Tònia Passola, Ana María Romero, Gustavo Vega, Cuenya, Cubelos, Antonio Esteban
Un año más (qué bueno y qué saludable eso de seguir cumpliendo años y sueños) nos hemos dado cita poetas y narradores en Noceda, en las antiguas escuelas del barrio de Vega (donde la maestra Engracia/Desgracia, qué terrible, estropeara a toda una generación, o más, de rapazas). Pero esta es harina de otro costal, y no voy a entrar en ella. Daría para una novela.
En el encuentro también rememoramos (esto forma parte de la vida, por desgracia) el terrible accidente que ocurriera en Santiago de Compostela hace algo más de un mes. Confieso que se me puso un nudo en la garganta (y se me estropajó la lengua) mientras di lectura al poema-recuerdo-de Santiago.
Agradezco, como no podía ser de otro modo, que nuestros invitados de honor aceptaran con gusto la invitación y espero que se hayan sentido como en su casa leyendo y recitando sus poemas. Gracias Ana María Romero (por tus sentidos poemas de tu primera y actual épocas), Tònia Passola (por tu poética universal recitada en catalán), Antonio Cubelos (por tus poemas de memoria, impregnados de morriña), Antonio Esteban (por tu poesía recitada con fuerza y sentimiento), Gustavo Vega (por tu saber hacer, tus recuerdos entrañables de Villaverde de los Cestos y tus haikus en diferentes idiomas, ah, y tu soneto paseado susurrado), y Jose Caurel (que nos obsequiaste, con tu arte, tu voz, tu guitarra y tu gracia) bellas piezas musicales.
El próximo año, Dios mediante (que diría el cura, joder, me está entrando la vena creyente, qué cosas), más. A por el Quinto Encuentro.
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