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viernes, 24 de agosto de 2018

Almería, estupendo escenario de cine

Árabe hasta en su médula (y por su puesto en su nombre), al-Mariyyat (atalaya o espejo del mar) o bien al-Miraya (mirador) es un estupendo escenario de cine, donde se han rodado, desde hace décadas, unos buenos cientos de películas, entre ellas, algunas del genial Sergio Leone (Trilogía del dolar... cuenta con una calle. Tendremos que leer La Almería de Leone).
Alcazaba con el primer taifa en primer plano
Y aun Rey de reyesLawrence de Arabia, de Lean, Cleopatra, de Mankiewicz, Patton, de Schaffner (cuyo director artístico fue el entrañable Gil Parrondo), Indiana Jones y la última cruzada, del colosal Spielberg (en desierto de Tabernas, alcazaba, calle Almanzor, el claustro de la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad...), 800 balas, o la serie Curro Jiménez, que llegué a ver embobado, siendo un rapacín. Me encantaba Curro Jiménez. 

Enumerar la cantidad de películas que se han filmado en esta tierra sería tarea harto complicada y acaso tediosa. Así que dejo a los lectores y lectoras que busquen por sí mismos todo aquello que deseen curiosear y saber.
Castillo de Tabernas
Recomiendo, entre otras lecturas, el relato de verano (II), incluido en Almería de película, que recientemente ha publicado nuestra amiga, la narradora y poeta Ana María Romero Yebra, quien estuviera hace poco en el útero de Gistredo, con motivo del Noveno Encuentro Literario. 

No en vano uno se siente atraído por el cine, por su exotismo árabe y sureño, por su luz, por su clima, por su modo de vida, por las huellas que dejara el escritor Juan Goytisolo (con archivo-fondo documental incluido, al menos llegué a verlo cuando vivía allí, con fotos, libros, manuscritos...).
Claustro de la Escuela de Artes y Oficios de Almería
Si es que en esta tierra uno se puede nutrir de sol, algunas frutas y la morenez radiante de su Humanidad (esto último igual me quedó algo exagerado. O en extremo atrevido. Mejor no autocensurarse, en todo caso).

Salta a la vista mi devoción por una tierra, Almería, que he tenido la ocasión de conocer, al menos algo. Y me dejado el sabor dulce de lo bello. Siempre tras la belleza, que engendra amor, la única protesta que merece la pena en este mundo. ¿Verdad?
La belleza andalusí de Almería, la belleza cinematográfica de esta tierra llena de sol, con una luz maravillosa para poder filmar desde grandes y hermosas películas hasta spots publicitarios. 
Almería, con sus mini-Hollywood enclavados en el hipnótico desierto de Tabernas, es un escenario perfecto para rodar, para filmar películas... Y sobre todo pelis del Oeste: los western y aun los spaghetti-western. Y encima a precios asequibles. Ya sabemos de los costes elevados de la industria cinematográfica. 
Tabernas

Inevitablemente, Almería me hace recordar y aun me lleva hasta las puertas del desierto marroquí, la conocida ciudad de Ouarzazate, que cuenta, a la entrada, con su rotonda del cine (al igual que Ponferrada) y al menos dos estudios de dedicados al llamado Séptimo Arte, y donde se han filmado muchísimas películas, también por su bajo coste, si lo comparamos con otros lugares en el mundo, y por su luz, el alma de la fotografía, del cine. 
Panel Indiana Jones y la última cruzada

Existen incluso rutas de cine por toda la provincia almeriense, no sólo por el desierto de Tabernas, sino por el Cabo de Gata-Níjar (recuerdo que en la isleta del Moro, lugar idílico, se rodó una película El pájaro de la felicidad, de Pilar Miró) y aun por la capital, donde existe una casa-museo dedicado al cine (el Cortijo Romero, donde se alojaran, entre otros, el gran John Lennon o el fenómeno Clint Eastwood, que nos ha dejado obras maestras como Million Dollar Baby, Gran Torino, Los puentes de Madison) y pueden verse paneles indicativos de los rodajes que han tenido lugar en esta capital. El emblemático monumento de la Alcazaba (genuino mirador a la ciudad y al mar) sirvió por ejemplo para filmar algunas escenas de Indiana Jones y la última cruzada. Sólo por ser escenario natural fílmico, Almería ya amerita (quedó algo cacofónico, pero lo dejo así) de una visita. Continuaré el recorrido...

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