LA FRAGUA LITERARIA LEONESA
Manuel Ángel Morales: "La narrativa es el mejor cauce para comunicarme con el mundo"
Manuel Cuenya | 25/04/2017 - 10:20h.
"...El monje y el guerrero son muy parecidos. Ambos coinciden en la renuncia a la vida, en adoptar una actitud abierta hacia la muerte. De este modo, se hacen libres e inmortales porque viven cada día como si fuera el último y lo viven con alegría, sin miedo.
La renuncia es una elección. Renunciar para tener. Rechazar para recibir..."
(Manuel Ángel Morales Escudero, 'Hikikomori')
Poeta, narrador y crítico literario perteneciente a la Asociación Española de Críticos literarios, Manuel Ángel Morales Escudero –hijo del también narrador Ángel Morales, a quien también le hemos dedicado una fragua en este mismo diario digital–, está ahora presentando su nuevo libro, recientemente en la Feria del Libro de Ponferrada, que cada año se nota más floja, acaso porque la cultura no le interesa a nadie, ni siquiera a los concejales ni concejalas de cultura, sean del bando que sean. Malos tiempos para la lírica, aunque las letras, dicha sea la verdad, nunca han gozado de buena salud en este país, al que le interesan otros asuntos, tal vez más prosaicos.
'Hikikomori' –cuyo título y término japonés hace referencia a esos jóvenes eremitas, que viven aislados del mundo, amparados en su propia realidad virtual de ordenadores y consolas–, es su nueva criatura literaria, la segunda parte de su trilogía centrada en la corrupción.
La primera fue 'Insectalia', una novela en la que se hacía –en palabras de su propio autor– una crítica durísima del actual sistema de partidos y de todo lo que ha pasado en España desde la Transición, "que nos ha traído hasta aquí, al lugar donde estamos ahora, ante la corrupción total y la amenaza de colapso del sistema", explica Manuel Ángel, que ahora nos ofrece esta crítica y sátira y al mismo tiempo este homenaje al mundo del cine y de los videojuegos, que en eso consiste 'Hikikomori', "un fenómeno muy japonés en una sociedad en la que el culto al eremitismo está muy arraigado".
Morales, devoto de la literatura japonesa, ha escrito incluso su reciente obra con una técnica narrativa que se asemeje al videojuego. "Estampas y etapas que se van sucediendo hasta alcanzar un clímax de violencia total que todo lo consume. Es un viaje de sus protagonistas hacia la muerte y hacia la pureza".
Un adolescente pasa su tiempo jugando en la Red (algo tan habitual en la época actual, al menos en el llamado mundo desarrollado) en un juego conocido como "Campo de Batalla" hasta que conoce a otro adolescente. Y ambos se unen a un grupo llamado "Caballos desbocados", que salen, como vampiros en las oscuras noches, a limpiar la Megaciudad, donde habita la pérfida casta de los corvinos. De este modo, se convierten en guerreros sanguinarios. Este sería más o menos el argumento de esta curiosa novela, que, dicho sea de paso, hace recordar (salvando las distancias espacio-temporales) a 'La naranja mecánica', la novela de Burgess y la adaptación de Kubrick.
"Hikikomori es mi libro más violento y descarnado, la rebelión desesperada de un grupo de marginados sociales ante una sociedad corrupta que les deprime y a la que liberarán a sangre y acero. Es una alegoría que muy bien podría aplicarse a esta provincia corrupta, a este país traicionado", señala Manuel Ángel, que siente adoración sobre todo por algunos maestros de la literatura japonesa, como es el caso de Yukio Mishima, que le ha influido de un modo decisivo, según él, con "su modo de entender la vida a partir de la literatura, la hondura y belleza de su prosa, la audacia de sus obras, que son formidables".
"Hikikomori es mi libro más violento y descarnado, la rebelión desesperada de un grupo de marginados sociales ante una sociedad corrupta que les deprime y a la que liberarán a sangre y acero"
Asimismo, confiesa su gusto por la obra de Kawawata y Soseki. No obstante, también reivindica a los grandes maestros rusos como Bunin, Bulgákov, Solzhenitsyn. "Son muchos. Creo que cada libro viene en tu ayuda en un momento determinado de la vida", especifica al tiempo que rememora a algunos genios de la literatura española como el "irreverente Quevedo", el autor anónimo de 'El Lazarillo', o bien algunos escritores más modernos como es el caso de Miguel Espinosa y su 'Escuela de mandarines', que "es de lo mejor de las letras hispanas".
Su vocación por la literatura surge muy pronto, habida cuenta de que, desde que era niño, se recuerda con un libro, los libros como una grata compañía. Y en el colegio comenzó a escribir de un modo creativo ganando concursos y premios, que le animarían a seguir, algo que ya no ha podido abandonar.
Posteriormente, en Colegio Mayor Universitario en Madrid, dirigió el Aula de Literatura y allí tuvo la ocasión de conocer a muchos y buenos autores, entre ellos a Francisco Brines, Carlos Bousoño, Julio llamazares, Aparicio, Merino, Pombo, Villena. "Fueron años muy creativos en los que gané el Premio de Poesía de los Colegios Mayores de Madrid y en los que viví muy de cerca la vida cultural de la capital. Desde entonces conservo buenos amigos tanto en la creación como en la crítica literaria", rememora Morales, quien se inició en el mundo literario de la mano de la poesía, que fue, a su juicio, la forma más espontánea de expresarse en aquel momento de su vida.
"Creo que, al igual que Rulfo que publicó muy poco, tengo algunos poemas de los que me siento contento, como 'Velero en la espuma'. Con ese poema y algún otro estoy plenamente satisfecho. En su día, junto con Gregorio Esteban Lobato, hicimos un espectáculo de poesía, música y danza, 'Dithyrambus', que resultó muy interesante e innovador en su momento". De esa época son 'Poemas' (1988) y 'Allá en la montaña' (1996).
Luego, con el paso de los años, llegaría la narrativa "como el mejor cauce para comunicarme con el mundo", tanto es así que su faceta como narrador es la que ahora más le satisface. 'Cuentos del durmiente' (1997), que son cuentos escritos con una prosa precisa, fue su primera obra narrativa. Se trata de "microrrelatos en los que está presente lo inusual, el elemento fantástico y mágico", a los que siguieron sus novelas 'Insectalia' (2011) y 'Hikikomori' (2016).
"Mi literatura no es usual ni sencilla. No son libros convencionales. Requieren un lector cultivado. Son novelas ácidas, duras, violentas, apasionadas", precisa su creador, que, aunque nacido en Ponferrada -ciudad por la que siente afecto-, no cree que este lugar concreto, ni ningún otro, lo haya marcado, porque para él, que también ha vivido en Galicia, en Madrid y en los Estados Unidos, lo más importante es la vida interior no el lugar en que uno nazca o viva.
El Bierzo como encrucijada
En todo caso, está convencido de que el Bierzo, donde vive en la actualidad, está en una encrucijada, porque tiene que decidir entre quedarse con su imagen clásica y caduca o apostar por renovarse. "La minería no va a ser una solución para esta tierra. En el futuro, los alimentos serán el mayor problema al que se enfrente la humanidad. El Bierzo puede enarbolar la bandera de los alimentos de calidad y ser líder mundial en su producción y transformación, junto con el resto de España. La cultura, el turismo y el rico patrimonio histórico artístico de esta tierra son, junto con la alimentación, la base de un futuro prometedor", especifica este poeta y narrador ponferradino, al que le entusiasma leer aquello que pocos leen, aquello que está fuera del circuito editorial convencional, porque es ahí donde "encuentras autores y obras muy interesantes".
Convencido de que a menudo las editoriales convencionales no se atreven a publicar ciertas temáticas, ciertos autores que no comulgan con la oficialidad -autores malditos que dicen lo que nadie dice-, Morales apuesta por esta suerte de literatura.
En cuanto a la literatura que se está haciendo en León, cree que nuestra provincia es cuna de muy buenos literatos, porque hay algo en la idiosincrasia del pueblo leonés, "rebeldía, inconformismo, ansia de libertad que se expresa mediante la literatura como en ningún otro lugar".
En este sentido, cree que vivimos en una edad dorada para la literatura. "Se escribe mucho y hay muchas obras interesantes. Hay tanto que es imposible leerlo todo aunque sea uno un lector voraz como yo, que me leo hasta cinco o seis libros a la vez. Pero la efervescencia es tal que, como digo, no es posible leerlo todo. Ahí es donde entra la labor del crítico literario intentando dar a conocer lo que se está haciendo en la actualidad", añade este crítico literario, cuya faceta le viene de la mano de su gran afición a la lectura. "Un crítico no es más que un gran lector con la suficiente sagacidad intelectual como para ver lo que otros no ven".
(En este enlace de ileon, donde está publicada esta fragua, puedes leer todo el reportaje-entrevista dedicado a Morales Escudero): http://www.ileon.com/cultura/073276/manuel-angel-morales-la-narrativa-es-el-mejor-cauce-para-comunicarme-con-el-mundo