Félix Grande
Casas colgadas de Cuenca
Allí tuve la ocasión de conocer a Félix Grande, a quien me encantó escuchar. Ahora nos ha dicho adiós, qué pena, porque los artistas de verdad no deberían morirse nunca. Bueno, Félix seguirá velándonos con su espíritu, con su duende, puesto que él era capaz de hipnotizar al público con sus anécdotas, con su saber, con su decir poético, con su pasión por el flamenco y su balada del abuelo Palancas. Félix Grande, heredero de la poesía de Luis Rosales, César Vallejo y Machado, me entusiasmó y me seguirá entusiasmando. Nunca lo olvidaré. Y para mí siempre quedará asociado a Priego, que se me hizo estupendo espacio para compartir ideas y emociones. Por supuesto, me gustó mucho volver a ver a amigos y amigas, y disfrutar de unos gloriosos días de poesía.
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