Mestre en el Bergidum con La música de las bicicletas
Sublime, el espectáculo que nos ofreció Mestre ayer jueves en el Auditorio de León. Una fusión perfecta de música y poesía, de energía y emoción. Una maravilla que uno no puede perderse, sobre todo cuando ama la poesía y la música (tan hermanadas) por encima de todo.
María José Cordero en el Bergidum con La música de las bicicletas
La música de María José Cordero, que canta como una ángela y la lírica del trovador berciano, Ciudadano Mestre, recitador colosal, gran poeta, capaz de sacudirnos las entrañas con su voz poderosa, hipnótica, con su presencia escénica, con la fuerza rítmica de su palabra hecha carne, con su verbo revelador, con su yo proyectado a las estrellas y su sentir cercano, arraigado en la tierra, nos devuelve a la realidad, a la tierra de nuestros antepasados, que lucharon con todo su coraje y valentía, y nos hace acariciar la ternura que borda el valle del Bierzo, de su matria villafranquina, de nuestro útero. Un concierto/recital lleno de magia, La música de las bicicletas, cuyo montaje le corresponde a Miguel Varela, fenómeno de la escena, pues no en vano es el director del Teatro Bergidum de Ponferrada, y en el que intervienen además tres músicos: Uriarte, Collado, Corral, y una soprano, Calderón de la Barca, que logran cautivarnos.
Me pareció magnífico cuando lo vi por vez primera en Ponferrada pero ahora me ha encantado.
Grande, Mestre. Y grandes también quienes lo acompañan en esta aventura músico-poética o poético-musical.
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