. Una mierda, el cáncer. La muerte, siempre la muerte, de varias personas, paisanos, paisanas, vecinos, etc. Un otoño de expos fotográficas como las de Robés: La Habana y El oficio de mirar (dedicada al maestro Pereira). Incluso alguna excelente expo invernal, como la de Presa, que hiciera el pasado mes de marzo en La Moncloa de Cacabelos. Y un invierno que promete. De momento, Sara R. Gallardo nos ha obsequiado su Epidermia.
Si es que un año se pasa volando pero puede ser nutritivo y esencial, chingado y esperanzador.